Fieles a la verdadera doctrina, no a los pastores que se equivocan

Fieles a la verdadera doctrina, no a los pastores que se equivocan. Con este título se difundió el 12 de diciembre, fiesta de la Nuestra Señora de Guadalupe, un “Compromiso de fidelidad a la enseñanza auténtica de la Iglesia”, subscrito por los líderes de los principales movimientos pro-vida y pro-familia de todo el mundo.

El documento ha sido publicado por la web www.fidelitypledge.com, con la firma de más de treinta cinco organizaciones de trece distintos países.

Aquí reproducimos el texto integral.

Compromiso de fidelidad a la enseñanza auténtica de la Iglesia de los líderes de los movimientos pro-vida y pro-familia

El número de niños inocentes asesinados por el aborto en el siglo pasado es mayor que el de todos los seres humanos que murieron en todas las guerras de la historia humana. Los últimos cincuenta años han sido testigos de una escalada de ataques a la estructura de la familia tal y como fue proyectada y querida por Dios, capaz de crear el mejor ambiente para un sano y vigoroso crecimiento del hombre y, sobre todo, para la educación y formación de los niños. El divorcio, la contracepción, la aceptación de actos y uniones homosexuales y la difusión de la “ideología de género” han provocado daños inconmensurables a la familia y a sus miembros más vulnerables.

En los últimos cincuenta años, el movimiento pro-vida y pro-familia ha crecido en dimensión e importancia para enfrentarse a estos graves males que amenazan tanto el bien temporal como el eterno de la humanidad. Nuestro movimiento incluye a hombres y mujeres de buena voluntad provenientes de una gran variedad de ámbitos religiosos. Estamos todos unidos en la defensa de la familia y de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, a través de la obediencia a la ley natural, imprimida en todos nuestros corazones (cfr. Rm 2,15). Por otra parte, en esta última mitad de siglo el movimiento pro-vida y pro-familia ha confiado de manera particular en la enseñanza inmutable de la Iglesia católica, que afirma la ley moral con máxima claridad.

Es por tanto con gran dolor que, en los últimos años, hemos tenido que constatar que la claridad doctrinal y moral, sobre cuestiones relacionadas con la defensa de la vida humana y de la familia, ha sido paulatinamente sustituida por doctrinas ambiguas y hasta directamente contrarias a la enseñanza de Cristo y a los preceptos de la ley natural.

Una Súplica filial entregada a Papa Francisco en septiembre de 2015 recogió la firma de aproximadamente 900.000 personas provenientes de todo el mundo; en 2016, se presentó una Declaración de fidelidad a la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio. El 19 de septiembre de 2016, cuatro cardenales presentaron cinco dubia a Papa Francisco y a la Congregación para la Doctrina de la Fe pidiendo aclaraciones sobre algunos puntos doctrinales contenidos en la Exhortación Apostólica post-sinodal Amoris laetitia. En junio de 2017, los cardenales hicieron pública su petición de obtener audiencia, presentada al Papa por el Cardenal Carlo Caffarra el 25 de abril de 2017, pero, como los dubia, tampoco recibieron respuesta alguna. El 23 de septiembre de 2017, una Correctio filialis de haeresibus propagatis fue elaborada por 62 teólogos y académicos católicos “en relación con la propagación de herejías causadas por la exhortación apostólica Amoris laetitia  y por otras palabras, actos y omisiones” de Papa Francisco. El 4 de noviembre de 2017, 250 teólogos, sacerdotes, profesores y estudiosos de todas las nacionalidades subscribieron su apoyo a la Correctio. Las turbulencias en el seno de la Iglesia van aumentando, como atestigua una carta enviada recientemente a Papa Francisco por un eminente teólogo, en la cual se afirma: “Hay caos en la iglesia y Su Santidad es una causa”.

Como líderes católicos pro-vida y pro-familia, estamos obligados a subrayar numerosas ulteriores declaraciones y acciones que, en los últimos años, han tenido un impacto particularmente dañino en nuestra labor para la protección de los niños no nacidos y de la familia. Ejemplos representativos de ello son:

– declaraciones y acciones que contradicen la enseñanza de la Iglesia sobre el mal intrínseco de los actos contraceptivos

– declaraciones y acciones que contradicen la enseñanza de la Iglesia sobre la naturaleza del matrimonio y sobre el mal intrínseco de los actos sexuales fuera de la unión matrimonial

– la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que piden de manera contundente a los Estados miembros la realización de un acceso universal al aborto, a la contracepción y a la educación sexual antes de 2030

– la perspectiva adoptada en relación con la educación sexual, en particular en el capítulo 7 de Amoris Laetitia y en el programa The Meeting Point del Pontificio Consejo para la Familia.

Como líderes católicos pro-vida y pro-familia, o directivos de movimientos laicos relacionados con la defensa y difusión de la enseñanza moral y social católica, somos testigos de primera mano del daño y de la confusión producidos por tales enseñanzas y acciones. Con el objetivo de respectar nuestras responsabilidades hacia aquellos que hemos prometido proteger, en especial a los niños no nacidos y los particularmente vulnerables a causa de la destrucción de la familia, debemos aclarar nuestra posición sobre estos temas. También tenemos que facilitar un testimonio a todos aquellos que, dentro de nuestro movimiento, ven en nosotros un punto de referencia para obtener guía y consejos.

Por este motivo, deseamos reafirmar nuestra inmutable adhesión a las posiciones morales fundamentales que seguidamente describimos:

– existen ciertos actos intrínsecamente malvados y que siempre está prohibido cometer

– el asesinato directo de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral. Por consiguiente, el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido son actos intrínsecamente malvados

– el matrimonio es la unión exclusiva e indisoluble de un hombre y de una mujer, y todos los actos sexuales fuera del matrimonio y todas las formas de unión contrarias a la naturaleza son intrínsecamente negativos y gravemente nocivos para los individuos y la sociedad

– el adulterio es un pecado grave y aquellos que viven en adulterio no pueden ser admitidos a los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, hasta que se arrepientan y cambien su vida

–  los padres son los primeros y primarios educadores de sus hijos y la educación sexual tiene que ser llevada adelante por los padres o, en determinadas circunstancias, “en centros educativos controlados por ellos”

– la separación del fin procreativo y unívoco del acto sexual mediante métodos contraceptivos es intrínsecamente negativa y tiene consecuencias devastadoras para la familia, para la sociedad y para la Iglesia

– los métodos de reproducción artificial son gravemente inmorales porque separan la procreación del acto sexual y, en la mayor parte de los casos, llevan directamente a la destrucción de la vida humana en sus primeras fases

– sólo hay dos sexos, varón y hembra, cada uno de los cuales posee las características complementarias y las diferencias que le son propias

– los actos homosexuales son intrínsecamente malos y ninguna forma de unión entre personas del mismo sexo puede ser aprobada de modo alguno.

Como líderes católicos pro-vida y pro-familia debemos mantenernos fieles a Nuestro Señor Jesucristo, el cual confió el depósito de la fe a Su Iglesia. Nosotros “estamos obligados, por la fe, a rendir plena sumisión del intelecto y de la voluntad a Dios revelador”. Adherimos plenamente a todas aquellas cosas “que son contenidas en la palabra de Dios y se encuentran en la Escritura y en la Tradición y que son propuestas por la Iglesia como principios en los que creer porque divinamente revelados, tanto en base a su solemne juicio, como por su magisterio ordinario y universal”.

Declaramos nuestra completa obediencia a la jerarquía de la Iglesia católica en el legítimo ejercicio de su autoridad. Sin embargo, nada podrá nunca convencernos o obligarnos a abandonar o contradecir cualquier artículo de la fe y de la moral católica. Si se da cualquier conflicto entre las palabras y actos de cualquier miembro de la jerarquía, incluso del Papa, y la doctrina que la Iglesia ha enseñado siempre, nos mantendremos fieles a la enseñanza perenne de la Iglesia. Si abandonáramos la fe católica, nos separaríamos de Jesucristo, al que queremos permanecer unidos para toda la eternidad.

Los abajo firmantes prometemos continuar a enseñar y propagar los principios morales arriba indicados y cualquier otra enseñanza auténtica de la Iglesia católica y que nunca, por ninguna razón, nos alejaremos de ellos.

Puede unirse a esta petición firmando en www.fidelitypledge.com

(Traducido por María Teresa Moretti. Adelante la Fe)

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