La semana pasada Suecia sufrió el peor ataque terrorista de su historia, en que un hombre de origen uzbeko arrolló con un camión a varios peatones en una calle céntrica de Estocolmo, matando a cuatro personas, entre ellas una niña de once años. Los medios de comunicación de masas se rieron de Donald Trump cuando habló de los problemas que tenía Suecia, por haber permitido que entraran indiscriminadamente a cientos de miles de musulmanes en su país. Ya nadie se ríe. Sin embargo, Aftonbladet, el periódico más vendido de Suecia, nos ofrece la solución al problema. Según su editorial, lo que hay que hacer es prohibir los coches en el centro de las ciudades.
De nada serviría deportar a personas que están en el país ilegalmente, como el asesino del ataque en cuestión; de nada serviría controlar la frontera, para evitar que entren miembros de grupos terroristas, como el asesino del ataque en cuestión; de nada serviría ponerse en guardia contra personas que profesan cierta ideología relacionada con el Islam, como el asesino del ataque en cuestión. Quizás el gobierno feminista de Suecia quiere prohibir también los cuchillos…
Menos mal que la alcaldesa de Estocolmo, Karin Wanngard, tiene un plan. Durante la «manifestación del amor» en repulsa al atentado, dijo que Suecia vencería «gracias a la apertura y la consideración.» Es decir, la misma apertura y consideración que resultó en la situación que tienen ahora.
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