El mismo día en que la Iglesia celebra la Natividad de la Santísima Virgen María,
8 de Septiembre, se recuerda la memoria de San Corbiniano, evangelizador de
la germana región de Baviera.
Vivió entre 670 y 730. Desde su juventud sintió la llamada de Dios a la vida
en oración y soledad como ermitaño, pero tras ese inicial periodo recibió el
encargo del Papa para misionar tierras del sur de Germania. Corbiniano
había estudiado muy bien la Sagrada Escritura y la hizo vida en su propia vida,
por lo que nadie mejor que él para evangelizar. Su vastísima labor apostólica
provocó que el Pontífice le consagrara Obispo de Frisinga. Desde la sede no
dudó en condenar el incestuoso matrimonio del Gran Duque, por lo que se ganó
la enemistad de éste que tramó su asesinato. Corbiniano se retiró algún tiempo
a Merano (Italia) hasta regresar de nuevo a Frisinga donde murió no sin antes
haber desarrollado una profunda labor misionera en toda la región, y además
sin venderse nunca a la autoridad civil sino más bien conservando la independencia
de la Iglesia frente al poder político.
San Corbiniano, vida espiritual al servicio de la misión, intercede por nosotros