“El Sagrario es el lugar de la tierra en donde se habla más y mejor y se trabaja más activa y fecundamente. Padre, Hijo y Espíritu Santo, benditos seáis por cada uno de los segundos que está con nosotros el Corazón de Jesús en cada uno de los Sagrarios de la tierra” (Beato Manuel González)
Me encontraba en el Sagrario con el Señor y con un gran problema que asolaba mi alma, al mirar a mi alrededor me llamó la atención algo que me distrajo de la oración…No había nadie, apenas dos señoras y yo. Este es el panorama diario. Resulta sorprendente que la gente que te encuentras habitualmente en la calle, cuando te paras a hablar con ellos, sólo te cuentan problemas, uno detrás de otro y el Santo lugar donde se solucionan todas las dificultades, está vacío, ¿De verdad la gente tiene problemas? Quizás entonces es que no se creen que el Señor está en el Tabernáculo, esperándonos paciente como un Padre amoroso para cogernos en sus brazos y dar respuesta a todas nuestras inquietudes, por supuesto también está para alegrarse con nuestras satisfacciones, no sólo le vamos a llevar disgustos, se trata de compartir con Él nuestro día a día porque simplemente e inabarcable por nuestra mente, está allí…Allí está Jesús.
“Llamo tu atención, toda tu atención, lector, quien quiera que seas, sobre la ocupación primera que he descubierto del Corazón de Jesús. No te fijes en que está allí consolando, iluminando, curando, alimentando…sino sólo en esto, en que está” (Beato Manuel González)
¿Qué está ocurriendo para que nuestros Sagrarios cada vez estén más abandonados?
Hay muchas respuestas a esta pregunta, pero la primera y principal es que hoy en día, vivimos en un mundo descreído, no tenemos conciencia de que el Mismo Dios está ahí dentro, por qué sino, es imposible que no nos caigamos de rodillas ante su presencia real y que no deseemos otra cosa más que estar con Él, independientemente de nuestras alegrías o tristezas, simplemente estar con Él, estar con el Amado, ¿Quién no desea consumirse de amor cuando está enamorado?
Falta de Fe, esa es una de las respuestas, pero hay más, ¿Saben que está pasando en algunas Iglesias? No se asusten, pero tomen nota, que los Sagrarios están vacíos, tal y como lo leen, vacíos, gracias a Ministros del Señor que tienen una clara conciencia luterana y son los encargados de retirar a Nuestro Señor del Tabernáculo, no sabría decirles si esta maniobra es sin que nos enteremos o sucede delante de nuestras narices, como quién no quiere la cosa. El otro día me encontraba en la Santa Misa y cuando llegó el momento de la Consagración, el Sacerdote se la saltó, sí, sí, están leyendo bien, no hubo Consagración, pasó directamente a lo que se conoce como la Doxología final, “Por Cristo con Él y en Él…”, me quedé perpleja y observando para ver que nos deparaba la siguiente sorpresa. Llegado el Cordero de Dios, partió la Hostia sin Consagrar, tomó parte de ella y el resto, la echó en el Copón que había dentro del Sagrario. Verán Vds. si este hombre tuviera sus facultades mentales mermadas, si fuera un enfermo o un anciano, en honor a la caridad cristiana yo no les estaría contando esto, por supuesto, pero lo que tenía delante de mi era un Sacerdote sin fe que sino fuera por su Ministerio, yo diría que era un “sinvergüenza” que hace esto habitualmente ¡Muy fuerte! ¿Verdad? O quizás la expresión correcta sea: muy triste, lamentable, deplorable. Miren Vds. así se vacía un Sagrario, así se vacían las almas de los fieles y así se vacía la Fe.¿Cómo vamos a pretender que alguien se arrodille si delante de nosotros no está pasando absolutamente nada? Frente a este caso que quizás consideren extremo pero que les aseguro que no lo es, a diario, vemos Sacerdotes que en la Consagración cambian las palabras, invalidando voluntariamente la Transustanciación, es decir, no Comulgamos, es así de sencillo, como mucho, será una Comunión espiritual pero en ningún caso, Sacramental. Leía un día un artículo de un Sacerdote que se preguntaba si los fieles en la Santa Misa no teníamos mejor que hacer que fijarnos en si el Presbítero se ajustaba al Misal o si iba por libre. La respuesta a esta inquietud es muy sencilla, la mayoría de las personas no se enteran de lo que está pasando o deja de pasar. El otro día a mi lado, una señora en el momento de la Consagración se puso a comer un caramelo como quien se sienta en la chocolatería a tomar los churros. Con lo cual, pierda cuidado, un nutrido grupo de personas son ajenas a lo que se vive delante de sus ojos y otra pequeña porción, sí, estamos atentos, por supuesto y es que a mí me gusta si voy a la Santa Misa y estoy en Gracia de Dios, recibir al Señor, no acudir a una representación teatral del Don Ramón de turno que prefiere que le llamen Moncho.
Mis queridos amigos, se lo dije el otro día, pero se lo repito, porque es necesario que nos quedemos con la palabra “terrorismo eclesial”, aunque no nos lo cuenten en el telediario ni en las noticias, está sucediendo, “terrorismo eclesial” ¿Objetivo? Apartar a Dios de nuestras vidas, cojan una tila y lean esto: “Y eso de reservar la eucaristía en un sagrario, ¿a qué viene? ¿No hemos dicho que el verdadero signo es partirlo? Prueba de que nuestra mentalidad es mágica, es que pensamos que Dios está en el sagrario más que fuera de él. Pero eso… ¡es absurdo! No es que esté allí más que en otra parte” Pablo D´Ors, Sacerdote.
Entraba hace poco en una Iglesia y al hacer la genuflexión al Sagrario me dijo el Sacerdote, “está vacío, lo que pasa que la luz es automática y se enciende al activar el interruptor general, el Sagrario está en una capilla próxima”. Si todo esto no es para que uno se caiga fulminado, venga el mismo Dios y lo vea. Hace un tiempo veíamos como el mismo Santo Padre ponía una pelota de fútbol en un Sagrario… ¿Vds. creen que esto es serio? Hace unos meses me encontraba en una fiesta patronal, mientras la imagen del Santo relucía brillante y llena de flores mientras la gente en torno a él lo tocaba, depositaban ofrendas y hacía oración, apartado en una esquina, un Sagrario todo mugriento, lleno de arañas a su alrededor, sucio… ¿No es para caerse a los pies de nuestro Señor y con nuestras lágrimas enjugar sus Santos pies?
No es que se hayan quitado los Sagrarios del centro de la Iglesia, es que se ha quitado al mismo Dios del centro de nuestro corazón.
La gente actúa en consecuencia con lo que ve y por ello cada vez aumenta la gente que comulga en la mano, el otro día veía en una Iglesia como retiraban los reclinatorios para Comulgar, el panorama es desesperanzador. ¿Recuerdan a Bernardita Soubirous? ¿Y a los pastorcitos de Fátima? De rodillas cayeron ante la presencia de nuestra Señora, si nosotros permanecemos de pie, es obvio y evidente en lo que creemos…en nada. Recapacitemos, Jesús está real y verdaderamente en la Hostia.
¿Está en nuestras manos arreglar todo este desaguisado? Si estuviéramos en la inquisición tendría fácil arreglo, la hoguera solucionaría muchos problemas, no exagero diciéndoles que estamos rodeados de herejes. La solución, primeramente, pasa por devolver los Sagrarios al centro del Templo que es donde deben de estar. Fíjense cuando entran turistas y personas que desde niños no volvieron a la Iglesia, observen como hay gente que hace una genuflexión cuando pasa por el Altar, sin embargo, cuando llegan al Sagrario no reparan en la grandeza de lo que tienen delante de ellos, es cierto que el Señor opera igual con su Gracia, pero hay que devolverle el lugar que le corresponde, el principal, ¿Acaso se sienta a un Rey o a un presidente de Gobierno en una esquina o apartado del lugar donde lo vea todo el mundo? Pues figúrense, hablamos del Rey de Reyes. Si a esa primera solución le acompaña el recogimiento de los Presbíteros en el Sagrario, ¿No querremos nosotros también acercarnos a Dios y ser Santos como nuestros Santos Sacerdotes? ¿Creen Vds. que un Sacerdote que hace oración en el Sagrario, modificaría a su antojo la Liturgia o no Consagraría? Para mí una de las imágenes más hermosas que veo en las Iglesias es cuando entro y me encuentro a algún Sacerdote en el Sagrario, porque veo a un hombre de Dios que se hace pequeño ante el Padre y no aquellos que prefieren abandonar al Señor y estar en las cafeterías tomando algo con los “laicos implicados”, sí, implicados en cargarse todo lo Santo y piadoso, implicados en cargarse al mismo Dios.
“Sabedlo, demonios que queréis perderme, que tratáis de sonsacarme, enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas a mis ojos y gotas de sangre a mi corazón, pecados que me atormentáis con vuestros remordimientos, cosas malas que me asediáis, sabedlo, que el Fuerte, el Grande, el Magnífico, el Suave, el Vencedor, el Buenísimo Corazón de Jesús está aquí, ¡aquí en el Sagrario mío! (Beato Manuel González)
Sonia Vázquez