Edmundo nace en Inglaterra y vive entre los años 841 y 870, en plena Alta edad media.
Su memoria se celebra en 20 de Noviembre. De madurez muy precoz, comenzó a gobernar sobre los anglos del este cuando sólo tenía 15 años. Fue hecho prisionero por los daneses, que le instaron a renegar de la fe cristiana. Obedeció a Dios antes que a los hombres y permaneció fiel. Ello le supuso la muerte de manera atroz, pues tras ser azotado lo asesinaron a flechazos.
Su reinado sorprende por su sensatez y altura de miras, algo no propio de su temprana edad.
Rechaza lisonjas y adulaciones, y opta por conocer directamente las necesidades de sus súbditos a los que trata con espíritu de servicio. Busca la paz para su pueblo e implanta una administración de justicia insólita en su tiempo. Las viudas y huérfanos son sus predilectos a la hora de ayudar.
Los piratas daneses invadieron su reino con afán de saqueo generalizado. Ello incluye la
fe cristiana a la que tratan de aniquilar matando sacerdotes y monjas, y destrozando Iglesias y
Monasterios. Edmundo reúne un pequeño ejército para hacer frente a la invasión pero pronto se da cuenta de que las posibilidades de vencer militarmente son muy escasas. En su ánimo hay dos sentimientos: uno, que muera el menor número de sus súbditos. Y otro, muestra de su profunda vida espiritual: que no se condenen los piratas si morían en pecado mortal. Por todo ello opta por retirarse a un lugar solitario y esperar allí ser capturado. Invitado a apostatar, muere mártir este gran rey cristiano.
San Edmundo, modelo de amor a los enemigos, intercede por nosotros