
Recientemente el episcopado de Polonia ha iniciado una campaña pastoral en pro de la virtud de la Castidad en el noviazgo para llegar con mayor limpieza moral al matrimonio. De esa manera, desde Polonia, la Iglesia trata de atajar las CAUSAS de muchos problemas pastorales-sacramentales (como la «comunión a divorciados vueltos a casar») que a veces, o muchas veces, son solo tratados desde las CONSECUENCIAS.
Es decir: en la cristiandad ya nos estamos acostumbrando a una muy peligrosa y sutil dinámica: la de tratar las consecuencias de los pecados sin entrar a valorar las causas de los mismos. O, lo que es lo mismo, se vuelca toda la ENERGÍA pastoral en buscar salidas a situaciones creadas por causas de pecado…..lo cual está bien, claro, PERO……NO hay valor para entrar «al trapo» en esas causas y volcar una energía pastoral en tratar las mismas desde la enseñanza moral católica. En una frase: da la sensación de que la Iglesia ha RENUNCIADO o se ha RENDIDO ante la posmodernidad, en cuanto a que muy pocos hoy se atreven a predicar o formar en la moral cristiana ya que esta moral incluye mandamientos que son contra-corriente. Y me explico mejor con preguntas concretas:
¿Se predica hoy en homilías o catequesis que vivir juntos antes de casarse es vivir en pecado mortal permanente?
¿ Se predica hoy en homilías o catequesis que tener sexo antes del matrimonio es pecado mortal?
¿Se predica hoy en homilías o catequesis que el uso de anticonceptivos artificiales (como el PRESERVATIVO) ya sea dentro o fuera del matrimonio es pecado grave?
¿Se advierte a los fieles que si cometen esos pecados NO PUEDEN COMULGAR si antes no han confesado con un mínimo o básico propósito de enmienda?
Pues si se predicara con CLARIDAD y CONCRECIÓN la doctrina moral católica a:
* Los jóvenes que se preparan para la confirmación
* Los novios que se preparan para el matrimonio
* Los ya casados por la Iglesia
* Los novios que ya viven juntos o las parejas casadas por lo civil
ENTONCES no se dispararía tanto el número de personas viviendo situaciones de vida irregular, como los divorciados vueltos a casar. Porque entonces se habría intentado ATAJAR el problema en las CAUSAS y no en las CONSECUENCIAS. Pues está demostrado que la tasa de divorcios y separaciones es mucho más alta en los matrimonios que antes de casarse VIVIERON JUNTOS que en los matrimonios que vivieron con pureza y limpieza su noviazgo.
Tampoco se debe olvidar que la mayoría de los ABORTOS son consecuencia de relaciones pre-matrimoniales, y que los malos tratos en la pareja han crecido sensiblemente desde que se ha impuesto el libertinaje sexual.
La iniciativa del Episcopado polaco es EJEMPLAR y muy VALIENTE. Se han dejado de remilgos y de MERENGUES (documentos de lenguaje ligth que aparentan y no tienen fondo exhortativo concreto) y han entrado a fondo en el problema. Desde este blog aplaudimos esa iniciativa que está ausente del MIEDO (el principal enemigo de la nueva evangelización).
Y, como enseñaba nuestro querido Padre Loring, que en Gloria esté, no es solo hora de que prediquemos la Moral Católica con toda claridad sino que además esa formación ha de incluir un uso del lenguaje para llamar a las cosas por su nombre:
* Una pareja de novios que convive antes de casarse no es una «pareja de hecho» sino un CONCUBINATO
* Una relación de un casado/a con un tercero/a no es un «romance» sino un ADULTERIO
* Una relación eventual antes del matrimonio no es una «aventura» sino una FORNICACIÓN
* Un aborto provocado no es una interrupción del embarazo sino un CRIMEN con pena de EXCOMUNIÓN
En conclusión: es necesario que toda reflexión pastoral o teológica sobre las llamadas «nuevas situaciones» no se centren solo en ellas como si «fuera imposible evitarlas», como si fueran ya «hecho consumado y admisible». Eso es una abyecta rendición del deber grave cristiano basado en la predicación de la Verdad. Hay que estudiar estas situaciones, por supuesto, pero teniendo como fundamento la acción sobre las causas que las producen. Y en esa dirección camina el episcopado polaco.