Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir por la fe, es una japonesa nacida en una familia aristocrática que pudo haber gozado de una vida regalada y vanidosa, y optó generosamente por Cristo. Esta heróica mujer nació en 1611 cerca de Nagasaki, y en aquel siglo la persecución contra los cristianos era especialmente lesiva.
Los verdugos usaban la táctica de asustar con torturas a los conversos para que hicieran apostasía y de ese modo crear un ejemplo negativo entre la comunidad católica. Magdalena, que era terciaria agustina, decidió presentarse ella misma a los jueces y expresar su fe en Cristo. Entonces fue sometida a una tortura durante trece días durante los cuales solo se le escuchaba aclamar con salmos a Dios Nuestro Señor.
Finalmente murió y sus verdugos esparcieron sus cenizas, tras quemar su cadáver, para evitar que hubiera reliquias suyas. En estos tiempos de complejos y cobardías disfrazadas de prudencia, el testimonio de esta santa japonesa es acicate y estímulo para todos los cristianos presionados desde la dictadura del relativismo que intenta la apostasía silenciosa de los católicos. Santa Magdalena de Nagasaki, intercede por nosotros