[Imagen: Reunión de abadesas y superioras catalanas, 9 de febrero de 2015. Fuente. Mil gracias a La Cigüeña de la Torre]
En 1997 el Papa Juan Pablo II instituyó el 2 de febrero como el día mundial de oración por las mujeres y los hombres en la vida consagrada, y fue en este día hace apenas tres semanas, que el Papa Francisco inauguró el «Año de la Vida Consagrada» (a pesar de que este estaba ya en marcha desde el 30 de noviembre del año pasado). Es el más reciente en una larga lista de «años especiales» proclamados por los Papas: el Año del Rosario (2002-2003), el Año de la Eucaristía (2004-2005), el Año de San Pablo (2008-2009), el Año del Sacerdote (2009-2010) y, finalmente, el Año de la Fe (2012-2013), este último es el segundo declarado como tal desde el II Concilio Vaticano (el primero fue en 1967-1968).
Ciertamente no somos los únicos en haber notado que el presente «Año de la Vida Consagrada» es un tanto sencillo comparado con sus predecesores. Aparentemente hay muy poco de que hablar y muy poco entusiasmo. ¿Se trata acaso de agotamiento por tanto «año especial»? ¿Se debe quizá a una verdadera desolación y cansancio en mucho de la vida consagrada Católica a pesar de la propaganda en declaraciones oficiales, en el grueso de los medios Católicos «establecidos» y en la blogosfera? Hay muchos indicios esperanzadores en lo que se refiere a la vida consagrada (y espero escribir sobre ello pronto), pero a plazo inmediato la tendencia principal en la vida consagrada Católica será la de continuar en declive.
Según CARA, o Center for Applied Research in the Apostolate (fuente – véase «World Data Over Time»), en 2012 el número total de religiosas consagradas en el mundo católico era de 705 529, de una población católica reportada (nominal) de 1.229 miles de millones. Apenas dos años antes, en 2010, había 721 935. En 2000 había 801185. En 1970 había 1 004 304 religiosas para una población católica de 653.6 millones. En general, se ha registrado una reducción de casi cien mil religiosas desde el «Gran Jubileo», que supuestamente era una celebración de la «nueva primavera»/«nuevo Pentecostés» en la Iglesia.
Según la estadística para 2012, cerca del 38% de las religiosas católicas (273 055 de 705 529) se encuentran en los ocho países azotados con más crueldad por el secularismo y la crisis posconciliar: Holanda, Bélgica, Canadá, Alemania, Francia, España, los Estados Unidos e Italia. (Las cifras de varios países, incluyendo estos ocho, se pueden ver en la gráfica más abajo). Muchas fuentes, tanto en el Internet como impresas, han discutido la avanzada edad (más de 75) de la gran mayoría de las religiosas de estos países, por no mencionar otros países de la Europa occidental. Tan solo en los Estados Unidos, a principios del año 2009 el 69% de las religiosas tenían 70 años de edad o más (fuente – ver figura 3). Según todos los informes, la situación en los países de Europa occidental (y ciertamente en Canadá) es aún peor que en los Estados Unidos, además de que la edad promedio es aún más alta. Se puede decir que las cifras acerca de la religiosas serian aún peores sí no fuera por la excepcional longevidad de la que disfrutan en Occidente. Sin embargo, la longevidad tiene sus limites, así que podemos esperar una decadencia aún más precipitada en los próximos cinco a diez años. Tan solo para los Estados Unidos (fuente – véase «US Data over Time»), CARA calcula que el primero de enero de 2014 había 49 883 religiosas, una caída vertiginosa de 3 322 de las cifras de 2012, que CARA aporta más abajo, y cuya fuente es elAnnuarium Statisticum Ecclesiae.
La decadencia se puede observar no solo en la América del Norte y la Europa Occidental, pero también en Polonia, Colombia y muchos otros países primordialmente católicos. Hay crecimiento en África y en Asia (especialmente en la India, donde hoy día vive una de cada siete religiosas católicas) mas esto difícilmente constituye un contrapeso a la crisis a la que se enfrentan las religiosas de Europa y el continente americano.
En la siguiente parte de este artículo discutiré la homilía del Papa Francisco del 2 de febrero, y volveré a visitar el «Reporte final» sobre las monjas norteamericanas publicado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada a fines del año pasado.
Augustinus
[Traducido por Enrique Treviño. Artículo original]