Humani Generis y la Teología de la Creación

Este artículo hace referencia a la loable contribución de los artículos publicados porThe Kolbe Center for the Study of Creation, “Creation and Time” (Creación y Tiempo) y “If You Believed Moses, Would You Believe Me” (Si creyerais a Moisés, creeríais a mí), cuya lectura recomiendo encarecidamente. Al mismo tiempo, ofrezco mi propia reflexión sobre la correcta interpretación de la encíclica Humani Generis, y su influencia en la teología de la Creación.

portada creation and time

Pienso que el problema de la encíclica Humani Generis consiste precisamente en estas palabras: “pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios”.

No sé si los autores se han dado cuenta de ello, pero ellos mismos omiten precisamente estas palabras en el artículo “Creation and Time”. Ellos señalan exactamente las palabras que preceden y continúan mencionada frase.

Los autores afirman (p. 25): “Es en este contexto – y SOLAMENTE en este contexto – que la permisión de Pío XII de “entre los hombres más competentes de entrambos campos, sea objeto de estudio la doctrina del evolucionismo”, puede y debe ser entendida.”, y, después de esta frase, va la siguiente:

“Pero algunos traspasan esta libertad de discusión, obrando como si el origen del cuerpo humano de una materia viva preexistente fuese ya absolutamente cierto y demostrado por los datos e indicios hasta el presente hallados y por los raciocinios en ellos fundados; y ello, como si nada hubiese en las fuentes de la revelación que exija la máxima moderación y cautela en esta materia (DZ, 2327).”

Las palabras que citan, no representan ningún problema (sin embargo, creo que se podía haber sido más crítico contra la evolución). Y, si se explican bien, pueden hacer mucho bien. Es bueno que los católicos se impliquen en las ciencias experimentales y defiendan su fe, denunciando errores y propaganda falsa.

Pero, el problema, un problema muy grande, se encuentra en estas palabras: “pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios”.

Pensemos por un instante:

  1. ¿Cuándo la Iglesia Católica dijo que solamente las almas fueron creadas directamente por Dios?

Respuesta: Nunca. Siempre y cuando la Iglesia enseñaba sobre la creación del alma, al mismo tiempo hablaba sobre la creación del cuerpo.

  1. ¿Es verdad que la Iglesia no habló sobre la creación directa del cuerpo?

Respuesta: Todo el mundo puede comprobar y preguntar cómo todos los Papas y santos doctores de la Iglesia y los Padres antes del siglo XX entendían la creación del hombre. (E incluso en el siglo XX. Honestamente, no estoy seguro respecto a la visión personal de Pío XII.)

  1. Esta afirmación de Pío XII, analizada gramáticamente de forma independiente del contexto – implica que quizás el cuerpo del hombre podía haber sido “creado” de la materia viva pre-existente.

Los autores dicen: “Es en este contexto – y solamente en este contexto – cómo la permisión del Papa Pío XII para que ‘entre los hombres más competentes de entrambos campos, sea objeto de estudio la doctrina del evolucionismopuede y debe ser entendida.”

Lo siento, pero yo interpreto las palabras de Pío XII partiendo de ellas mismas – con el fin de sopesar todos sus efectos, omisiones en el entendimiento y malinterpretaciones. Ellas pueden ser explicadas en ese contexto, si no contradicen la misma idea. Por lo tanto, la dificultad radica en si una afirmación contraria a la fe pudiera ser deducida de las palabras de Pío XII.

De nuevo, las palabras que H. Owen, D. Tassot y P. Wilders citan no dan mayor problema. El problema es precisamente en estas palabras (¡omitidas por los autores!): “pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios.

Si yo estoy en contra de la evolución y defiendo la creación especial, según Pío XII, tengo que llevar disputas de la siguiente forma:

Mas todo ello ha de hacerse de manera que las razones de una y otra opinión —es decir la defensora y la contraria al evolucionismo— sean examinadas y juzgadas seria, moderada y templadamente; y con tal que todos se muestren dispuestos a someterse al juicio de la Iglesia,…

¿Pero es que no habló la Iglesia ya sobre este asunto? Esto es otro pasaje problemático. Parece que se puede entender de la siguiente forma: Realmente, decir que “pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios”, está en directa relación con la consideración posterior: “que todos se muestren dispuestos a someterse al juicio de la Iglesia,”. Es decir, ya que la Iglesia no se ha declarado todavía respecto a la controversia pro y anti-evolución, Usted no puede ser categóricamente un antievolucionista, como si esa fuese la postura de la Iglesia. En otras palabras, Usted no puede afirmar categóricamente que la creación fiat (también del cuerpo), es la doctrina de la Iglesia.

Ahora bien, ¿afirma esto Pío XII? Hablando estrictamente, no. No positivamente.

Podemos también hacer el siguiente planteamiento: ¿Ha dicho Pío XII que la Iglesia se ha pronunciado sobre el tema – desautorizando a los anti-evolucionistas? Otra vez, no. No lo afirma de forma positiva. Si lo hiciera, contradiría Lateranense IV y Vaticano I, y no lo ha hecho.

***

[Hemos de recordar textos los dogmáticos de Lateranense IV y Vaticano I en cuestión:

Deus…creator omnium visibilium et invisibilium, spiritualium et corporalium: qui sua omnipotenti virtute simul ab initio temporis utramque de nihilo condidit creaturam, spiritualem et corporalem, angelicam videlicet et mundanam: ac deinde humanam, quasi communem ex spiritu et corpore constitutam. (Lateranense IV, 1215, DZ 428)

raymond
Dr. Raymond Damadian (el inventor de la resonancia magnética, recibió varios premios muy importantes y prestigiosos en su carrera profesional; existe una controversia por no haber recibido el premio Nobel debido a sus descubrimientos): creo que Dios creó el mundo hace 6.000 años. La ciencia y la fe no se contradicen.

«Dios… Creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y corporales; que por su omnipotente virtud a la vez (simul) desde el principio del tiempo creó de la nada a una y otra criatura (utramque), la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana, y después la humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo»

El Concilio Vaticano I (1870) enseña que «en su bondad y por su fuerza todopoderosa, no para aumentar su bienaventuranza, ni para adquirir su perfección, sino para manifestarla por los bienes que otorga a sus criaturas, el solo verdadero Dios, en su libérrimo designio, en el comienzo del tiempo, creó de la nada a la vez una y otra criatura, la espiritual y la corporal» (DS 3002; cfr. Catecismo , 293).

Concilio Vaticano I (1870): D-1805 5. [Contra los panteístas y materialistas.] Si alguno no confiesa que el mundo y todas las cosas que en él se contienen, espirituales y materiales, han sido producidas por Dios de la nada según toda su sustancia [cf. 1783], [contra los güntherianos] o dijere que Dios no creó por libre voluntad, sino con la misma necesidad con que se ama necesariamente a sí mismo [cf. 1783], [contra güntherianos y hermesianos] o negare que el mundo ha sido creado para gloria de Dios, sea anatema. 2.

D-1800 [Del verdadero progreso de la ciencia natural y revelada]. Y, en efecto, la doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí que también hay que mantener perpetuamente aquel sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia [Can. 3]. «Crezca, pues, y mucho y poderosamente se adelante en quilates, la inteligencia, ciencia y sabiduría de todos y de cada uno, ora de cada hombre particular, ora de to-da la Iglesia universal, de las edades y de los siglos; pero solamente en su propio género, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido, en la misma sentencia» .

D-1783 [Del acto de la creación en sí y en oposición a los errores modernos, y del efecto de la creación]. Este solo verdadero Dios, por su bondad «y virtud omnipotente», no para aumentar su bienaventuranza ni para adquirirla, si-no para manifestar su perfección por los bienes que reparte a la criatura, con libérrimo designio, «juntamente desde el principio del tiempo, creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, esto es, la angélica y la mundana, y luego la humana, como común, constituida de espíritu y cuerpo» [Conc. Later. IV, V. 428; Can 2 y 5].]

***

También es verdad que la advertencia que “Pero algunos traspasan esta libertad de discusión,”, enfoca a (pero también podríamos preguntar si solamente a ellos) evolucionistas (teístas), “obrando como si el origen del cuerpo humano de una materia viva preexistente fuese ya absolutamente cierto y demostrado por los datos e indicios hasta el presente hallados y por los raciocinios en ellos fundados; y ello, como si nada hubiese en las fuentes de la revelación que exija la máxima moderación y cautela en esta materia.”.

Lo siguiente es lo que ilumina mucho lo que quiero decir: ¿ha dicho Pío XII que la fe católica nos obliga a creer que Dios ha creado directamente solamente a alma? Tampoco. ¿Realiza incluso cualquier aseveración en el sentido de que el cuerpo humano podía haber sido creado de forma distinta a la de creación fiat – en el acto, sin fases previas? Pues otra vez: no. Es más, es la razón de la seria advertencia de estas palabras: “obrando como si el origen del cuerpo humano de una materia viva preexistente fuese ya absolutamente cierto y demostrado”, y en estas últimas, que parten de verdades de orden metafísico y teológico que no se pueden soslayar bajo ningún concepto: “como si nada hubiese en las fuentes de la revelación que exija la máxima moderación y cautela en esta materia”. Léanse: ¿cómo me explican ustedes (léanse: no pueden) que el descendiente material – en cuanto al cuerpo – puede tener un cuerpo que sería según la fe católica inmortal e impasible, en virtud de la perfección del estado del hombre primitivo y de los dones preternaturales?

En ese sentido, y siendo críticos e imparciales con respecto al mencionado texto de Pío XII, analizando el mismo desde el propio texto, como si se tratara de un análisis puramente literario y semántico, y desde la perspectiva de nuestra fe católica, poniéndonos en el papel de asépticos críticos literarios, podemos concluir que,formalmente, Pío XII no contradice Laterán IV (o el Vaticano I, es decir, dos sentencias dogmáticas).

Sin embargo, si se dice: “pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios.”, pero lo mismo no se dice respecto al cuerpo,aunque eso no implica que la Iglesia no mandó creer que los cuerpos han sido creados por Dios inmediatamente… esa (¡equivocada1) interpretación – es decir: solamente las almas han sido creadas por Dios inmediatamente – puede ser fácilmente deducida. Porque si es omitido decir que sobre algo ya existe una clara indicación, esa indicación – en la práctica – no va a ser tomada en cuenta.

No obstante, después de un análisis incluso semántico de las afirmaciones de Pío XII, podemos decir lo siguiente:

  • Pío XII no contradice ni Laterán IV ni Vaticano I.
  • Sin embargo, (esta es mi tesis), el Pontífice no enseña claramente la verdad sobre la creación. En ese sentido tenemos que recordar que la infalibilidad papal es la garantía contra cualquier error, es así llamada protección negativa, es decir, protege contra el error. Pero no mueve necesariamente a un papa actuar de forma más prudente en toda ocasión, incluso en la enseñanza.

Imaginen una señal de peligro al inicio de una carretera de varios kilómetros. Si la señal no se repite, los conductores tienden a pensar que el peligro ya no existe, o simplemente pueden olvidarse del mismo. Lo mismo con cualquier otro aviso o información. Si no lo recuerda, en el plano práctico será como si (nunca) hubiese sido comunicada.

Resumiré lo esencial de mi tesis de forma más breve posible: Pío XII no enseña ningún error – ni tampoco usa un lenguaje ambiguo, pero en este punto no se dice toda la verdad.

Creo que la enseñanza sobre la creación en los seminarios católicos después (algo que de paso ya estaba ocurriendo) de Humani Generis confirma lo que estoy diciendo. Todo indica que estas palabras han sido entendidas o permitiendo la enseñanza de la evolución (aunque sea teísta), o permitiéndola al menos hasta el definitivo pronunciamiento del Magisterio sobre el asunto. Echen un vistazo a los manuales de teología de todos estos y aquellos años y verán si es cierto lo que estoy diciendo.

Sin embargo, llegamos aquí al siguiente punto. Basados en las palabras (para mí no las más apropiadas) de Pío XII, algunos católicos deducen equivocadamente que nosotros no sabemos cómo ha creado Dios el cuerpo del hombre. Es decir, en definitiva no sabemos si se trataba de la creación fiat. Intentando encontrar perfección en el texto de Pío XII – mejor dicho no entendiéndolo adecuadamente -, ellos contradicen la doctrina tradicional sobre la Creación.

En cambio, en el Kolbe Center dan la perfecta interpretación: tenemos que entender las palabras de Pío XII ÚNICAMENTE en el contexto de la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el particular.

***

[La astronomía, y la mayor parte de la física teórica del último siglo descansa sobre el trabajo de Albert Einstein. Pero este trabajo no tiene consistencia empírica, es agresivo con respecto al sentido común; es irracionalmente recubierto de ecuaciones matemáticas que chocan contra los presupuestos básicos del método científico.

Científicos respetables han denunciado esta inconsistencia, pero su crítica fue censurada u olvidada.

Nikola Tesla, un verdadero físico e inventor, dijo sobre la teoría de Einstein:

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Afirmó que la teoría de la relatividad es “un conjunto de errores e ideas engañosas opuestas al sentido común”, y que “ni una sola de las proposiciones de la relatividad jamás han sido probadas.”

Herbert Dingle, un físico británico y filósofo de las ciencias, que ocupó nada menos que el cargo del Presidente de la Royal Astronomic Society desde 1951 hasta 1953, dijo (La Ciencia en la Encrucijada, p. 19):

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“…por lo que se trata de un argumento circular: las observaciones prueban la verdad física de las transformaciones únicamente si previamente aceptamos la teoría que en sí misma requiere que esas transformaciones sean físicamente ciertas.”

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Einstein y Lorentz

“Un test experimental de este requerimiento de la teoría de la relatividad especial es por lo tanto impracticable en la actualidad, y las reivindicaciones que a menudo se lanzan afirmando que tal test ha sido realizado, son falsas. Pero lo cierto es que uno no necesita de un experimento para probar que un reloj no puede ir al mismo tiempo más rápidamente y más despacio que el otro. Y esto me lleva ante uno de los aspectos más serios de todo este asunto. ¿Cómo es posible que una absurdez tan obvia no solamente que fue creída sino encima fue mantenida y considerada la base para casi toda la física moderna por más de medio siglo? Y ya señalada, ¿cómo es posible que su reconocimiento no fue – con estruendos – universalmente resistido,…?”

“Realmente soy mucho más un filósofo que un físico.” (La carta de Einstein a Leopold Infeld, Queso – An Autobiography, Chelsea, New York, 1980, p. 258).

Por supuesto, tienes razón. Pero más que un filósofo o un físico, Einstein fue un mito.

En 1952, después de la muerte del primer presidente de Israel, Chaim Weizmann, el Primer Ministro David Gurion ofreció la Presidencia a Albert Einstein. El legendario filósofo la rechazó.]

***

Y yo añado: porque tal comprensión es posible, ¡las palabras de Pío XII dan lugar a ello!

Sí, y otra vez recordando mi tesis: ¡pero no de la mejor manera!

Los católicos arriba señalados cometen un error muy singular. Ellos dicen, “es el Papa el que explica en el último término un concilio, o el dogma (en este caso las declaraciones de Laterán IV o Vaticano I)”. (O: “Es el Papa el que finalmente  clarifica el significado del concilio.”) El error de esta postura yace en el hecho de que el concilio o el dogma, ¡ya están explicados! Usted no puede entenderlo o explicarlo en forma diferente de lo que fue explicado. El Concilio Vaticano I declara dogmáticamente:

“Y, en efecto, la doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí que también hay que mantener perpetuamente aquel sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia [Can. 3].”

(Los autores del ensayo “Creation and Time”, aclaran: Por la frase “el progreso de la ciencia”, el canon indica el desarrollo de la ciencia, lo cual puede aparentar bueno o malo desde la perspectiva católica. La Iglesia siempre agradece genuino crecimiento del entendimiento científico, el cual nunca puede contradecir la doctrina católica.)

Por lo tanto, la explicación de un concilio o de una afirmación dogmática por cualquierpapa, tiene que ser la misma como aquella dada por los Padres conciliares (por supuesto, el Papa – de entonces – incluido). ¡No puede haber contradicción en esas interpretaciones! Y, si algo (en un futuro) no está comentado de la mejor forma (lo cual no quiere decir que se cometa un error, como acabamos de clarificar), nosotros no podemos partir únicamente desde este preciso punto, sino de toda la enseñanza perenne de la Iglesia sobre este particular (Cration and Time: ¿Es posible que los Patriarcas, Apóstoles, los Padres de la Iglesia, Doctores y Papas, no teniendo el “beneficio” de las hipótesis geológicas del XIX sobre largas épocas de la Tierra, fueron dejados por Dios a enseñar el error durante siglos? ¿No podría ser más acertadamente que los representantes de la Iglesia estuvieron en lo cierto y los geólogos equivocados?), especialmente de los contenidos dogmáticos.

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¿O cómo se creen que San Bellarmino, por ejemplo, entendía Laterán IV? ¿Y no solamente él, sino la plétora de Doctores, Padres de la Iglesia y los Papas?

En el Kolbe Center proporcionan un ejemplo luminoso de cómo tal dogma o simplemente una verdad de fe bien conocida y entendida, fue aplicada a la doctrina del matrimonio y la familia. Aunque el objeto de la encíclica Arcanum no es la creación, es asumida con el fin de explicar la naturaleza del matrimonio. Algo que por lo demás, fue utilizado por Nuestro Señor, tal y como León XIII lo recuerda. En otras palabras, es así cómo Génesis 1-3 fue entendido:

“4. Para todos consta, venerables hermanos, cuál es el verdadero origen del matrimonio. Pues, a pesar de que los detractores de la fe cristiana traten de desconocer la doctrina constante de la Iglesia acerca de este punto y se esfuerzan ya desde tiempo por borrar la memoria de todos los siglos, no han logrado, sin embargo, ni extinguir ni siquiera debilitar la fuerza y la luz de la verdad. RECORDEMOS COSAS CONOCIDAS DE TODOS Y DE QUE NADIE DUDA: DESPUÉS QUE EN EL SEXTO DÍA DE LA CREACIÓN FORMÓ DIOS AL HOMBRE DEL LIMO DE LA TIERRA E INFUNDÓ EN SU ROSTRO EL ALIENTO DE VIDA, QUISO DARLE UNA COMPAÑERA, SACADA ADMIRABLEMENTE DEL COSTADO DE ÉL MISMO MIENTRAS DORMÍA. Con lo cual quiso el providentísimo Dios que aquella pareja de cónyuges fuera el natural principio de todos los hombres, o sea, de donde se propagara el género humano y mediante ininterrumpidas procreaciones se conservara por todos los tiempos. Y aquella unión del hombre y de la mujer, para responder de la mejor manera a los sapientísimos designios de Dios, manifestó desde ese mismo momento dos principalísimas propiedades, nobilísimas sobre todo y como impresas y grabadas ante sí: la unidad y la perpetuidad. Y esto lo vemos declarado y abiertamente confirmado en el Evangelio por la autoridad divina de Jesucristo, que atestiguó a los judíos y a los apóstoles que el matrimonio, por su misma institución, sólo puede verificarse entre dos, esto es, entre un hombre y una mujer; que de estos dos viene a resultar como una sola carne, y que el vínculo nupcial está tan íntima y tan fuertemente atado por la voluntad de Dios, que por nadie de los hombres puede ser desatado o roto. Se unirá (el hombre) a su esposa y serán dos en una carne. Y así no son dos, sino una carne. Por consiguiente, lo que Dios unió, el hombre no lo separe.“ León XIII, en su encíclica Arcanum Divinae Sapientiae (“Dada en Roma, junto a San Pedro, a 10 de febrero de 1880, año segundo de nuestro pontificado”).

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[Recientemente, sin embargo, el estudio de Parsons (un científico evolucionista) y otros (1997) utilizando la razón de cambio de mtADN de los seres humanos en la actualidad, ¡ha encontrado que  son más de 20 veces más rápidos que los cambios calculados a partir de los restos fósiles!

 “…nuestras observaciones de la razón de sustitución es fuertemente 20 veces más alta que la predicha por el análisis filogenético. Utilizando nuestros datos empíricos para calibrar el reloj molecular de  mtADN resulta una edad – de los seres humanos – de aproximadamente 6.500 años, claramente incompatible con la edad conocida de los humanos modernos. (J. Parsons, D.S. Muniec, K. Sullivan, N. Woodyatt, R. Alliston-Greiner, M.R. Wilson, D.L. Berry, K.A. Holland, V. W. Weedn, P. Gill, & M.M. Holland. “A high observed substitution rate in the human mitochondrial DNA control region.” Nature genetics 15 (1997): 363-368.)

Por otra parte, la sagrada historia de Génesis recuerda el evento catastrófico ocurrido hace aproximadamente 4.500 años (los días del Diluvio) que reduce la población humana a tan solamente 8 personas (Génesis 9:19). Partiendo de esas 8 personas como población inicial, con una razón r  de crecimiento de 0,456% por año, y 4.500 años transcurridos para la función de crecimiento exponencial, resulta la población anual de 6,5 miles de millones en el año 2.000… Por otra parte (aplicando lo mismo para una supuesta duración del género humano medida en cientos de miles de años), la única posibilidad para que en 500.000 años lleguemos a 6,5 miles de millones de personas, necesitamos reducir la ratio de crecimiento a los ridículos 0,00438% (0,0000438 en la calculadora para el exponente)… John Heffner, “A Tale of Two Scientists and World Population.”]

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En realidad, esto refuerza la explicación teológica de Kolbe Center. León XIII habla desde el entendimiento de la Iglesia sobre la Revelación. Por eso: “solamente en este contexto pueden ser entendidas las palabras de Pío XII en la HG”.

 Pero, yo añado: aquellas otras palabras, cuya referencia es omitida por el Sr. Owen, han contribuido – aunque sea tomadas materialmente sin interpretación adecuada – a la manga ancha en la enseñanza de la evolución teísta en las facultades católicas de teología.

Por lo demás, Pío XII dirigió un discurso a la PAS (Pontificia Academia de Ciencias), un año después de la publicación de Humani Generis, el 22 de noviembre de 1951, titulado: “Las pruebas de la existencia de Dios en la luz de las ciencias naturales modernas”.En este discurso, sin que lo afirme explícitamente, el Papa hablaba “a primera vista” con bastante respeto respecto a los modernos conceptos de millones (incluso miles de millones) de años, o provenientes de la teoría de Big Bang:

“36. La observación de varias nebulosas espirales, especialmente las realizadas por Edwin W. Hubble en el Mount Wilson Observatory, lleva a la conclusión significante, presentada con todas las debidas reservas, que aquellos sistemas distantes de galaxias tienden a moverse uno de otro con tal velocidad que, en el espacio de 1.300 millones de años, la distancia entre tal nebulosa espiral es doblada. Si tornamos la mirada hacia el pasado del tiempo requerido para este proceso del “universo en expansión”, se sigue que, hace entre uno hasta diez miles de millones de años, la materia de la nebulosa espiral fue comprimida en un espacio relativamente restringido, en el tiempo en el que el proceso cósmico tuvo lugar.”

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[Pero Hubble también dijo en 1936: “si los corrimientos a rojo no son debidos primariamente a los efectos de velocidad… entonces no hay evidencia de expansión, ningún rasgo de alguna curvatura, no hay restricción en la escala de tiempo.”, y: “la centralidad de la Tierra… Esta hipótesis no puede ser descartada, pero no es bienvenida y podría ser aceptada únicamente como el último recurso en orden de salvar el fenómeno… tal posición especial es intolerable.” (Observational Approach to Cosmology, 1937; pág. 50, 51, 58. – citado por R. Sungenis, Galileo Was Wrong I)]

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O: “46. No obstante, es digno de notar que los modernos investigadores en estos campos ven compatible sus concepciones científicas con la idea de la creación y que incluso se dejan llevar espontáneamente a  esta conclusión por medio de  sus investigaciones científicas. Solamente pocas décadas antes, cualquier “hipótesis” de esta clase sería enteramente rechazada como irreconciliable con el presente estado de la ciencia.”

No olvidemos que Pío XII tuvo como consejero al sacerdote Jesuita y excelente matemático, P. Georges Lemaitre, conocido como el padre de Big Bang.

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Más todavía, parece que fue el mismo Lemaitre quien aconsejó a Pío XII, después de este discurso, no hacer “conexiones” entre la teoría de Big Bang y la fe. Para Lemaitre, la ciencia y la fe no pueden contradecirse – lo cual es una postura correcta – pero al mismo tiempo de facto separa la Escritura (es decir, la fe y la Revelación) de la ciencia (es decir, anulando en consecuencia el principio de la teología tomista de superioridad de la teología respecto a las ciencias naturales). Por lo cual, la ciencia fue libre para desembocar hacia distintas conjeturas que en pocas décadas van a terminar en conceptos irracionales (pero más de uno los va a tomar increíblemente en serio), tales como el universo paralelo, multiverso, etc.

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Si, tal y como se indica en el arriba mencionado artículo de Kolbe Center, “If You Believed Moses You Would Relieve Me”, por el Dr. en Ciencias Físicas Jean de Pontcharra: “El evolucionismo teísta entro en los seminarios católicos a principios del siglo XX con el libro de Canónigo Henri de Dorlodot (1855 – 1929), un geólogo y teólogo de la Universidad de Louvain, Bélgica, titulado: Le Darwinismo au point de vue de l’orthodoxie catholique (Bruselas, 1921), traducido en inglés por el P. Ernest C. Messenger como“Evolution and Theology. The Problem of Man’s Origin” (Macmillan, 1932). Desde aquellos años, a pesar de varias iniciativas de defensa de la enseñanza tradicional de la Iglesia, la evolución teísta ha ganado el estatus de un hecho incuestionable en la Pontificia Academia de las Ciencias y en la mayoría de las Universidades Católicas.”, tales afirmaciones  de Pío XII no han podido sino suponer un significativo apoyo a la enseñanza de la evolución teísta en las instituciones de la Iglesia. Aplico aquí, con tristeza, el argumento y la advertencia de Santo Tomás: “Un pequeño error al principio se convierte a un gran error al final”.

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*[¿Cientos de millones de años, o simplemente unas semanas después del Diluvio?]*

Así es. ¿Vamos a admirarnos entonces, que Juan Pablo II, cuarenta y cinco años después de este discurso de Pío XII, de otro discurso a las PAC, el 22 de octubre de 1996, el cual va a ser presentado por los evolucionistas como una consagración y empujón definitivos a la enseñanza de la evolución en las facultades de teología?

Este es otro documento muy importante que marca una línea maestra en la enseñanza sobre la Creación en las facultades de teología, por lo que es muy importante analizarlo críticamente. Sobre todo porque incluso hubo especulaciones si el mismo realmente hubiese sido pronunciado por Juan Pablo II en persona; pero aunque anteriormente tenía cierta consideración respecto a estas tesis, ya no, porque sencillamente el discurso tiene la firma de Juan Pablo II. Sea lo que sea, está dicho por él mismo. Y si no, entonces el discurso debe ser cambiado o retirado.

Hay varias razones que hacen pensar que en efecto fue así: es decir, que el discurso no fue leído por Juan Pablo II. Y razones muy fuertes, como veremos en seguida. Realmente, en cuanto el mismo texto en cuestión, tenemos un escándalo. Y si tomamos en cuenta varias traducciones, como vamos a mostrar en las líneas que siguen, el escándalo es mayúsculo.

En la traducción inglesa del original en francés (Acta Apostolicae Sedis, AAS 89 (1997), pp. 186-190: “Pie XII avait souligné ce point essentiel: si le corps humain tient son origine de la matière vivante qui lui préexiste, l’âme spirituelle est immédiatement créée par Dieu (“animas enim a Deo immediate creari catholica fides nos retinere iubet”.”), el discurso de Juan Pablo II hace referencia a lo supuestamente dicho en Humani Generis en los siguientes términos:

Pius XII underlined the essential point: if the origin of the human body comes through living matter which existed previously, the spiritual soul is created directly by God(“animas enim a Deo immediate creari catholica fides non retimere iubet”). (Humani Generis) (p. 5)”

Es decir, en los dos idiomas se usa el condicional, por lo demás falsamente atribuido a Pío XII. Simplemente estoy enfatizando, a pesar de mi crítica a HG que estoy realizando aquí – en el sentido de no usar expresión óptima, o simplemente de que el uso de una mejor terminología sería más apto para precisar la doctrina de la Creación -, que es inaceptable atribuir a Pío XII unas palabras que el mismo Pontífice jamás empleó – ¡incluso tratándose de una encíclica! Esto simplemente no puede tener lugar en el discurso de Juan Pablo II. ¡No puede ser asumida “la creación gradual” del cuerpo – algo contra lo que precisamente el mismo Pío XII advierte de no tomarlo como algo probado – a partir del texto de HG! Simplemente: se trata de algo escandaloso, vergonzoso e insultante.

Sin embargo, parece muy claro de que este texto fue editado por la gente interesada en dar un anuncio de este calibre, aparte del hecho, como dijimos antes, de que algunos incluso testimonian de que simplemente el discurso no fue siquiera leído por Juan Pablo II… Esta tesis está confirmada por la traducción oficial al español disponible en la misma página vatican.va:

Pío XII había destacado este punto esencial: el cuerpo humano tiene su origen en la materia viva que existe antes que él, pero el alma espiritual es creada inmediatamente por Dios.”

Obviamente, los traductores (¡que también serán “teólogos”!) tendrían que estar tan ansiosos para colocar en la pluma de Juan Pablo II lo que ellos quisieron que se diga, de forma que no les tembló el pulso y dejaron tal falsedad en el mismo texto del discurso, procurando de esa forma una “firma” importantísima a una “afirmación oficial” lo que en realidad es simplemente su convicción y creencia.

Algo parecido podría ser dicho, sin buscar alguna otra traducción aún peor del siguiente pasaje (nº. 3):

“En su encíclica Humani generis (1950), mi predecesor Pío XII ya había afirmado que no había oposición entre la evolución y la doctrina de la fe sobre el hombre y su vocación, con tal de no perder de vista algunos puntos firmes (cf. AAS 42 [1950], pp. 575-576).”

De forma que el párrafo siguiente es la consecuencia lógica de lo anteriormente dicho:

Hoy, casi medio siglo después de la publicación de la encíclica, nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber. La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría. (nº 4)”

Pero… la imprecisión y la falta de claridad en el texto de HG respecto  a la materia, acompañadas de un tono aséptico (¿conciliador, neutral?) respecto a “millones de años” del discurso de Pío XII a la PAC en 1951, ha predispuesto el terreno para la enseñanza de la evolución por las cátedras de las Universidades Católicas. Aquellos que defendían la creación especial en el principio del tiempo de acuerdo a la doctrina tradicional, si se atrevieran a hacerlo, serían vistos y presentados poco menos que fundamentalistas, influenciados por la enseñanza de las denominaciones protestantes más radicales.

Finalmente, el día de la “consagración” de la evolución teísta llegó con el discurso de Juan Pablo II. Después del mismo, con la misma lógica empleada por los católicas arriba señalados, es decir: “el Papa es el que últimamente clarifica lo que un concilio quiere decir” – cuando en realidad un concilio o dogma no puede ser explicado en contradicción con el entendimiento que la Iglesia tuvo del mismo – creo que sería toda una noticia que un profesor de teología en una facultad de teología católica enseñe la doctrina tradicional de creación (recordemos: la teología ampliamente enseñada al menos hasta bien entrado siglo XIX). Finalmente, la teología tradicional viene a ser hoy en día considerada una especie de teología “pregalileana”, sin reparar que de esta forma se admite implícitamente que en la Iglesia entonces existirían dos teologías.

Con lo que estamos de acuerdo. Únicamente hay que puntualizar: la última no es teología.

Epílogo

 El 12 de agosto de 1953, por la puerta trasera del Museo Británico, en el mejor caso, fue llevado camino de trastero, uno de los mayores fraudes “científicos” de todos los tiempos: la calavera manipulada del “hombre de Piltdown”. Según Nature y otras revistas científicas, en el fraude fueron involucrados…

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pilt down pintado

[Con las manos en la masa: el cuadro de John Cooke representando los retoques del hombre de Piltdown]

*[Arthur Conan Doyle, el filósofo jesuita, paleonteólogo y supuesto bromista Pierre Teilhard de Chardin, Arthur Smith Woodward, científico de la Historia Natural del Museo, el que aceptó los hallazgos de Dawson como genuinos, arguyendo pertenecen a la nueva especie de un ser humano no tardío; el anatomista Arthur Keith, otro que apoyo el descubrimiento apasionadamente; y Martin Hinton, otro científico del museo, cuyas iniciales fueron encontradas, a mediados de los 70, diez años después de su muerte, en un viejo baúl de viaje de lienzo, escondido en el desván del museo, que contenía los dientes de un mamífero y huesos tintados y curvados a la manera de fósil de Piltdown.]*

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pilt down cara

[La cara reconstruida del hombre de Piltdown. La cara tenía que aparentar mitad hombre, mitad mono; pero más hombre que mono. La única “ciencia”de la que se trata aquí es la ciencia ficción.]

Nos atrevemos a plantear la cuestión: si el fraude hubiese sido descubierto solamente tres años antes; ¿afectaría al contenido de Humani Generis en los puntos referentes al evolucionismo? ¿Afectaría al esquema del discurso a la PAC en 1951? Pienso que esta decepción sonora tendría que ser tenida en cuenta. Pero por otra parte también pienso que, si los teólogos estuvieran embebidos de la doctrina tradicional sobre la creación, estas decepciones no les tomarían por sorpresa, al mismo tiempo que les daría una visión muy crítica y penetrante a la vez respecto a ciertos tipos de las “contribuciones científicas”. Al final y al cabo, ¿no se pide esta visión crítica para el mismo método científico?

  • El progresivo abandono de la doctrina tradicional de la creación en tantos seminarios católicos ha contribuido a la impresión generalizada entre tantos católicos de hoy, tal y como lo apunta H. Owen en su ensayo Si creyerais a Moisés, creeríais a Mí, de que antes se enseñaba de una manera, y ahora de otra; que el texto bíblico de Génesis 1-3 es una simple metáfora y que la Biblia ha de ser interpretada según el contexto de los tiempos (el estado de la ciencia):

“La gente joven no es estúpida. Si a ellos se les dice por sus propios profesores católicos que los Padres y Doctores de la Iglesia, todos, han sido equivocados en su interpretación de Génesis; lo que un papa tras otro llamaba la Sagrada Historia de Génesis” al final y al cabo no es verdadera historia; y que los científicos en el campo de ciencias naturales y los profesores modernos de la Escritura son guías más fiables para entender la Biblia, la conclusión lógica para ellos es que la Biblia no es la Palabra infalible de Dios; que la Iglesia Católica no es una maestra infalible; y que, por lo tanto, uno puede buscar la verdad y la salvación en cualquier otro lugar. Esto es ciertamente la conclusión que deduce la mayoría de la gente joven a partir de su educación y experiencia en la Iglesia en nuestros días. Como muestra indicamos la estadística de la revista Focus (09/01/15): nos indica que solamente un 15% de los ex estudiantes de los colegios católicos practican su fe una vez abandonen el hogar.”

De donde, los católicos actuales en general tienden a tomar todas las indicaciones de la Iglesia con una componente relativista sin precedentes. De aquí a la apostasía generalizada hay un paso.

  • La presión de las novedades en el tiempo de Pío XII fue tremenda. En la Iglesia, en sus cátedras de teología, se infiltró un germen del reclamo que ponía en cuestión toda la doctrina y la vida de la Iglesia. En paralelo a las innovaciones doctrinales (con el sabor a viejas herejías), se estaba fraguando a su vez la reforma litúrgica que llevará a los increíbles cambios en los sesenta. Por debajo de la aparente solidez de la corteza terrestre, bullía el magma del cambio, a punto de reventar. Los trabajos de los liturgistas reformadores Jungmann y Bouyer circulaban profusamente. Annibale Bugnini ya operaba en aquellos años – detrás de las “puertas cerradas” y sin comunicar las conclusiones ni trabajos, según algunos testimonios de peso. La reforma de las rúbricas de la Semana Santa tuvo lugar en los cincuenta… y el mismo Bugnini dirá después que ya entonces arrancaba su proyecto, entonces imperceptible.

En resumen, las falanges avanzaban por todos los costados. Contenidas con dificultad, se preparaban para el asalto final.

En el cual harán mucho y grave daño. La Iglesia es indefectible, pero no es lo mismo tener mayor o menor ruina de las almas. Finalmente, al tratarse de un asalto demoníaco, únicamente con las armas de la integridad de la verdadera fe, firme esperanza y ardiente caridad seremos capaces de resistir: amando la Iglesia incondicionalmente, manteniéndonos firmes en la misma fe de siempre.

JUDICA ME, DOMINE | Artículo original

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