I Domingo de Adviento
Rom 13: 11-14
«Es hora de despertar del sueño»
San Pablo nos dice en la primera lectura de la Misa de hoy: “Ya es hora de que despertéis del sueño”. Teniendo en cuenta todo lo que está sucediendo, ya sería hora de que despertáramos del sueño. El pueblo cristiano vive en un estado de letargo y adormecimiento. Estamos viviendo en una situación “explosiva” tanto a nivel civil como a nivel religioso y es necesario que despertemos del sueño.
La Iglesia fundada por Jesucristo ha sido vaciada de contenido:
1.- Ya no se habla de la cruz de Cristo, doctrina esencial para el cristiano. Hoy se habla de los derechos del hombre, de la conservación de la naturaleza, del compromiso social con los pobres, de la dignidad humana; pero ya no se menciona la cruz de Cristo, enseñanza central para el cristiano, pues fue en la cruz donde fuimos redimidos y nosotros hemos de participar de la cruz de Cristo, a la cual estamos asociados desde el bautismo.
2.- Ya no se habla de los pecados personales y de la necesidad de conversión, sino del pecado social. El hombre se ha convertido en árbitro de su propia conducta.
3.- Ya no se habla de la pobreza cristiana por amor a Cristo, sino que se habla de la pobreza y de ella se hace responsable a los ricos al más puro estilo marxista. Habiéndose olvidado que “no sólo de pan vive el hombre”. Ahora se dice que lo que el hombre necesita es tierra, trabajo y techo.
4.- Ahora se dice que todas las religiones son iguales; cuando en realidad, lo que ellas enseñan son doctrinas totalmente diferentes, y en muchos casos opuestas.
5.- Ha sido desvirtuada la Eucaristía. Desde el momento en el que se autorizó la comunión en la mano y cuando Pablo VI autorizó a los laicos a tocar la Eucaristía… Ello llevó al pueblo cristiano a perder la devoción a la Eucaristía. La Misa dejó de ser la actualización del sacrificio de Cristo para pasar a ser un banquete.
6.- Se le ha dado la vuelta al concepto del amor. El amor es Dios. El amor humano es un analogado del amor divino; en cambio ahora el amor se ha reducido al sexo.
7.- Otro fenómeno también que manifiesta el vacío de la Iglesia ha sido la destrucción de la jerarquía como tal. Una de las manifestaciones del demonio es hacer que el hombre actúa contranatura; pues bien, la jerarquía ya no actúa como pastor y maestro, sino que ahora se dice cuando se toma posesión de una diócesis: “He venido aquí a aprender”; o cuando se pide a los laicos que sean ellos los que bendigan al jerarca, como hizo el actual papa cuando fue nombrado tal. Da una inmensa pena cuando vemos que la jerarquía se ha rebajado tanto; obispos bailando en los estadios; en cambio, en los tiempos de las persecuciones romanas, era precisamente en los coliseos donde morían y ofrecían su vida para defender su fe.
Y un poco más adelante el mismo San Pablo nos dice en la primera lectura de hoy domingo: “La noche ya está muy avanzada y se acerca el día…” Esa es nuestra esperanza, que si la noche está ya muy avanzada, el día está ya cerca. Eso quiere decir que la salvación está ya más cerca que cuando abrazamos la fe. Cristo es nuestra vida, y no podemos permitir que nadie nos la robe.