Imagen de la Virgen de Fátima, procesionada el 13 de mayo de 2012, en el Santuario de Fátima (Portugal)
Lucía de Jesús, de 10 años y sus primos, Francisco y Jacinta, de 9 y 7 años, cuidaban un pequeño rebaño en Cova da Iría, en Fátima, el 13 de mayo de 1917 cuando, tras haber rezado el rosario como hacían habitualmente, vieron una luz brillante y encima de una pequeña encina una «Señora más brillante que el sol» con un rosario blanco en las manos. Así lo relatarían después los tres pastorcillos a los que la Virgen les dijo que rezaran mucho y los invitó a volver en los días 13 de los siguientes cinco meses al mismo lugar y a la misma hora, como ellos hicieron. En todos los mensajes la Virgen insistió en la necesidad de rezar por la conversión de los pecadores, e incluso mostró el infierno a los tres niños, para que comprendieran ese horror eterno destinado a los que mueren en pecado sin haberse arrepentido.
Igualmente no cesó de pedir, la Virgen a los pastorcillos, que se rece el Rosario todos los días, como mejor instrumento de conversión para los pecadores.
Cerca de 70.000 personas les acompañaban cuando se apareció por última vez el 13 de octubre. La Virgen les dijo que era la «Señora del Rosario» y pidió que se construyera en el lugar una capilla. «Después de la aparición todos los presentes observaron el milagro prometido a los tres niños en julio y septiembre: el sol, pareciéndose a un “disco” de plata, se le podía mirar sin dificultad alguna y giraba sobre sí mismo como si fuese una rueda de fuego, que fuera a precipitarse sobre la Tierra», reseñan en el santuario.
Aún se le aparecería posteriormente a Lucía en España, siendo ésta religiosa de Santa Dorotea, el 10 de diciembre de 1925 y el 15 de febrero de 1926 en el Convento de Pontevedra y en la noche del 13-14 de junio de 1929, en el Convento de Tuy.
La Virgen confió a los tres pastorcillos tres secretos que conservó en solitario Lucía tras la muerte de los dos pequeños. El primer secreto anunciaba el final de la Primera Guerra Mundial y el estallido de una segunda guerra más devastadora. El segundo presagiaba la caída del comunismo en Rusia y la transformación de aquella gran nación que había contribuido a la difusión del ateísmo. En 2000 Juan Pablo II sorprendió revelando el tercer secreto de Fátima: las persecuciones contra la Iglesia y el atentado casi mortal que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.