Milagro del sol en Fátima (Testimonio de un testigo ocular)

Escuchemos cómo nos refiere estos extraordinarios fenómenos solares el testigo ocular Ignacio Lorenzo Pereira, actualmente misionero en las Indias:

“Ya pasaron de aquel entonces 14 años y yo todavía conservo en mi memoria vivísimas impresiones producidas por aquel admirable fenómeno solar el 13 de octubre de 1917. Tenía apenas 9 años y frecuentaba la escuela de las primeras letras en mi aldea, distante de Fátima unos 10 a 11 kilómetros. Era más o menos el mediodía, cuando oímos gritos y exclamaciones de unos cuantos hombres y mujeres, que pasaban frente a nuestro colegio, por la calle. La maestra, señora muy buena y religiosa pero muy impresionable y excesivamente tímida, salió a la calle sin poder impedir que todos los alumnos la siguieran.”

Imagen real del milagro
Imagen real del milagro

“En la calle, el pueblo lloraba y gritaba mirando al sol… Era el gran milagro que claramente se, veía de la altura del monte, donde está situada mi aldea. Me siento incapaz de describir todo lo que en aquel instante vi y sentí en mi interior. Con ojos fijos miraba al sol y me parecía tan pálido que no molestaba a la vista; parecíase a un globo de nieve que giraba vertiginosamente sobre sí mismo. De repente pareció precipitarse, bajando en forma de zigzag hacia el suelo. Asustado, corrí y me interné entre las gentes; todos llorábamos esperando de un momento a otro el fin del mundo. Junto a nosotros estaba un incrédulo, sin religión, que aquella misma mañana se mofaba de las gentes que iban a ver aquellas “Raparigas” (niñas en portugués). Lo miré, estaba como paralizado, mirando fijo al sol. Después advertí que estaba temblando de pies a cabeza gritando: “Nuestra Señora…, Nuestra Señora…”. Después corrimos todos hacia las dos capillas de la aldea, que en pocos instantes quedaron repletas.”

“Durante estos largos minutos del fenómeno solar, los objetos que estaban a nuestra vista reflejaban los colores del arco iris. Al mirarnos los unos a los otros parecíamos azules, amarillos, etc., etc. Todos estos extraños fenómenos aumentaba más y más el terror del pueblo. Pasados más de diez minutos, el sol recobró su ordinario curso y esplendor.”

“Convencidas ya las gentes de que el peligro había pasado, dieron libre curso a la alegría. Todos unánimemente prorrumpimos en acción de gracias, gritando: ¡Milagro!,  ¡Milagro!… ¡Bendita sea Nuestra Señora!”…

“Mengalor, Seminario de San José, 13 de julio de 1931. Firmado: Ignacio Lorenzo Pereira. Testigo ocular.”

“APARICIONES de la SANTÍSIMA VIRGEN en FATIMA”

(Año 1946)

LEONARDO RUSKOVIC O.F.M

San Miguel Arcángel
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