«Desearía que pudieramos aplicar plenamente el motu proprio de Benedicto XVI Summorum Pontificum que habla de enriquecimiento mutuo de dos formas del mismo rito romano en la fidelidad al magisterio de la Iglesia, y en particular a la constitución sobre la Liturgia del Concilio Vaticano II. En nuestra diócesis muchas realidades están ligadas a la antigua forma del rito: en particular la Sociedad Misionera de la Divina Misericordia, pero también otros sacerdotes expresan individualmente su interés por esta expresión litúrgica. Esta acogida que quiere ser generosa reclama condiciones necesarias: la fidelidad al Vaticano II y al magisterio actual de la Iglesia, la aceptación en ciertas circunstancias, en particular acompañando al Obispo, de la forma ordinaria, y una orientación misionera decidida para no quedarse en un círculo cerrado.
El seminario diocesano debe ser para mi la matriz de la comunión del presbiterio. Esta es la razón por la cual yo he creado la Casa San Carlos en una articulación profunda en el Seminario diocesano. Esta casa ofrece a los jóvenes la posibilidad, mientras sigue sus estudios en el Seminario, de desarrollar su adhesión a la forma extraordinaria de la liturgia. Es necesario reflexionar en los años próximos sobre la posibilidad de que estos futuros sacerdotes puedan, además de la ayuda que ellos pueden aportar a las comunidades ligadas al rito tridentino, desarrrollar ministerios misioneros en sectores donde no hay ninguna presencia cristiana. Pienso, en particular, en nuestra diócesis, en ciertas zonas periféricas del territorio».
Publicado originalmente en: http://accionliturgica.blogspot.com.es/