Imagen: Rogier van der Weyden. Tríptico de la crucifixión (en el fondo, Bruselas en el siglo 15). Museo Kunsthistorisches, Viena
Han conseguido lo que querían – «ellos» siendo los políticos socialistas en Bélgica que, durante décadas, en muchos casos, dejando en claro que estaban tratando de influir en la demografía por razones políticas, permitieron crecer al Islam, convertirse en nativo, y hacerlo crecer una vez más, y radicalizarlo, mientras que al mismo tiempo alienaron a la cultura católica que era lo único que había hecho Bélgica posible (es decir, la unidad de católicos de habla holandesa y católicos de habla francesa de los Países Bajos).
La pasión de Europa pasa ahora delante de nuestros ojos, día tras día. Oremos por los muertos hoy en el aeropuerto de Bruselas y en el sistema de metro de Bruselas. Pero recordemos que la guerra ha llegado, y que aún no ha sido ganada por el Islam, tan fuerte como pueda parecer hoy en día.
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Requiem aeternam dona eis, Domine,
et lux perpetua luceat eis.