El 30 de Diciembre la Iglesia recuerda la traslación a España del cuerpo del apóstol Santiago el Mayor, tras ser decapitado en Palestina. Fue el primer apóstol mártir, y ya había visitado España en el año 40, cuando un día 2 de Enero la Virgen María, aún con vida, se bilocaba en Zaragoza y desde un pilar animaba a Santiago en su labor evangelizadora hacia la tierra donde más fruto daría la fe cristiana: España. Por eso al morir fue trasladado para ser enterrado en tierras hispanas (en el «fin del mundo» como se creía entonces que eran las costas de Galicia). El barco con su cadáver arribaría en la costa para ser trasladado definitivamente a Compostela. Tras el periodo de invasión musulmana, en que el lugar del entierro pasa al olvido, la tumba se redescubre en el siglo IX y desde entonces en lugar de peregrinaciones desde toda Europa, hasta hoy.