Catecismo de la crisis en la Iglesia: LA FE (II)

6.- ¿Qué es la fe?

La fe es una virtud sobrenatural por la que, apoyados en la autoridad de Dios mismo y movidos por su gracia, tenemos por absolutamente verdadero todo lo que El ha revelado[1].

-¿La fe presupone pues una revelación divina? Si, la fe es la respuesta del hombre a la revelación de Dios.

¿Cómo se ha revelado Dios a los hombres? Dios ha hablado a los hombres por Moisés, los profetas y sobre todo por su Hijo unigénito, Nuestro Señor Jesucristo.

-¿Cuáles son las verdades que el hombre conoce gracias a la Revelación divina? Gracias a la Revelación, el hombre conoce los atributos de Dios y su esencia trinitaria; conoce también su propio destino eterno: la visión de Dios en el Cielo. La Revelación le muestra en fin el camino a tomar para llegar a este fin: la observación de los mandamientos de Dios y la recepción de los Sacramentos, que son los medios de salud instituidos por Dios.

-¿Por qué se dice que la fe es sobrenatural? Las verdades reveladas por Dios, que son el objeto de la fe, sobrepasan la capacidad natural de nuestra inteligencia, por lo tanto no es posible adherirse a ellas sin una ayuda sobrenatural de Dios, la que se llama gracia.

-¿Cuál es el motivo que nos hace adherirnos a las verdades reveladas por Dios? El motivo de la fe es únicamente la autoridad de Dios que se revela. Creemos en las verdades de la fe porque Dios las ha afirmado y no porque nosotros las hayamos conocido por nosotros mismos. Creemos por ejemplo en la Santísima Trinidad o en la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, no porque nosotros hayamos descubierto esas verdades con nuestra inteligencia, sino porque Dios nos las ha revelado.

 

7.-¿Cómo nos ha sido comunicada la fe?.

Una fuente de la fe es la Sagrada Escritura o Biblia. Se divide en dos partes: el antiguo Testamento que contiene la revelación de Dios al pueblo judío antes de la venida de Cristo, y el nuevo Testamento, que transmite explícitamente la Revelación cristiana.

-¿En qué se distingue la Sagrada Escritura de los otros escritos religiosos? La Sagrada Escritura es inspirada por el Espíritu Santo. Esto quiere decir que no es un simple escrito humano, sino que, a través del autor humano, es Dios el autor principal, habiendo guiado al hombre de manera misteriosa para redactarla. Por esta razón, la Sagrada Escritura es, en sentido propio, la Palabra de Dios.

 

8.-¿La Sagrada Escritura es la única fuente de la Revelación?

Decir que la Sagrada Escritura es la única fuente de la Revelación es un error protestante. La enseñanza entregada por los Apóstoles, a la que llamamos Tradición  apostólica, es también, junto a la Sagrada Escritura, una verdadera fuente de la Revelación[2].

-¿Podemos encontrar en la misma Sagrada Escritura la mención de otra fuente de la Revelación? Todo lo que Jesús ha dicho y ordenado no se encuentra en la Sagrada Escritura. La misma Santa Escritura dice: “Hay todavía muchas otras cosas que Jesús ha hecho; si quisiéramos contarlas en detalle, creo que el mundo no podría contener todos los volúmenes que se habrían de escribir.” (Jn 21,25). En aquella época se escribía mucho menos que hoy; también la tradición oral recibe un lugar muy grande.

¿Qué otra razón podemos invocar para mostrar la necesidad de la Tradición? Es únicamente por la Tradición que conocemos ciertas verdades reveladas por Dios, y notablemente, cuáles libros pertenecen a la Sagrada Escritura. Hay en efecto otros “Evangelios” y pretendidas cartas de los Apóstoles que no son auténticos escritos bíblicos. Los protestantes, que no quieren reconocer mas que a la Biblia como fuente de la fe, deben al menos en esto reconocer a la Tradición, ya que solamente de ella han recibido la Sagrada Escritura.

-¿Cuál es la primera de las dos fuentes de la Revelación, la Sagrada Escritura o la Tradición Apostólica? La Tradición es la primera de las dos fuentes de la Revelación por su antigüedad (los Apóstoles comenzaron predicando), por la plenitud (siendo ella misma el origen de la Escritura, la Tradición contiene todas las verdades reveladas por Dios) y por la suficiencia (la Tradición no tiene necesidad de la Escritura para fundar su autoridad divida; al contrario, es ella que da la lista de libros inspirados por Dios y que permite conocerlo en sentido auténtico).

 

9.- ¿Quién nos puede decir con autoridad lo que pertenece a la Revelación?

Solamente el Magisterio de la Iglesia, que reside principalmente en el papa, puede decirnos con certeza en las cuestiones disputadas, qué es lo que se debe creer y qué es erróneo. Es a Pedro, en efecto, y en él a sus sucesores, que Cristo dijo: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16, 18). Le ha dado a Pedro igualmente la misión de confirmar a sus hermanos en la fe: “He rogado por ti a fin de que tu fe no desfallezca, y cuando te conviertas, confirma en ella a tus hermanos” (Lc 22, 32).

Una doctrina sobre la que la Iglesia ha definido que pertenece infaliblemente a la Revelación divina, se llama dogma.

-¿Qué nos dice la Sagrada Escritura sobre la manera en que ella misma debe ser interpretada? San Pedro nos dice en su segunda epístola:

Antes de todo, sépanlo: ninguna profecía de la Escritura es objeto de interpretación personal. Porque nunca de la voluntad humana ha salido ninguna profecía, sino que es por el Espíritu Santo que los hombres han hablado de parte de Dios. (2 P 1, 20-21).

Este pasaje ilustra al mismo tiempo la inspiración de la Sagrada Escritura por el Espíritu Santo y el hecho que no se debe interpretar como nos plazca. Esto es exactamente lo que hacen los protestantes: cada quien interpreta la Biblia; y naturalmente, cada quien la comprende de manera diferente.

-¿Se puede probar de otra manera la institución de un magisterio infalible en la Iglesia? La simple reflexión basta para mostrar la necesidad de un magisterio infalible. Cristo no quiso hablar solamente a sus contemporáneos de Palestina, sino que habló para todos los hombres de todas las épocas por venir y de todas las regiones de la tierra. Su doctrina no hubiera podido ser conservada sin alteración en el curso de los siglos si no hubiera instituido una autoridad competente para dirimir las disputas a venir. Entonces esta autoridad ha sido instituida.

-¿Tenemos otros signos de la necesidad de esta institución? El ejemplo de los protestantes muestra en la práctica lo que acabamos de explicar. Entre ellos no hay magisterio, sino que cada uno es de alguna suerte su propio papa. Es por eso que los protestantes son divididos en una multitud de agrupaciones, y cada una cree diferente de las otras. La Iglesia católica, al contrario, ha conservado intacta la fe desde los primeros cristianos.

 

10.-¿Cuál es la consecuencia de la negación de un dogma?

El que niega un solo dogma ha perdido la fe, porque no recibe la Revelación de Dios, sino que se establece a si mismo juez de lo que se debe creer.

-¿No se puede negar un dogma y continuar creyendo en los otros, y por lo tanto conservar, al menos parcialmente, la fe? Como lo vimos en líneas más arriba, la fe no reposa en juestro juicio personal, sino en la autoridad de Dios que se revela y que no puede engañarse ni engañarnos. Por lo tanto es necesario recibir todo lo que Dios ha revelado y no tomar solamente lo que bien nos parece. Por consecuencia, el que ha hecho una elección respecto al depósito revelado y no quiere aceptarlo todo, impone a Dios un límite, porque deja a su razón tener la última palabra. El que obra de esta manera no tiene ya la fe sobrenatural, sino una fe humana, por más que sean los puntos en los que coincide con la fe sobrenatural.

¿Se pueden citar, sobre este punto, las enseñanzas de los papas? El papa Pío IX, en su definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en 1854, decía:

Por eso, si alguno tiene la presunción, Dios no lo quiera, de pensar contrariamente a nuestra definición, que sepan y entiendan que, condenados por su propio juicio, han naufragado en la fe y han cesado de estar dentro de la unidad de la Iglesia[3].

León XIII enseña lo mismo:

El que, aunque sea en un solo punto, niega una de las verdades de la fe, pierde en realidad la fe toda entera, en virtud de que se rehúsa a respetar a Dios como verdad suprema y motivo formal de la fe[4].

Y el papa cita a San Agustín que afirmaba a propósito de los heréticos:

Son muchas cosas en las que están de acuerdo conmigo, y pocas cosas en las que no lo son. Pero a causa de estas pocas cosas en las que no están de acuerdo conmigo, los numerosos puntos de acuerdo no les sirven de nada[5].

¿Entonces en materia de fe, es todo o nada? No se puede ser católico en un 70 o en un 99%; o aceptamos toda la revelación o no la aceptamos, en este caso no se posee mas que una fe humana que se han creado por si mismos. El hecho de elegir ciertas verdades entre el conjunto de las verdades de la fe es lo que se llama herejía.

-¿Qué debemos pensar sobre el slogan tan difundido según el cual, en nuestros encuentros con los “hermanos separados” debemos tomar en cuenta lo que nos une, no lo que nos separa?  Es absolutamente falso y contrario a la enseñanza tradicional de la Iglesia decir, a propósito de los no-católicos, que es necesario mirar solamente lo que nos es común más que lo que nos divide. Se da así la impresión que las diferencias no versan mas que sobre detalles sin importancia mientras que se trata en realidad de la plenitud de la verdad revelada.

 

11.- La fe no es principalmente un sentimiento?

Es uno de los errores del modernismo, condenado por San Pío X en 1907 en su encíclica pascendi, decir que la fe es un sentimiento salido del subconsciente y que expresa la necesidad de lo divino. En realidad el acto de fe no es un sentimiento, sino la recepción conciente y voluntaria de la Revelación divina, tal como ella se presenta al hombre en la Sagrada Escritura y en la Tradición.

-¿Qué es la Revelación para los modernistas? Para los modernistas, la Revelación se produce cuando el sentimiento religioso pasa de la esfera de lo subconsciente a la de la conciencia. La fe no sería entonces mas que algo sentimental y subjetivo. La Revelación no vendría entonces del exterior (de lo alto), sino que surgiría del interior del hombre.

-¿Cuál es entonces, para los modernistas, el papel de Cristo en la Revelación? En el origen del cristianismo, hay para los modernistas la experiencia religiosa de Jesucristo (quien, por supuesto, no es considerado aquí como verdadero Dios). El cual ha compartido sus experiencias con otros que también lo han vivido y lo han comunicado a su alrededor. De esta necesidad de los fieles de comunicar a los otros sus experiencias religiosas y de formar una comunidad, ha nacido la Iglesia. Por lo tanto, la Iglesia no es una institución divina; no es, como los sacramentos, el papado, los dogmas, mas que el resultado de las necesidades religiosas de los creyentes.

-¿No es verdad que el hombre tiene naturalmente un sentimiento religioso? El sentimiento religioso natural debe ser rigurosamente distinguido de la fe sobrenatural del católico. Hay ciertamente en el corazón humano una necesidad de Dios, pero si Dios no responde realmente a esta necesidad, queda un sentimiento vacío. Es mas, como todo lo que es natural en nosotros, el sentimiento religioso está herido por el pecado original: se puede caer fácilmente en el error y hasta en el pecado (superstición, idolatría).

-¿Podemos encontrar, sobre este punto, la enseñanza cierta de la Iglesia? En el juramento antimodernista que, hasta 1967, todos los sacerdotes debían pronunciar antes de su ordenación se dice:

Yo tengo como cierto y profeso sinceramente, que la fe no es un sentimiento religioso ciego  surgido de las profundidades tenebrosas del subconsciente bajo la presión del corazón y el impulso de la voluntad moralmente informada, sino que ella es un verdadero consentimiento de la inteligencia a la verdad recibida del exterior ex auditu[6], consentimiento por el que creemos verdadero, a causa de la autoridad de Dios soberanamente verídico, todo lo que ha sido dicho, testimoniado y revelado por el Dios personal, nuestro creador, nuestro maestro[7].

 

12.- Puede cambiar la fe?

Desde la doctrina modernista, la fe puede cambiar, porque los dogmas no son mas que la expresión de un sentimiento de fe interior y de una necesidad religiosa. Ellos deben entonces ser adaptados y formulados de manera nueva, según cambien los sentimientos y las necesidades religiosas.

Si al contrario, los dogmas expresan de manera infalible las verdades de la fe, como la Iglesia lo enseña, es evidente que no pueden ser cambiados, porque lo que era verdad ayer no puede ser falso hoy y a la inversa. Así como la verdad es inmutable, también lo es la verdadera fe. Es por eso que San Pablo escribe: “Si nosotros mismos o un Ángel venido del cielo les anuncia otro Evangelio que el que nosotros les hemos enseñado, sea anatema!. (Ga 1,8). “Jesús Christus heri et hodie, ipse et in sæcula – Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y eternamente”. (He 13,8).

-¿La fe no progresa? Un progreso en la doctrina de la fe es posible solamente en elsentido que las verdades de fe sean mejor comprendidas y explicadas. Este desarrollo fue predicho por Jesucristo a su Iglesia cuando dijo:

El Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho (Jn 14,26).

-¿El Espíritu Santo no puede enseñar a la Iglesia nuevas verdades? La Revelación está terminada a partir de la muerte de los Apóstoles[8]. Desde entonces, el Espíritu Santo no enseña nuevas verdades, sino que hace entrar a la Iglesia más profundamente en la verdad revelada por Cristo. Las verdades reveladas que en cierta época no han jugado mas que un rol secundario en la vida de la Iglesia, pueden pasar al primer plano en otra época. Las controversias suscitadas por los herejes contra la Iglesia, la han forzado a exponer de manera mas precisa y clara las verdades de fe, hizo explícitas las verdades que habían sido conservadas implícitas, pero sin agregar nada al depósito revelado a los Apóstoles.

-¿Cuáles son las reglas de este desarrollo de la fe? El desarrollo de la doctrina puede precisar lo que ha sido enseñado anteriormente, pero jamás contradecirla o modificarla. No puede haber oposición. Una vez que un dogma ha sido definido, no puede transformarse mas tarde en falso, sin valor, o tomar un nuevo sentido.

-¿Cuando define un dogma, la Iglesia no descubre nuevas verdades? Cuando la Iglesia define un nuevo dogma, no descubre nuevas verdades, sino que explica y acentúa de una manera nueva, lo que en el fondo, siempre fue creído; siempre es “la misma creencia, el mismo sentido y el mismo pensamiento”[9]. El concilio Vaticano I enseña claramente:

El Espíritu Santo no ha sido prometido a los sucesores de Pedro para que hagan conocer por su revelación una nueva doctrina, sino para que con su asistencia, guarden santamente y expongan fielmente la Revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe[10].

 

13.-¿Pueden otras religiones poseer la verdadera fe?

Del hecho que varias religiones se contraigan entre ellas sobre puntos fundamentales, no puede ser que varias de ellas sean verdaderas. Solo una sola religión puede tener la verdad, y esa es la religión católica. Dios se ha revelado en Jesucristo, no en Buda ni en Mahoma, y Cristo no ha fundado mas que una sola Iglesia que debe comunicar a los hombres, hasta el fin del mundo, su enseñanza y su gracia. La fe en Dios trinitario, la fe en cristo y la fe en la Iglesia forman una unidad indivisible.

-¿Las diversas religiones verdaderamente se contradicen? O Dios es Uno y Trino o no lo es. Si es Trinidad, todas las religiones no cristianas son falsas. Pero las confesiones cristianas también se contradicen entre ellas: algunas no creen en la divinidad de Cristo, muchas no creen en la presencia real del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, etc. Las creencias opuestas son incompatibles.

 

14.- ¿Cómo podemos reconocer que la fe católica es la verdadera?

Cristo ha probado la veracidad de su misión por los milagros que hizo. Es por eso que dice: “¿No creen que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mi?. Créanlo al menos por mis obras” (Jn 14,11). Loa Apóstoles también se han manifestado por sus milagros: “Ellos fueron a predicar a todas partes, cooperando el Señor y confirmando su Palabra por los milagros que la acompañaban”. (Mc 16,20). Los milagros son, por lo tanto, la prueba de la misión divina de la Iglesia.

-¿Podemos estar seguros de la existencia de los milagros? Siempre ha habido milagros en la Iglesia, y la existencia de estos milagros jamás ha tenido tanta certeza como hoy, donde se puede, gracias a los conocimientos y medios de investigación científica, excluír las explicaciones naturales con mucha más facilidad que antes. La autosugestión y la alucinación no tienen lugar aquí. Una multiplicación de alimentos constatada por numerosas personas que no fueron influenciadas de ningún modo, la resurrección de un muerto o la curación súbita de un órgano casi destruido completamente no pueden ser explicados así. La Iglesia no reconoce jamás un milagro mientras subsista la menor posibilidad de una explicación natural.

-¿Todos los milagros son de orden físico? Junto a los milagros denominados “físicos” (hechos que son físicamente inexplicables por la sola fuerza de la naturaleza), existen también los que llamamos milagros “morales”  (hechos que son moralmente inexplicables por la sola fuerza de la naturaleza).

Dé ejemplos de un milagro moral  La difusión del cristianismo es un milagro moral, porque no cabe ninguna explicación al hecho que doce pescadores sin instrucción y sin influencia hayan podido convertir en poco tiempo una gran parte del universo, y eso a pesar de la oposición de los poderosos y los ricos. La santidad multiforme que florece sin interrupción en la Iglesia después de dos mil años es igualmente un milagro moral.

-¿Los milagros prueban las verdades de fe? Los milagros no pueden probar directamente las verdades de la fe, ni forzar a creer, porque la fe ya no sería mas la fe, sino una ciencia. Pero muestran sin embargo que la fe no es una confianza ciega y sin fundamento, que ella no se opone a la razón, sino que al contrario, sería irrazonable no creer!.

-¿Aparte de las pruebas de la verdad del catolicismo, tenemos pruebas directas de la falsedad del protestantismo? Que las fracciones protestantes del cristianismo no pueden estar en la verdad resulta del simple hecho que estas son tardías divisiones de la Iglesia de Cristo. Lutero no ha reformado la Iglesia, como ha pretendido, sino que ha inventado nuevas doctrinas opuestas a lo que los cristianos han creído anteriormente. Los cristianos han estado siempre convencidos, por ejemplo, que la eucaristía no puede ser celebrada mas que por un hombre ordenado sacerdote y que la santa Misa es un verdadero sacrificio; ¿cómo puede ser verdadero pretender de repente, mil quinientos años después, que las cosas son diferentes?. ¿Cómo puede ser verdadera la Iglesia anglicana cuando debe su existencia al adulterio del rey Enrique VIII?

-¿Entonces podemos encontrar fácilmente la verdadera religión? Debemos constatar con el Papa León XIII:

Reconocer cuál es la verdadera religión no es difícil a quien quiera juzgar con

prudencia y sinceridad. En efecto, hay pruebas muy numerosas y brillantes, la verdad de las profecías, la multitud de los milagros, la prodigiosa necesidad de la propagación de la fe incluso entre sus enemigos y sorteando grandes obstáculos, el testimonio de los mártires y otros argumentos semejantes, prueban claramente que la única verdadera religión es la que el mismo Jesucristo ha instituido, el cual da a su Iglesia la misión de guardarla y propagarla[11].

¿Si es tan fácil encontrar la religión verdadera, como explicar que tantos hombres no lo hagan?Si hay tantos hombres que no hacen caso a la verdadera religión, es sobre todo porque muchos pecan por negligencia en esta materia. No se preocupan de conocer la verdad de Dios sino que se contentan sea con los placeres de este mundo, sea con las costumbres y supersticiones en medio de las cuales viven y que les es suficiente para satisfacerles su sentimiento religioso; no tienen sed de la verdad. Muchos presienten, además, que la verdadera religión les exigirá sacrificios y no quieren eso. En fin, el hombre es por naturaleza un “animal social”: Necesita de ayuda en todos los ámbitos (físico, técnico, intelectual y moral) y depende mucho de la sociedad en donde vive. Se ésta es islámica o atea (como la nuestra), si la escuela y los medios de comunicación lo desvían del cristianismo (y además lo embrutece para impedirle reflexionar), le será muy difícil nadar contra corriente.

 

15.-¿La fe es necesaria para salvarse?

Las Sagradas Escrituras enseñan que la fe es absolutamente necesaria para obtener la salvación eterna. “El que crea y sea bautizado será salvo, el que no crea será condenado” ha dicho Nuestro Señor (Mc 16,16).

San Pablo enseña: “Sin la fe, es imposible agradar a Dios” (He 11,6)

-¿Cuál es esa fe necesaria para salvarse? La fe necesaria para salvarse no es cualquier fe, sino la fe verdadera, aquella que se adhiere de manera sobrenatural a la verdadera doctrina revelada por Dios.

-¿Esta necesidad de la doctrina verdadera es visible en las Sagradas Escrituras? La necesidad de mantener la verdadera doctrina es manifestada en las advertencias repetidas de los Apóstoles respecto a los incrédulos y los heréticos: “Tiempo vendrá en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino al contrario, queriendo oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a doctores propios para satisfacer sus deseos, y cerrarán sus oídos a la verdad y los aplicarán a las fábulas” (2 Tm 4,3).

-¿Los que, sin culpa de su parte, no se adhieren a las verdades reveladas, serán necesariamente condenados? Dios le da a todos los hombres la posibilidad de salvarse. El que desconoce las verdades de la fe sin falta de su parte, obtendrá de Dios, en un momento o en otro, si hace todo lo posible por vivir bien, la posibilidad de recibir la gracia santificante. Pero evidentemente, el que por su propia falta no profesa la verdadera religión, se perderá eternamente.

¿La verdadera fe tiene entonces una importancia soberana?No se trata, en esta cuestión, de una inútil controversia entre teólogos, sino de la salvación o de la desdicha eterna de las almas inmortales.

Padre Matthias Gaudron

[1] .- El concilio de Trento enseña que la fe es “una virtud sobrenatural por la que, asistidos y ayudados por la gracia de Dios, creemos verdaderamente lo que nos ha revelado, no porque estas cosas, consideradas a la luz natural de nuestra razón, se impongan por sí mismas como verdaderas, sino a causa de la autoridad de Dios mismo que nos las revela y que no puede ni engañarse ni engañarnos.

[2] .- El Concilio de Trento enseña que la Revelación está contenida “en los libros escritos (la Sagrada Escritura) y en las tradiciones no escritas que los Apóstoles han recibido de boca de Jesucristo mismo, y que se transmitieron como de mano en mano antes de que les fueran dictadas por el mismo Espíritu Santo y que han llegado hasta nosotros” (DS 1501). Esta enseñanza es retomada por el Vaticano I (DS 3006).

[3] .- DS 2804.

[4] .- LEON XIII, encíclica Satis cognitum, 29 de junio de 1896

[5] .- San AGUSTÍN Comentario sobre el salmo 54, n. 19 (PL 36, 641).

[6] .- Ex auditu : por el oído . “FIDES ex auditu”  Rm 10, 17

[7] .- DS 3542.

[8] .- Entre las proposiciones modernistas condenadas en 1907 por el papa San Pío X, figura el error siguiente:  “La Revelación, que es el objeto de la fe católica, no ha sido terminada con los Apóstoles”.

[9] .- “In eodem scilicet dogmate, eodem sensu eademque sententia” , Concilio Vaticano I, DS 3020. El Concilio cita aquí a san VICENTE DE LERINS, Commonitorium primum 23, n.3; PL50, 668A.

[10] .- DS 3070.

[11] .- LEON XIII,  encíclica Immortale Dei.

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