Confirmado: El celibato sacerdotal y el clero homosexual serán los próximos campos de batalla de este Pontificado

La última columna de Sandro Magister (Sacerdotes Casados. El eje Alemania-Brasil) publicada hoy, presenta pruebas más concretas de la apertura de Francisco a la creación de «excepciones» a la ley del celibato sacerdotal en el rito latino, con el apoyo del clero alemán y alemán-brasileño. Ésta vez ya no se trata de meros rumores o especulaciones, sino de afirmaciones directas de dos clérigos de renombre, quienes han mantenido correspondencia o han hablado con el papa, quien está, realmente, dispuesto a considerar la posibilidad de que haya sacerdotes casados por el Rito Latino, al menos, en algunas regiones del mundo (empezando por el Amazonas), con la esperanza de que, la reforma, “desarrolle una dinámica propia”.

Esta presente también una franca llamada a tener sacerdotes homosexuales “célibes”, que está de común acuerdo con la promoción del clero casado que los liberales alemanes tratan, evidentemente, como parte integrante esencial para cualquier “solución” que relaje las leyes vigentes en materia de celibato sacerdotal.

En relación a este tema, Magister no menciona la “descentralización”, pero está claro que la cuestión de “regionalizar” el tema del celibato clerical está en línea con él. Tengan en cuenta que, en la próxima reunión del Consejo de Cardenales (8 y 9 de febrero de 2016), se discutirá sobre la descentralización de la Iglesia. Ese mismo mes, el cardenal Baldisseri, convocará un seminario con “especialistas” que discutirán sobre cómo hacer que la Iglesia Católica sea más “colegial” y “sinodial” y cómo revisar el proceso sinodial más a fondo.

Planteando la cuestión del celibato tan poco tiempo después de los debates acerca de la comunión de los “divorciados vueltos a casar”, se corre el riesgo de causar divisiones entre los africanos católicos: no es ningún secreto de que, el celibato, es tema de controversia entre muchos católicos africanos que son, por lo demás, muy conservadores en temas de moralidad.

De la columna de Magister (las negritas son mías):

El pasado 25 de noviembre,  la Katholische Nachrichten-Agentur, la Agencia de Prensa de los Obispos Católicos alemanes, publicó varias noticias sobre la correspondencia y las señales de “apertura” del Papa. Y el 4 de enero, el   Süddeutsche Zeitung entrevistó a fray Müller, teólogo benedictino, a quién pidió más detalles:

P:Usted escribió una carta al Papa Francisco.

R: Solicité que se relajara el asunto del celibato. Debería haber sacerdotes casados, así como célibes y homosexuales, así como heterosexuales.

P: ¿Y la respuesta?

R: Francisco me dio las gracias por mis reflexiones, lo que me hizo muy feliz. Dice que mis propuestas no se pueden realizar en la Iglesia universal, pero creo que esto no descarta soluciones a nivel regional. Francisco ha pedido al obispo brasileño Erwin Kräutler que averigüe si, en su diócesis, hay hombres casados, de probada experiencia, que podrían ser ordenados sacerdotes. El Papa está buscando lugares donde poder cambiar alguna cosa para desarrollar una dinámica propia.

»Erwin Kräutler (…), el obispo a quién, por razones de edad, se ha retirado de la inmensa prelatura amazónica de Xingu, pero que sigue muy activo como Secretario de la Comisión Episcopal para la Amazonia, es, precisamente, el obispo brasileño que unos días antes de Navidad, mantuvo otra conversación con el Papa Francisco, acerca de la posibilidad de recurrir a sacerdotes casados en territorios dramáticamente carentes de clero célibe.

Radio Vaticana cubrió la noticia de la conversación entre él y el Papa en una entrevista con Kräutler el 22 de diciembre:

P: ¿Qué le dijo el Papa sobre las comunidades sin sacerdote que celebran la Eucaristía?

R: Me dijo que tenemos que hacer propuestas concretas. Incluso propuestas audaces, atrevidas. Me dijo que debemos tener el valor de hablar. No va a tomar la iniciativa por su cuenta, sino que escuchará a la gente. Quiere la creación de un consenso y empezar los intentos en unas pocas regiones, para hacer posible que el pueblo pueda celebrar la Eucaristía. Si uno lee la exhortación apostólica de Juan Pablo II Dies Domini, dice muy claramente que no hay comunidad cristiana si no hay un encuentro en torno al altar. Entonces, de acuerdo con la voluntad de Dios, tenemos que abrir caminos para que esto suceda. En Brasil, un comisión ya está trabajando para ver cómo podría ser.

P: Entonces, ¿qué debemos esperar, en este punto, del pontificado de Francisco?

R: Un punto de inflexión. Es más, ya estamos en un punto de inflexión. Creo que ya hemos llegado a un punto de no retorno. Un punto que, incluso, el próximo papa o el que siga después de él no será capaz de dar la vuelta a lo que Francisco apoya y está haciendo hoy.

En un artículo anterior del 12 de julio, 2015, en la revista italiana Credere, Kräutler había confirmado que: «En abril del año pasado, el Papa pidió a la comisión para la Amazonia una propuesta concreta y, desde entonces, «hemos estado haciendo algunas hipótesis para que todas las comunidades tengan la posibilidad de participar en la Eucaristía más de tres veces al año» .

Entre estos «caminos» está, precisamente, la ordenación de hombres casados, con el fin de compensar el hecho de que, como Kräutler continuó diciendo: «Solamente contamos con 30 sacerdotes para 800 comunidades y la región es verdaderamente muy amplia.»

Sin embargo, se debe decir que, la falta de vocaciones sacerdotales en Brasil, también puede deberse al terrible ejemplo que está dando el clero de este país, si es que hay algo de verdad en la descripción proporcionada hace tiempo por una revista católica con autoridad e irreprochable como es Il Regno:

 «Los fieles no tienen otra alternativa que reunirse en la iglesia para celebrar una especie de misa sin sacerdote, incluso en las ciudades donde no hay falta de sacerdotes. El domingo podrían dispersarse a las diferentes iglesias pero, en su lugar, prefieren concelebrar entre sí y dejar a los fieles a la merced de fanáticos desenfrenados, eso cuando no son los mismos los fanáticos los celebrantes que, a veces, modifican los textos litúrgicos como les place, ya que ni siquiera son capaces de comprenderlos; quienes, convierten el canto del Sanctus en un ritmo de baile; que no conmemoran el Papa, el obispo o a los difuntos. Sacerdotes tan perezosos que, por lo general, los lunes, como los peluqueros en Italia, se toman un día libre y no celebran misa, ni siquiera en las catedrales. O no visitan a los enfermos, no llevan el viático, no celebran los funerales. Y no siempre pueden justificarse por la escasez de su número».

Traducido por Rocío Salas. Artículo original

RORATE CÆLI
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