Sí, ese es el titular en el Catholic Herald, y aquí hay algunos fragmentos:
Un Sínodo de Obispos de tres semanas para hablar en abstracto sobre la doctrina católica sobre la familia no tiene sentido para el Cardenal austríaco Christoph Schönborn de Viena.
«Estamos llamados a observar la situación, no contemplando desde arriba y comenzando con ideas abstractas, sino con la mirada de los pastores que escudriñan la realidad de hoy en un espíritu evangélico», dijo el Cardenal en una entrevista con el jesuita Fr. Antonio Spadaro, editor de La Civiltà Cattolica.
En la entrevista de inicios de septiembre, el Cardenal habló sobre su experiencia en el Sínodo extraordinario de Obispos sobre la familia del año pasado, acerca del divorcio de sus propios padres, sobre las relaciones de sus amigos y acerca de sus esperanzas para el Sínodo mundial de Obispos sobre la familia del próximo mes.
El Cardenal Schönborn habló en la entrevista sobre un amigo suyo homosexual, que luego de muchas relaciones temporales, se encuentra ahora en una relación estable. «Es una mejora», dijo. Ellos comparten «una vida, comparten sus alegrías y sufrimientos, se ayudan uno al otro. Se debe reconocer que esta persona dio un paso importante en su propio bien y en beneficio de otros, aun cuando esto ciertamente no es una situación que la Iglesia pueda considerar “regular”»
El juicio negativo de la Iglesia «sobre los actos homosexuales es necesario», dijo, «pero la Iglesia no debe mirar en la habitación primero, ¡sino en el comedor! Debe acompañar a la gente.»
COMENTARIO THE REMNANT: Observen las palabras suaves y seductoras del prototípico Modernista: Oh sí, las enseñanzas infalibles de la Iglesia son tales, infalibles. Pero Jesús nos exige más de nosotros mismos, para llegar más lejos que nosotros mismos para encontrar una vía para amablemente abrir nuestros brazos y nuestras puertas a todos. Ningún pecado es demasiado para la misericordia. La bondad y el perdón superan todo. Bla, bla, bla.
Y siempre y para siempre el componente faltante -el gorila de 400 kg en el salón- nunca es mencionado: ARREPENTIMIENTO.
Sí, la Iglesia es misericordiosa como Cristo, pero Cristo no perdona aquello por lo que no estamos arrepentidos. Esa es la forma en la que esto funciona, Su Eminencia. ¿Recuerda su catecismo?
Por cierto, ¿Seguirá Ignatius Press vendiendo los libros de este perturbado y perturbador prelado?
Michael Matt
[Traducido por Mariana Perotti]