De la doctrina del Evangelio de las Témporas de este día (Luc. 18.)

Meditación para el sábado de la decimosexta semana

El Evangelio contiene una parábola o semejanza que dijo Cristo a la turba, de uno que tenía una higuera plantada en su viña, la cual mandó cortar porque en tres años no dio fruto; mas por ruego del hortelano la dejó por otro año, ofreciendo en la labrarla y cultivarla; y estando en esta predicación sanó a una mujer que había diez y ocho años que padecía penosa enfermedad.

PUNTO PRIMERO. Considera cómo todos somos plantas dispuestas por las manos de Cristo en el jardín de su Iglesia, y que a sus tiempos viene, como este padre de familias, a requerir sus frutos y tomar de la vida que hacemos y los frutos de buenas obras que damos en ellos. Pondera cuántos ha que estás en la Iglesia de Cristo, y qué frutos has hecho en ella, y qué será de ti cuando venga a pedirlos; y si aquel padre de familias mando cortar la higuera porque en tres años no dio fruto, ¿qué sentencia dará Cristo contra ti, que en tantos años no le has dado buenas obras, sino de cardos y espinas, de pecados y vicios? Si el árbol estéril es mandado echar en el fuego por estéril, ¿qué será el espinoso y el que da fruta nociva y venenosa, con escándalos de mala vida? Compúngete delante de Dios y humíllate en su presencia, y pídele perdón de tus pecados y gracia para enmendar tu vida, y hacer frutos de penitencia con que aplaques su ira.

PUNTO II. Considera cómo este padre de familias se aplacó y no ejecutó la sentencia por ruegos de su hortelano: en que no enseña Cristo, que muchas veces dilata y aún revoca la sentencia que tienen dada contra los pecadores, por los ruegos e intercesión de sus siervos, y en especial de los prelados, confesores y padres espirituales, que son los que cultivan su viña. Pondera cuanto te importa tener de tu parte buenos valedores y buenos intercesores para con el Padre de familias de la Iglesia, que es Cristo, y ruega a los santos que rueguen por ti y te le hagan propicio y aplaquen su ira, que tienes por tus pecados merecida; y aprende también a interceder por tus prójimos, rogando al Señor por ellos y suplicándole que no descargue el azote de su indignación sobre la Iglesia, sino que se apiade de los pecadores, que Dios quiere ser rogado y siente que no le pidan.

PUNTO III. Considera que le dio un plazo de término al hortelano, con resolución determinada de cortar el árbol, si en aquel plazo no daba sazonado fruto ¡Oh pecador! ponte a pensar qué plazo tienes de término para enmendar tu vida, y cree que por ventura no será un año, sino menos que el que te ha señalado Dios; y si no te enmiendas descargará sobre ti el golpe y te cortará de los vivos y dará contigo en el fuego sempiterno. Mira cuántos plazos te ha dado Dios, y que en este te cita de remate, y el tiempo que te concede es para recuperar lo perdido: piensa todo esto y el riesgo que vives, y trata de veras de mejorar tu vida.

PUNTO IV. Considera las diligencias y labor de este hortelano para mejorar la higuera y que diese fruto, que fueron cavarla, apartarla la tierra y estercolarla, echándola al pie la basura; las cuales has de hacer tu a lo espiritual para mejorar tu vida, apartando la tierra de las aficiones a los deleites sensuales, a todos los placeres y gusto del mundo, y echando a los pies todas sus riquezas, honras y valimientos, que el apóstol san Pablo (1) llamó estiércol y basura, y dijo que lo reputaba por tal todo, por ganar a Cristo: adonde has de ponderar, que el estiércol echado sobre los árboles y plantas las abrasa, y a los pies las fertiliza; porque si te abrazas con esta basura de la tierra, te abrasará y consumirá toda la virtud, y te hará estéril de santas obras; pero si la echas a los pies, despreciando y pisando todo lo que el mundo adora, florecerás como árbol cultivado, y darás frutos de santas obras: vuélvete a Cristo y pídele que te cultive como árbol plantado en el jardín de su Iglesia y regado con su preciosa sangre, y que te dé virtud para despreciar el mundo y dar frutos dignos de gloria.

Padre Alonso de Andrade, S.J 

Meditación
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Meditaciones diarias de los misterios de nuestra Santa Fe y de la vida de Cristo Nuestro Señor y de los Santos.

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