Debemos estar siempre preparados pues cuando menos lo esperemos llegará el Señor a juzgarnos. Al juicio personal tras la muerte seguirá el juicio universal al fin de los tiempos, donde la justicia mostrará a todos las obras buenas y malas de cada uno. La vida no es más que una prueba donde para mostrar si amamos a Dios sobre todas las cosas o, por el contrario, nos amamos más a nosotros mismos y al mundo. Al fin de nuestros días tendremos que rendir cuentas.