Contra los intentos inmediatos de negar toda connotación «religiosa» al gesto, después de tres años ha sido la Magistratura la que colocó las cosas en su lugar y quien confirmó con toda claridad la motivación anticristiana de la profanación consumada el 15 de abril del 2015 en el cementerio Saint-Roch de Castres.
En la ocasión, fueron damnificadas 216 tumbas, todas cristianas. Del gesto fue considerado responsable un ciudadano musulmán.