Día litúrgico: 2 de Noviembre: Conmemoración de todos los fieles difuntos
Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».
PALABRA DE DIOS
Hoy conmemoramos a los fieles difuntos. Rezamos de forma especial por las benditas ánimas del purgatorio, así como ayer celebrábamos a los ya bienaventurados en el Cielo. Todos las almas del purgatorio ya están salvadas pero aún no purificadas, y nuestras oraciones les dan alivio porque con ellas se da Gloria a Dios. En esta escena evangélica vemos como Dimas, el crucificado arrepentido, hace un acto de amor tan grande que de un a vez purifica todos los pecados de su vida pasada: así es la Misericordia de Dios. Nuestro Dios se rinde ante un corazón contrito y humillado, pero se resiste al corazón orgulloso y autosuficiente, aunque sea «buena gente». Hay que CONFESARSE, y hacerlo con frecuencia. Pensar que «no tenemos pecado» es ya pecado de soberbia.