El Arzobispo de Dublin, Diarmuid Martin, ha criticado la Iglesia Católica por la «cruel exclusión» de las personas homosexuales «en varios periodos» de su historia, «no sólo en el pasado lejano». El Arzobispo dijo que para muchos el cristianismo, en lugar de ser «una fe de vida nueva y liberación», se ha vivido en el sentido opuesto, como una opresión. Para Monseñor Martin, esta «religión de miedo» contrasta con la que predica el Papa Francisco, quien «advierte contra el peligro de una Iglesia que es arrogante en vez de misericordiosa».
Como buen prelado modernista, Monseñor Martin habla como si la Iglesia se hubiera fundado en 1965; como si gracias a Francisco la Iglesia hubiera descubierto la misericordia divina. Sin embargo, cuando se trata de definir sus términos, es escurridizo. Por ejemplo, en el referéndum en Irlanda de 2015 sobre el mal-llamado matrimonio homosexual, se negó a decir a los católicos irlandeses cómo debían votar. También acaparó titulares por arremeterse contra el Cardenal Burke, alegando que éste era insensible al «lado amoroso y tolerante» del Islam.