El impostor de la misericordia

De todos los rincones de la Iglesia universal, cientos de sobrevivientes de abuso eclesiástico se reunieron recientemente en la 16° Conferencia Anual de SNAP (Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico) que se llevó a cabo en Chicago, y describieron sus angustiosas infancias de abuso sexual por parte de sacerdotes. Un aura agobiante dominaba la conferencia: la reticencia del papa Francisco a reformar verdaderamente a la Iglesia y proteger a los niños, castigando a los depredadores y sus protectores.

¿Es este el Papa de la misericordia?

¿Es que la propia teología de la misericordia de Francisco lo cegó para no poder ver la necesidad de justicia de los niños por la traición de la Iglesia? ¿O es que la misericordia reemplazó a la justicia en el léxico de normas papales necesarias para proteger a los niños? ¿El abuso eclesiástico es demasiado molesto o fuera de moda para la estrella popular globalista obsesionada con el cambio climático y la redistribución del ingreso? ¿O es que el simple impostor de la misericordia está poco dispuesto a enfrentar la crisis, al igual que en sus años en Argentina?

Víctimas sobrevivientes en la conferencia describen al papa Francisco como despreocupado e indiferente al tema. Su postura frente a la crisis del abuso sexual eclesiástico está manchada por medidas frívolas y palabras vacías frente a este flagelo global endémico. Más de un orador lo describió como, “Es un Papa de humo y espejismos.”

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Los secuaces de la misericordia de Francisco pueden estar anonadados, pero en la opinión de los sobrevivientes de abuso, las “periferias” de Francisco no incluyen a las víctimas de los depredadores sexuales clericales. Varios oradores denunciaron la superficialidad y falta de sinceridad del Pontífice hacia la crisis. “Francisco es el maestro del cambio, sin cambio,” observó un conferenciante. Mientras que otro consagró al Papa como, “Francisco, el maestro del sentirse bien.”

Según los que en verdad importan, las víctimas, el papa Francisco y su hipnótico mantra de misericordia no pueden obviar su total fracaso en la reforma del abuso sexual sistemático por parte del clero en la Iglesia católica.

El abuso sexual de niños resuena por generaciones como una monstruosa atrocidad contra la humanidad que clama por justicia, no misericordia. Cuando los responsables son del clero, el castigo demanda una retribución temporal y eterna. La despiadada frase y las duras palabras de Jesucristo captan la eterna justicia exigida a quienes asesinan almas de niños:

«Pero quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el abismo del mar.” Mateo 18 6.

Las poderosas palabras de Cristo pintan una imagen brutal: la misericordia se aleja del hombre de la orilla, mientras que el depredador es arrojado al abismo del océano arrastrado por una inmensa piedra de molino, asegurando su muerte por ahogamiento. Sin embargo, el papa Francisco responde a la crisis del abuso eclesiástico con su típico sentimentalismo, “Dios llora.” 

No llores por mí, Argentina funciona para Eva Perón. El Dios de la Biblia se enfurece.

Una víctima de abuso sexual eclesiástico es alterada para siempre. Perdiendo su inocencia, su fe, y su infancia, recibe un terrible golpe en cuerpo y alma, que nunca termina de sanar. El dolor permanece palpablemente vivo, por haber sido arrebatados de tanto tan jóvenes. Silenciados por la vergüenza, prisioneros de su sufrimiento, luchando por sobrevivir, estas víctimas son los heridos ambulantes del abuso sexual eclesiástico. Sn embargo, a pesar de su dolor incalculable, la gracia suele emerger, trayendo una visión más clara, una voz restaurada, y un instinto agudizado que detecta la hipocresía y la santurronería.

El escuchar los atroces relatos de abuso sexual eclesiástico y los subsecuentes encubrimientos jerárquicos, relatados valientemente en la conferencia, me recuerda las conmovedoras palabras del gran novelista francés, George Bernanos, quien en su lecho de muerte evocó fidelidad al niño pequeño que una vez fue:

“¿Qué importa mi vida? Sólo quiero que permanezca fiel, hasta el fin, al niño que fui. Sí, el honor que tengo, y el poco de coraje, los heredé de la pequeña criatura, tan misteriosa para mí ahora.” 

A pesar de las ruinas de la infancia robada y destruida, los sobrevivientes de la conferencia de SNAP juraron fidelidad a su niño herido con la sabiduría y furia de un ángel vengador. Estos caídos en el cementerio de la negligencia jerárquica eclesial están tristemente heridos, pero decididos a liberar a la Iglesia de sus sacerdotes pervertidos, de las prácticas de encubrimiento depredadoras, y de los pretenciosos “arreglos” burocráticos.

Mientras que el mundo está hipnotizado por la manía misericordiosa de Francisco y sus gestos suaves, las víctimas de abuso sexual eclesiástico reunidas en la conferencia, permanecen sumamente  escépticas respecto al compromiso del Papa de extirpar a los depredadores de entre las filas clericales. La frase: “Papa Francisco, termine con sus titulares vacíos” recibió un aplauso estrepitoso en la audiencia de víctimas provenientes de los EE.UU, Inglaterra, Alemania, México, Polonia, América Latina y Armenia, por nombrar algunos. Todos los que hablaron urgieron a las víctimas de abuso a reportar el abuso y llamar a la policía, no a los prelados.

Los sobrevivientes de abuso observan al papa Francisco de cerca en busca de signos de auténtico compromiso y reforma genuina. En cambio, su cara aparece en las tapas de revistas como Time y Vanity Fair, y se reúne constantemente con estrellas de Hollywood y la elite mundial. Se hace cada vez más obvio que Francisco otorga un tiempo escaso y atención breve al problema del abuso de menores por parte del clero.

Estos heridos ambulantes creen que Francisco está dando un lento paseo a las reformas de protección de menores y que, increíblemente, se rodea de prelados que encubren a sacerdotes depredadores. En el Vaticano no hay un clima de protección de menores mientras que el cambio climático domina el escenario mundial de Francisco y él aboga efusiva y tenazmente por la protección del medioambiente utilizando sus exhortaciones apostólicas y vastos recursos del Vaticano. Los peligros del aire acondicionado y el dióxido de carbono reciben más atención que el peligro de los sacerdotes depredadores.

Durante sus tres primeros años como Pontífice, Francisco expulsó de su nueva comisión para la protección de menores a una víctima de abuso eclesiástico, porque esta persona se animó a criticar el nombramiento del Vaticano de un obispo chileno que encubrió a un sacerdote que era  un depredador en serie.

Aparentemente, el Vaticano insiste en que son necesarios la conformidad y el silencio para acceder a un puesto en la comisión para la protección de menores. Y sin embargo toda víctima sabe que el silencio es tóxico y, frecuentemente, mortal.

Cuando la Corte Suprema chilena envió una citación por registros vaticanos de un sacerdote depredador, el Vaticano se negó a responder a la citación. La cooperación para que se apliquen la justicia y la ley es el sello de una Iglesia transparente.

Francisco prefiere el estilo argentino, tangueando a través del escándalo, ignorando y negando la existencia del abuso sexual eclesiástico, como hizo durante sus muchos años como obispo y cardenal en Buenos Aires.

¿Qué esperarían del papa Francisco si durante 15 años como obispo y cardenal no hizo nada para afrontar el escándalo del abuso sexual eclesiástico en Argentina?

Catastróficos Registros de Protección de Menores de Bergoglio en Argentina

El sitio de Rastreo de Abuso Eclesiástico, Bishop Accountability revisó los registros del archivo de Bergoglio en Argentina. Aquí hay algunos de los descubrimientos sobre el cardenal Jorge Bergoglio:

Jorge Mario Bergoglio fue arzobispo de Buenos Aires desde 1998 al 2013 y presidente de la conferencia de obispos argentinos desde el 2005 al 2011. Durante esos 15 años, a medida que los oficiales eclesiásticos de los EE.UU. y Europa comenzaban a encarar la catástrofe del abuso sexual de niños por parte del clero – e incluso mientras los papas Juan Pablo II y Benedicto hacían declaraciones públicas – 

•   Bergoglio mantuvo el silencio sobre la crisis en Argentina.

•   No publicó documentos, 

•   No publicó nombres de sacerdotes acusados, 

•   No hizo un conteo de sacerdotes acusados, 

•   No elaboró normas para el manejo de abusos, ni un pedido de disculpas a las víctimas.

•   En sus numerosas homilías y declaraciones (archivadas en el sitio de la archidiócesis de Buenos Aires), atacó la corrupción del gobierno, la distribución de la riqueza, y el tráfico de personas con fines sexuales, pero no dijo nada sobre la violencia sexual de los sacerdotes.”

Adicionalmente, Bishop Accountability rastrea los casos de abuso eclesiástico alrededor del mundo y guarda una base de sacerdotes abusadores. Describe un registro deplorable de Bergoglio:

“La conclusión de Bergoglio, que él no trató con sacerdotes abusadores, es inverosímil. Buenos Aires es la diócesis más grande de Argentina, y Bergoglio fue uno de sus ejecutivos más altos desde 1992 al 2013 – un período en el que decenas de miles de víctimas de todo el mundo reportaron su abuso a la Iglesia. Estimamos de manera conservadora que de 1950 a 2013, más de 100 sacerdotes de la archidiócesis de Buenos Aires atentaron contra menores y que docenas de ellos eran conocidos por su supervisores archidiocesanos, incluyendo a Bergoglio.”

Para más detalles sobre el registro de inacción del cardenal Jorge Bergoglio, visiten la conclusión de Bishop Accountability sobre el comportamiento de Bergoglio y su legado como Cardenal de la diócesis más grande de Buenos Aires:

“La estrategia de Bergoglio para sofocar la crisis en Buenos Aires – su negativa tras bambalinas a ayudar a las víctimas combinada con una falta total de transparencia – continúa siendo el enfoque de muchos de los obispos y superiores religiosos de la Argentina.”

Bergoglio dejó un trágico legado en la Argentina. No sorprende que continúe con la misma postura miope como Pontífice. Se esconde bajo una capa de misericordia mientras que se envuelve en la vestimenta de la pobreza sin costuras del modernismo global.

El papa Francisco domina el escenario político mundial con su poder estelar. Su tiempo, energía y buena voluntad son dedicados a las causas de los famosos y de la élite política, no de las víctimas sufrientes del abuso eclesiástico.

En medio del humo, mírese al espejo, Francisco.

Las víctimas no necesitan a un populista, necesitan un protector.

Los niños no necesitan un ecologista, necesitan un padre.

La Iglesia católica no necesita una estrella de rock, necesita un Santo Padre.

Elizabeth Yore

[Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original]

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Edición en español de The Remnant, decano de la prensa católica en USA

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