Enseña San Josemaría en «Camino» (punto último): «El secreto de la perseverancia es el amor. Enamórate de Cristo y no LE dejarás». El amor incluye el martirio, ya sea dando la vida si es necesario…o VIVIENDO la vida como cristiano coherente y valiente. En muchos lugares del mundo los cristianos siguen derramando su sangre, como San Esteban, por confesar su fe (sobre todo en las naciones regidas por el fundamentalismo islámico). Pero en occidente, en las naciones llamadas del «primer mundo»…..los cristianos somos llamados a ser mártires desde nuestra fidelidad a la llamada de Dios a la Santidad. Es un martirio desde la nueva cultura pagana y laicista: la que pretende que el cristiano asuma como propio el estilo de vida materialista e individualista. Ante esa presión, a la que se une el modernismo «católico» que converge con el paganismo a la hora de desplazar a Dios del centro para colocar al ser humano sin otro referente que él mismo, el martirio del cristiano en el siglo XXI es una verdadera cruz que, llevada con amor y por amor, es el camino gozoso para llegar al Cielo. El ÚNICO CAMINO como enseñó Juan Pablo II en feliz frase arriba reproducida.