El 17 de Enero es el día de San Antonio Abad, protector de los animales. Nació en el actual Egipto en el año 251. Se retiró a la vida solitaria como un ermitaño hasta que en 305 decidió fundar un monasterio formado por un conjunto de celdas aisladas. Luego fue fundando otros monasterios para comunidades de cristianos en búsqueda de la oración y el silencio, aunque ya no con tanto sentido de aislamiento individual. Animaba a los monjes a que vivieran cada
día como si fuera el único y último de sus vidas, para ofrecer así la jornada con el mayor amor a Dios desde la contemplación, la humildad y la austeridad. Hacia el año 355, con más de cien años de edad, se desplaza a Alejandría para refutar a los arrianos las tesis heréticas que negaban la divinidad del Hijo de Dios. Antonio Abad con frecuencia repetía que la señal de la cruz hace huir al diablo en sus tentaciones.
Muere en 356, tras haber refutado con éxito la herejía arriana. Es por tanto padre del
monacato cristiano. En el siglo IV, tras el edicto de Milán que da libertad a los cristianos, poco a poco la religión católica va convirtiéndose de hecho en la oficial del imperio, hasta que el mismo emperador la decreta oficial en 380. Todo ello es positivo por un lado, para que la Iglesia realice sus labores y extienda su misión, pero a la vez surge la tentación de vida acomodada con una fe cristiana solo asumida desde lo sociológico, y ante esa tentación aparece con fuerza la vocación a la vida monacal, para huir de una fe no comprometida.
San Antonio Abad, vida santa día a día, intercede por nosotros