El Padre Pío y los francmasones

“Nunca te avergüences de Cristo y de su doctrina.

Este es el tiempo de pelear a cara descubierta”. P. Pío.

El reconocido representante del Genoa[1], Comm. Cesare Festa, era primo hermano del Dr. G. Festa de Roma, antiguo alcalde de Arenzano y uno de los más prominentes francmasones de Genoa; fue uno de los primeros en caer conquistados por la amabilidad y el celo del P. Pío. El Dr. G. Festa, a menudo exhortaba a su primo a que abandonara la francmasonería y a volver a la Iglesia pero todo era en vano. Cuando se encontró con el P. Pío, le habló sobre su primo César. Un día, lleno de curiosidad, César dejó Genoa y viajó hasta San Giovanni Rotondo.

“- ¿Qué? ¿Tú aquí? ¿Tú que eres francmasón?» exclamó el Padre Pío en el momento de fijar los ojos en el recién llegado.

– Si, Padre,” Dijo César.

– ¿Y cuál es tu intención como francmasón?

– Pelear en contra de la Iglesia y su punto de vista político.”

El P. Pío sonrió, tomó su mano y con extrema amabilidad empezó a contarle la historia del Hijo Pródigo. Ese mismo día, César cayó de rodillas ante el P. Pío e hizo su confesión, la primera en 25 años. A la mañana siguiente recibió la Santa Comunión.

Permaneció durante unos días con el padre para fortalecer su alma para la dura prueba que tenía por delante. El Padre Pío le aconsejó esperar para anunciar su ruptura con la francmasonería. Tras unos meses, volvió a ver al Padre y, en ese momento, pasó por Roma para avisar a su primo, el Dr. Festa sobre su conversión y el cambio en su corazón.

En una peregrinación italiana a Lourdes, organizada por el Arzobispo Achille Ratti de Milán, posteriormente el Papa Pío XI, César decidió ofrecer sus servicios a los peregrinos inválidos en el tren y, posteriormente, en el hotel.

Este hecho pronto se conoció y el diario socialista Avanti y otros similares iniciaron una violento ataque bajo el titular: “¡Un francmasón en Lourdes!».

Inmediatamente se pidieron explicaciones a César. Su respuesta fue breve y concisa: en Lourdes, dijo, no sólo quedo admirado por la restauración de la salud corporal, sino los milagros de la fe. A esto, siguió una nueva tormenta, ya que, oficialmente, seguía siendo miembro de la hermandad. Mientras se preparaba para para ir al último encuentro de la Logia para romper los lazos con la Francmasonería, recibió una carta muy alentadora de parte del Padre Pío:

«Nunca te avergüences de Cristo y de Su doctrina. Este es el tiempo de pelear a cara descubierta. ¡Que el Dador de todas las bendiciones te dé la fuerza necesaria!.»

Estas palabras, viniendo en un momento crítico, le dieron a César el coraje necesario. Fue a la logia y, con gran fervor, habló de Cristo, el Salvador del mundo, de Su doctrina, de su Iglesia y de su gran alegría por regresar a ellas. Entonces, oficialmente, presentó la renuncia a sus cargos y rompió los lazos con la secta.

Todo esto ocurrió durante noviembre de 1921. La Navidad siguiente César fue a Roma con su primo, el Dr. Festa. Allí el antiguo francmasón fue visto con la vestimenta de los Terciarios Franciscanos, caminando en la procesión del Niño en la Iglesia de Ara Coeli, con una vela encendida en la mano.

Fr. Pascal Parente. De: Una ciudad en la Montaña.

[Traducción de Mónica Avero. Artículo original]

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[1] Genoa: nombre en inglés de la ciudad de Génova. El cargo de representante del  Sr. Cesare Festa que se cita, corresponde a su posición dentro del equipo de fútbol de la ciudad, en aquella época. (N. de la C.)

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