El 21 de Noviembre la Iglesia Católica (y también la Ortodoxa) celebra la memoria de la Presentación de María. Según la tradición, sus padres (Joaquín y Ana) llevaron a María al Templo a la edad de tres años para que formase parte de las doncellas que allí eran consagradas a Dios e instruidas en la piedad. En ese momento la Virgen niña ofreció su corazón a Dios.
La beata Ana Catalina Emerich escribe revelaciones particulares (muy conocidas las de la pasión de Cristo) donde destaca la importancia de esta fiesta mariana, muy en relación con la visita que la Virgen María hace a las almas del purgatorio para darles consuelo y acortar su periodo de tránsito al Cielo.
Acordémonos hoy especialmente de orar por nuestros seres queridos difuntos que estén en el purgatorio, para que la visita de María Santísima les otorgue el mayor consuelo en su tránsito de purificación hasta el Cielo.