Lutero, príncipe de los herejes: por qué es el heresiarca por excelencia

En solemne y luctuoso recuerdo de los sucesos relacionados con las acciones de Martín Lutero, que dividieron a Europa privando a cientos de millones de almas de los beneficios de la vida sacramental, volvemos a publicar artículos importantes sobre el tema.

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De 2011:

En este mes que se conmemora la revuelta protestante publicamos un estudio en dos partes basados en una conferencia del P. Pietro Leone Monselice* sobre la obra teológica del hombre que causo tanto daño y dolor a la Santa Madre Iglesia, el príncipe de los heresiarcas, como acertadamente lo llama el P. Pietro .

[PRIMERA PARTE]

In Nomine Patris et Filli et Spiritus Sancti. Amen

En estos tiempos de gran ignorancia y confusión radical, cuando hasta los católicos de los más altos niveles de la jerarquía elogian gustosos a Martín Lutero, nos gustaría presentar y evaluar brevemente su teología.

I Teología de Lutero

A grandes rasgos, la teología luterana se puede resumir en sus cuatro doctrinas: Sola Scriptura, Sola Fides, Sola Gratia y Solus Deus.  Procedamos a hablar de dichas doctrinas a la luz de la Fe católica.        

1. Sola Scriptura 

La primera, la de Sola Scriptura, sostiene que la fe se basa exclusivamente en las Sagradas Escrituras, y que es la propia Sagrada Escritura la que se interpreta a sí misma (lo cual significa a todos los efectos que la interpretación queda al criterio de quien la lee), mientras que la Iglesia Católica, en una declaración del Concilio de Trento (S.4, 1546), invocada en el Concilio Vaticado I (s.3c.2), enseña que la Fe se basa en la Revelación Divina (también llamada Depósito de la Fe), que no sólo consiste en la Sagrada Escritura (parte escrita del Depósito de la Fe), sino también en la Tradición (parte oral del Depósito de la Fe).

No son las personas particulares las que tienen autoridad sobre el Depositum Fidei, sino la Iglesia, que ha determinado qué libros forman parte de las Sagradas Escrituras. La Iglesia interpreta también dichos libros y los datos aportados por la Tradición oral para definir los dogmas de fe.  En la Ascensión tenemos un ejemplo de un dogma definido por la Iglesia basándose en las Escrituras. Y en la Asunción, un ejemplo de un dogma definido por la Iglesia basándose en la Tradición oral.        

2. Sola Fides 

La segunda doctrina, Sola Fides, afirma que para salvarse basta con la pura fe, y no son necesarias a la vez la fe y las obras, como enseña la Iglesia. En este contexto, el sacrosanto Concilio de Trento (s.6 c.10) cita las siguientes palabras de la epístola de Santiago 2,24 «Veis, pues, que con las obras se justifica el hombre, y no con fe sola.»

Por consiguiente, tanto la Fe como la Caridad (o las obras de la Caridad) son necesarias para la salvación, y aunque los falsos ecumenistas se comporten como si sólo fuese necesaria la Caridad, Lutero sostiene que basta con la Fe. La reacción de Lutero a la epístola de Santiago, que expresa claramente la doctrina católica, fue borrarla de su nuevo canon de las Escrituras, calificándola como una «epístola de paja». Esto demuestra que el heresiarca alemán estaba menos motivado por las Escrituras que por sus presuposiciones subjetivas. Y lo mismo se puede decir de otras partes que borró de la Biblia.

Es necesario, además, tener presente que Lutero entiende la Fe de un modo muy diferente a los católicos. Según Lutero, la Fe consiste en confiar en que Dios, por su misericordia, perdonará al hombre por causa de Cristo, mientras que la Iglesia enseña que la Fe consiste en aceptar la Revelación de la autoridad de Dios que nos la da.

De todos modos, Lutero ya había perdido totalmente la fe católica desde el momento en que negó un solo artículo de fe, porque quien niega un solo artículo de fe niega la autoridad de Dios que la ha revelado.        

3. Sola Gratia 

En su tercera doctrina, Sola Gratia, Lutero sostiene que el Pecado Original corrompió totalmente la naturaleza humana, de manera que el hombre se volvió incapaz de conocer las verdades de la religión y de obrar libre y moralmente, a consecuencia de lo cual la Gracia no puede sanarlo, sino apenas cubrir su carácter pecaminoso. En cambio, la Iglesia enseña que la naturaleza humana está simplemente caída y herida y puede sanar con la Gracia. El hombre puede conocer la verdad y tiene libre albedrío, que le permite colaborar con la gracia para obrar con arreglo a la moral, aunque en muchos casos esto le exija un gran esfuerzo.     

4. Solus Deus 

La cuarta doctrina, Solus Deus, quiere decir que la salvación viene directamente de Dios, no a través de la Iglesia, el sacerdocio, los sacramentos y la intercesión de la Bienventurada Virgen María y los santos. Lutero afirma que hay acceso directo a Dios. No reconoce la íntima unión entre Dios y la Iglesia: Dios en su divinidad, y Dios en la Persona de Nuestro Señor Jesucristo+.

a. En realidad, Dios, en virtud de su divina y sublime majestad, ha establecido un orden jerárquico en todo, tanto en lo natural como en lo sobrenatural, esté en el Cielo, el Purgatorio o el Infierno; y actúa por medio de este orden jerárquico intermediario para cumplir sus inefables designios.

En cuanto a la Redención, ha obrado por medio del «fiat» de la Bienaventurada Virgen María, mediante la Encarnación, Pasión y Muerte de su divino Hijo. Y, con respecto al tema que estamos tratando en concreto, por medio de la Santa Iglesia Católica y sus Sacramentos.

b. Por otra parte, Dios, en la Persona de Nuestro Señor Jesucristo+ ha prolongado su vida terrena operando en su Iglesia: vive en la Tierra a través de la Iglesia, que es su Cuerpo Místico, y en las obras que realiza por medio de los Sacramentos, en los que actúa su propia Persona.  El ejemplo más sublime y glorioso de su obra lo constituye sin duda la Santa Misa, en la que continúa ofreciéndose e inmolándose al Padre en todo momento del día y de la noche, y seguirá haciéndolo hasta el final de los tiempos.

De hecho, Lutero sólo reconoce dos sacramentos: el bautismo, y el que prefirió denominar la Cena en sustitución de la Santa Misa, cuya naturaleza sacrificial negó.

II Naturaleza herética de la teología luterana

Esta es, pues, una breve síntesis de la doctrina de Lutero contenida en los cuarenta y un artículos condenados por el papa León X con la Damnatio in globo mediante la bula Exsurge Domine de 1520 como «…herejes, falsos, escandalosos, u ofensivos a los oídos piadosos, así como seductores de las almas simples, el origen de falsos intérpretes de la fe que en su orgullosa curiosidad aspiran a la gloria del mundo, y que siendo contrarios a la enseñanza de los apóstoles, desean ser más sabios de lo que podrían ser.»

Ahora bien, de conformidad con el Código de Derecho Canónico (CDC 1983 Can.751) «Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma…» Por haber negado la verdad de la Fe, Lutero es hereje, formalmente herético. Ciertamente, dada la gran cantidad de herejías que concibió y enseñó, la cantidad de sectas protestantes que generó y el subsiguiente daño que causó a la Iglesia Católica, se ha hecho acreedor al calificativo de heresiarca, o de príncipe de los herejes, o de heresiarca por excelencia.
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*Seudónimo de un sacerdote que celebra exclusivamente la Misa Tradicional en una diócesis italiana.

(Traducido por J.E.F. Artículo original)

RORATE CÆLI
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