La ideología islámica de la geopolítica turca

Los hechos son bien conocidos: en Francia, Samuel Paty, profesor de historia en una escuela secundaria francesa en los suburbios parisinos fue cruelmente decapitado el pasado 16 de octubre por un joven yihadista checheno que gritaba «Alá es grande». Su culpa fue haber mostrado, durante una clase sobre la libertad de expresión, unas caricaturas sobre Mahoma publicadas por la revista satírica laicista Charlie Hebdo. Fue de hecho inesperada la dura reacción del Presidente francés Macron, que optó por un puño de hierro contra los grupos y las organizaciones islámicos. «Los islamistas – declaró en un mensaje a los ministros – no deben más dormir tranquilos«. El viernes pasado en Les Mureaux, Ile de France, el Jefe del Elíseo pronunció un discurso sobre el «separatismo» islamista. El Presidente Macron declaró con toda claridad que la cultura islamista evoca «la constitución de una contra-sociedad» que se manifiesta en el abandono de la escuela por parte de los niños y en el crecimiento de prácticas deportivas y culturales ‘comunitarias’ inspiradas en principios que están en desacuerdo con las
leyes de la República francesa laica. «Sus etapas son el rechazo a la libertad de expresión, a la libertad de conciencia”, declaró literalmente el Presidente Macron.

«Debemos decir que lo hemos dejado pasar, tanto entre nosotros como en el exterior. El wahabismo, el salafismo, la Hermandad Musulmana y otras corrientes que algunos en un principio consideraron pacíficas se han ido degenerando y radicalizando» utilizando para ello el financiamiento y el adoctrinamiento importados del Exterior. Clausura de las escuelas religiosas -las Madrasas- controladas por los Imanes, prohibición de exhibir símbolos religiosos como el velo, expulsión inmediata de los extranjeros radicalizados que on line apoyan la ideología yihadista; la prohibición de muchas asociaciones islámicas, incluido el controvertido «Collectif contre l´islamophobie en France (CCIF)«, el Colectivo SheikhYasin y la «BarakaCity«. Estas son algunas de las medidas anunciadas por el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron en el ámbito de la ofensiva contra el islamismo radical. El gobierno central también tendrá el poder de revocar las decisiones de las autoridades locales que cedan a la presión de los islamistas, permitiendo menús religiosos en los comedores escolares o la separación de hombres y mujeres en las piscinas.

Son palabras muy sorprendentes las del Jefe de Estado francés, que tal vez se dio cuenta -con seguridad muy tardíamente- las referidas a que el terrorismo islamista debe combatirse sin tregua fronteras adentro y en el Exterior, con una estrategia a nivel de relaciones y alianzas internacionales: una visión indudablemente lúcida y objetiva, que países como Italia y otros de Europa aún no han desarrollado en sus relaciones diplomáticas con el Islam. Pero después de las drásticas posturas adoptadas tomadas por el gobierno del Presidente Macron, es mucho más relevante observar cuáles han sido las reacciones agresivas del mundo islámico, y en particular de la Turquía de Erdogan frente a las declaraciones del Jefe de Estado francés; y cuáles son sobretodo los motivos que se esconden detrás de este peligroso enfrentamiento diplomático en el ámbito de la Unión Europea, la OTAN y Turquía.

El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, echó leña al fuego en su discurso del pasado sábado 24 de octubre, en el que, refiriéndose a las palabras de Macron, afirmó textualmente que su homólogo francés, necesitaría «exámenes psiquiátricos» tras las declaraciones. del jefe del Eliseo sobre el separatismo de las comunidades islámicas radicales, acusando expresamente a Francia de seguir una política de discriminación y de carácter fascista en su territorio con relación a ciudadanos y extranjeros de fe islámica. Erdogan pidió a sus compatriotas que boicoteen los productos franceses. En los Emiratos del Golfo se ha adoptado una represalia similar contra Francia: en Kuwait
todos los productos franceses serán retirados retirarán de los estantes de los supermercados. En Qatar, las cadenas de comercios minoristas también han adherido al boicot. La Universidad de Qatar además ha anunciado la suspensión de la Semana de la Cultura Francesa. En Egipto, la famosa universidad de Al Azhar, cuna y centro del pensamiento religioso, político, filosófico del Islam sunita – y referente institucional del cándido cuando no ingenuamente rudimentario medio cultural del cristianismo progresista occidental acusó brutalmente al discurso del Eliseo de “racista” sobre todo ignorando, como es habitual, todo análisis crítico de los fenómenos del radicalismo y del terrorismo de matriz religiosa islámica.

La durísima disputa franco-turca es en realidad solo la punta del iceberg de una tensión diplomática cada vez más incandescente en las relaciones internacionales entre Europa, la OTAN y Turquía en el Mediterráneo y en el cuadrante del Cáucaso y Oriente Medio, que se está agravando a una velocidad exponencial. semana tras semana precisamente por causa de la política exterior agresiva, violenta y desenvuelta del gobierno de Ankara.

Las tensiones diplomáticas entre la OTAN y Turquía, entre la Unión Europea y Turquía fluyen en varios frentes. En Libia y Siria en los últimos tres años, en el Mediterráneo oriental, desde Chipre a Grecia, desde este año, finalmente ahora, precisamente en estos días en Nagorno-Karabaj entre armenios y azeríes. En el frente del Mediterráneo, Turquía sigue una política agresiva, contraria a los intereses de la OTAN y la UE en Libia, las fuerzas terrestres y navales del presidente Erdogan se han enfrentado a peligrosos desafíos con las fuerzas militares de la OTAN y la UE, violando con arrogancia los acuerdos de embargo militar sobre las partes en conflicto y sustentando
militarmente al frágil gobierno del líder Al Serraj para asumir la gestión militar de los pozos de petróleo y de gas libios, amenazando incluso a los barcos de las fuerzas de la Unión Europea de la misión IRINI que vigilan el cumplimiento de este embargo, incluso activando los láseres de orientación lanzando misiles en una fragata francesa. En Siria, Turquía ahora ha tomado posesión soberana de partes del territorio sirio de forma permanente, atacando a las fuerzas kurdas aliadas en la coalición anti-ISIS.

La violación del espacio territorial marítimo y de la zona económica exclusiva de las Repúblicas de Chipre y de Grecia, miembros de la UE, por parte de la fuerza naval turca fue la causa de la crisis diplomática de septiembre con la UE. El objetivo declarado de la Cancillería de Ankara es asumir el control de los masivos recursos de gas en el mar Mediterráneo, a lo largo de las costas chipriota y griega, y poner en jaque a la alianza de la OTAN con la amenaza permanente de desplazar a los tres millones y medio de refugiados de la guerra de Siria en Europa, por cuya manutención la UE paga 6.000 millones de euros como contribución a Turquía.

Ahora es el momento de la crisis militar en Nagorno-Karabak, una región de mayoría armenia cristiana ubicada en el territorio del Estado Islámico de Azerbaiyán: el enclave armenio desde hace dos semanas esta bajo el ataque violento de fuerzas armadas azerbaiyanas y de la aviación turca, dirigida por instructores y asesores militares turcos, con el objetivo de suprimir toda forma de autonomía lingüística y religiosa armenia. Erdogan no quiere desviarse de una estrategia neo-otomana que pretende repetir las glorias del Sultanato de Estambul. Tengamos en cuenta que la población turcomana de los países fronterizos con Turquía alcanza los doscientos millones de personas, y que

Turquía desde hace tiempo adoptó la práctica otorgar la ciudadanía y un doble pasaporte a aquellos ciudadanos de fe islámica y lengua turca de Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán, las llamadas ex repúblicas islámicas de la URSS. Fuentes de de los servicios secretos norteamericanos y británicos confirman el peligro inminente de una ola terrorista islámica y turcomana en Nagorno-Karabak. Las sedes de
las embajadas de los Estados Unidos y Gran Bretaña en Azerbaiyán denuncian expresamente el riesgo del establecimiento de un nuevo sultanato terrorista islámico en Nagorno-Karabak, con la protección implícita de Turquía.

La misma embajadora de Armenia en Italia denunció expresamente la connivencia y la responsabilidad precisa del Presidente Erdogan en esta guerra de agresión, afirmando que Azerbaiyán es de facto un títere en manos de la política de poder nacionalista panturánico 1 y panislámico de Ankara: en una entrevista muy reciente al Espresso la embajadora declaró textualmente que «Estambul sólo está interesada en el renacimiento del Imperio Otomano y en seguir adelante con este proyecto panturánico«.

La política exterior de Turquía -reiteró el Presidente francés Macron- es un expansionismo que mezcla nacionalismo e islamismo y no es compatible con los intereses europeos. Turquía es un factor desestabilizador y Europa debe tener la lucidez de observar los hechos y enfrentar las consecuencias, sin seguir contando con hipocresía, diplomática y militarmente, de un impaciente aliado de los Estados Unidos.

 

1 N. del T.: panturánico se refiere al plan consistente en reunir bajo un solo territorio un
amplio cinturón imperial de pueblos de origen turco-mongol.

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