La cuaresma como tiempo fuerte en la liturgia católica es una invitación a la conversión y penitencia. Para ayudarnos a vivir la cuaresma con sentido verdaderamente cristiano mirando hacia esos objetivos, se recomienda vivamente visionar la magnífica película «La Pasión» del director Gibson, que este año cumple u décimo aniversario. Y, como base de ese film, la lectura muy provechosa del libro «La Amarga Pasión de Cristo» de la Beata Ana Catalina Emmerich, revelación particular en la que Gibson se inspiró para hacer la película.
Si esa película ya se ha visto, recomendamos verla de nuevo. Es una película que debiera verse todos los años en cuaresma. Merece la pena por los abundantes frutos espirituales que de la visión se obtienen. Cuando el Papa Juan Pablo II la vio, en su estreno, quedó tan impresionado que dijo en su entorno: «así sucedió realmente». Pues la película está basada en una «revelación particular» que Dios Nuestro Señor hizo a una religiosa agustina, la beata Ana Catalina, la cual escribió íntegra en el libro que he mencionado. Cierto que la revelación particular NO obliga a creerla por la Iglesia, pero también obliga a NO negarla ya que la Iglesia la avala al reconocerla como tal. Toda revelación particular NO añade nada a la ÚNICA REVELACIÓN DIVINA que va desde el Génesis al Apocalipsis, pero toda revelación particular nos ayuda a comprender mejor algunos aspectos ya revelados, y a entrar mejor en ellos desde el corazón. Yo afirmo que SI creo en la revelación particular. Y también, por experiencia propia y ajena, aseguro que tanto la película como el libro CAMBIAN la vida de una persona que se acerque a ambos con la puerta abierta del corazón, y no solo con los ojos y oídos abiertos. Conozco muchas conversiones logradas a través de estos valiosos instrumentos.
VEAN pues la película (eso se hace en un día) y LEAN el libro (sugiero que no se haga en un día sino cada día un capítulo que puede llevarse a la oración o la lectura espiritual). Pero no dejen de hacerlo. Son dos regalos del Cielo para el Pueblo de Dios.