Lo que más necesita la Iglesia, especialmente en este tiempo de crisis tan grave, es la gracia de Dios. Por medio de los sacramentos adquirimos la gracia, la conservamos, la aumentamos y la podemos recobrar si la perdemos. El bautismo es el primero y el más necesario de los sacramentos. Es cuando por primera vez recibimos la gracia y el carácter de cristianos. Ayudados por el rito tradicional y el catecismo, debemos meditar sobre la relación entre el bautismo y el misterio de la gracia.