Solamente aquellos que tenían FE se fijaron en Jesús; se sentían atraídos por Él y obraron en consecuencia, siguiendole. Quien ama a Cristo cumple sus mandatos.
La OBEDIENCIA es la mayor muestra de amor, que nos hace vencer el miedo al mundo para agradar sólo a Nuestro Señor.
Los que reconocieron al Señor, en aquel tiempo, son los mismos que también hoy en día hubieran reconocido a Cristo. Porque hoy Cristo sigue estando presente entre nosotros. No nos ha dejado huérfanos, sigue realmente presente en el Sagrario: “Yo estoy con vosotros todos días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).