El gobierno de Venezuela, liderado por el presidente Nicolás Maduro, se apropió ayer de la planta de producción de coches de General Motors, que ha estado en funcionamiento en la ciudad de Valencia durante unos 70 años. GM ha protestado, diciendo que es un acto «absurdo, ilógica y fuera del procedimiento legal». El gobierno también ha bloqueado las cuentas bancarias de la compañía, con lo cual no se puede pagar las nóminas a los trabajadores.
Este paso hacía una economía comunista, en que todos los medios de producción están en manos del gobierno, es fruto de la creciente desesperación del régimen chavista. Durante mucho tiempo el chavismo se ha mantenido a flote gracias a la producción del petróleo, pero con la bajada del precio del barril de crudo, la economía venezolana ha entrado en una gravísima crisis, creando un clima de tensión social y política constante. Hoy en día se calcula que el 80% de los habitantes del país sudamericano pasan hambre, y unos tres millones diariamente buscan comida entre la basura.
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