Santo Súbito

“Hoy se obliga a los fieles a comulgar de pie. ¿Es conveniente que vaya uno a recibir, sin el menor signo de respeto o recogimiento, a Cristo ante quien, según dice san Pablo, se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos? Muchos sacerdotes ya no se arrodillan ante la Santa Eucaristía; el nuevo rito de la misa los alienta a esa actitud. No veo sino dos razones posibles, o un inmenso orgullo que los hace tratar a Dios como si fuéramos sus iguales o la certeza de que Dios no está en la Eucaristía”

Estas eran las palabras del párroco en el sermón del domingo ante la estupefacción de los allí presentes. Palabras que no dejaban indiferente a nadie, alguno, incluso, se removió en el banco, hubo algún codazo y bastantes rumores. Al terminar la Santa Misa, una de esas personas que se llaman laicos implicados, dijo que lo mejor era poner en conocimiento del Obispo lo que estaba pasando en esta Iglesia, para que removieran al Sacerdote de su destino, “¿Quién se cree que es para ponernos un reclinatorio para Comulgar y decir todas esas sandeces domingo tras domingo?”. El Obispo fue informado con precisión, “ se trata de un Sacerdote muy peligroso, quiere recuperar la Tradición de la Iglesia, utiliza el latín, ha puesto reclinatorios, en sus predicaciones habla del Evangelio del día, imparte cursos utilizando el Catecismo de San Pío X, tiene una comunidad de monjas religiosas, muy raras, van de hábito y son las encargadas del catecismo de los niños. Además no nos permite hacer las lecturas, ni repartir la Comunión, como hacíamos con el anterior párroco y aún encima, se reza el rosario a diario”, inmediatamente interrumpió el Obispo, “no siga, no siga, es más que suficiente con lo que acabo de escuchar. Es necesario, quitarlo de su puesto inmediatamente. Lo amenazaremos con enviarlo a parroquias recónditas en el medio de la montaña y sino depone de su actitud, lo reduciremos al estado laical”.

¿Les parece imposible? Esto sucede frecuentemente, pero no sale en las noticias porque los Monseñores se encargan de silenciarlo, asustando y amenazando a los Presbíteros piadosos…no hacen lo mismo con todo el grupo de “peloteros” que aplauden las ocurrencias de un Romano Pontífice más próximo a la camisa de fuerza que a la Silla de Pedro. Habitualmente leemos cosas absurdas en la prensa, situaciones insólitas que se dan en nuestros Templos, desfile de peluquería en una parroquia rural, como leía en una ocasión, mítines políticos, bendición de parejas homosexuales, banquetes, y no precisamente pascuales, conciertos impropios y un largo etc. que es permitido y consentido por los que llevan la mitra en la cabeza, que hacen de nuestras Iglesias se parezcan cada vez más a un circo, que a la casa de Dios.

Muchos de Vds. habrán reconocido las palabras con las que iniciaba el artículo y se habrán sonreído, no corresponden a mi párroco, sino a un hombre que murió mártir de la fe pero sin el reconocimiento de la Jerarquía eclesial. Santo entre los santos del cielo. Sus obras le precedieron, el amor a Dios, a la Iglesia, luchó por la salvación no sólo de su alma, sino por la de muchos…Monseñor Marcel Lefebvre. Hoy en día que vemos cercano a los altares a herejes como Lutero y santos nombrados por la vía rápida, abierta por los actuales papas conciliares, nos olvidamos de aquellos que han sido injustamente tratados por los mismos pastores de la Iglesia y que sin duda alguna, son modelo de santidad, como lo fue Monseñor. Si iniciáramos una revolución para que lo canonizaran, ¿sería el Papa tan eficiente como lo ha sido con otras peticiones vía cheque bancario o populismo desnortado?

Muchos nos preguntamos que opinaría Monseñor, hoy en día, de la actual Iglesia. La podredumbre que asolaba la Iglesia en aquel momento, sólo era un pequeño anticipo de la grave crisis que estamos viviendo. Por así decirlo, el vio el gusano en la manzana, pero a día de hoy, la manzana está podrida. ¿Saben que opinaba de Lutero? “Lutero apartó de la Iglesia a pueblos enteros, trastornó a Europa, espiritual y políticamente, al reducir a ruinas la jerarquía católica, el sacerdocio católico, al inventar una falsa doctrina de la salvación, una falsa doctrina de los sacramentos”. Ya ven, esto lo dijo antes de la hermandad actual, con lo cual, no es necesario imaginar nada, su discurso es claro como el agua y si queremos un modelo y guía para combatir la herejía y el modernismo actual, miremos los escritos de Monseñor Lefebvre o San Marcel, como más les guste, ¿No lo conocen, no han leído su obra? ¿Tienen una falsa imagen de él, creada por el progresismo eclesial y que tuvo su impulso en el mismo Papa de Roma? No es el primer santo de la historia injustamente tratado, Juana de Arco fue a la hoguera, pero antes que ella, ¿Recuerdan a San Pablo? “En Él sufro hasta cadenas como malhechor”

Hoy, después de 16 años de su fallecimiento, su obra y sus palabras están de plena actualidad. No pertenezco a la fraternidad, Marcel Lefebvre nos pertenece a todos los que de verdad somos Católicos, es patrimonio de la Iglesia Católica. Él, que murió mártir, debe ser un ejemplo para los Católicos, su vida fue un gastarse por el Reino de Dios. Un hombre injustamente tratado por los Papas que bebieron de un Concilio envenenado. Lefebvre alertó del peligro de esa pócima maligna y los que trabajaban al servicio de la serpiente lo apartaron como a un apestado y lanzaron todo tipo de calumnias para apagar su voz, pero él, siguió su misión, no cesó en su empeño hasta el final de sus días, murió en el coliseo, devorado por los leones.

Vuelvo a la pregunta que les adelantaba hace un momento, pero ahora vertida con claridad meridiana, ¿Qué opinaría Monseñor Lefebvre del tema de plena actualidad, la posible y próxima unión de la Fraternidad de San Pío X con Roma? Para obtener esta respuesta, no hace falta ser un visionario o recibir mensajes privados del más allá, la respuesta la encontramos en sus escritos y en el ejemplo de su vida de servicio a la Iglesia. La aceptaría si es para seguir defendiendo la verdad de la Fe Católica, denunciando los errores y herejías actuales y señalando a los culpables. Se avergonzaría de sus sucesores si estos callasen. Se sentiría traicionado si la Fraternidad que el fundó no alzara su voz para seguir la lucha que él inició. Nunca, desde el Concilio Vaticano II, la Fe Católica necesitó ser defendida como en el momento actual, donde la demolición viene desde la cabeza. No se asusten de lo que están leyendo, ¿Qué creen Vds., que el Papa Francisco sería de su agrado y que tendría su foto en la mesilla de noche como hacen tantos papólatras acomodados en sus puestos? ¿Creen que Monseñor estaría formando a sus seminaristas en el acogimiento a los divorciados y recasados? Por favor, lean “carta abierta a los católicos perplejos” y ahí tienen absolutamente todas las respuestas a estas preguntas y otras que les puedan inquietar. Hay personas que dicen que no se puede saber lo que opinan los que ya no están, pero esto tiene la salvedad de que uno deje un testamento vital como el que tenemos de Monseñor Marcel Lefebvre, sus escritos están para ser consultados. ¿Quieren una señal en medio de la tormenta para llegar a buen puerto? Aférrense a su lectura y les aseguro que la tendrán.

“La Iglesia enseñaba —y el conjunto de los fieles así lo creía— que la religión católica era la única religión verdadera. En efecto, fue fundada por el propio Dios, en tanto que las otras religiones son obra de los hombres. En consecuencia, el cristiano debe evitar toda relación con las religiones falsas y, por otra parte, hacer todo cuanto pueda para convertir a sus adeptos a la religión de Cristo”

Hoy en día necesitamos leer más e informarnos, culturizarnos en cuanto a la Iglesia, los Sacramentos, teología, dejarnos de conferencias modernistas o progresistas en las que nos hablan de los beneficios del zen, de acoger al divorciado y al refugiado, dejémonos de idioteces y centrémonos en el Sagrario, de ahí salen todos los días y a todas las horas, las grandes conferencias para salvar nuestra alma. Jesús está vivo en la Hostia y Su Palabra es eterna, pasemos de comediantes y actores de segunda fila, seamos apóstoles guiados por un Pastor.

Lo queremos Santo Súbito y así lo pedimos al actual Papa, tan dialogante en otras cuestiones, queremos la imagen de Monseñor Lefebvre en la plaza del Vaticano, reconocido entre los grandes Santos de la Iglesia, queremos que sus homilías sean leídas a los fieles y que la Iglesia de Jesucristo resurja de sus cenizas, no queremos Obispos de postín con sonrisa incorporada, queremos Pastores que nos lleven al cielo, ¿Ha llegado el sucesor de Marcel Lefebvre? ¿Quiere ser Vd.? Entonces, sea valiente y láncese a las cruzadas por el Reino de Dios.

“Se dice también que mi obra desaparecerá conmigo porque no habrá obispos que me reemplacen.. Estoy seguro de lo contrario; sobre esto no tengo ninguna inquietud. Puedo morir mañana y el buen Dios tiene todas las soluciones. Sé que en el mundo se encontrarán suficientes obispos para ordenar a nuestros seminaristas. Aun cuando hoy uno u otro de los obispos permanezca callado, recibirá del Espíritu Santo el coraje para manifestarse a su vez. Si mi obra es de Dios, El sabrá conservarla y hacerla servir para bien de la Iglesia. Nuestro Señor nos lo prometió: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Por eso me obstino, y si se quiere conocer el motivo profundo de esa obstinación, helo aquí. En la hora de mi muerte, cuando Nuestro Señor me pregunte: «¿Qué has hecho de tu episcopado, qué has hecho de tu gracia episcopal y sacerdotal?», no quiero oír de su boca estas terribles palabras: «Has contribuido a destruir mi Iglesia con los demás».(Carta abierta a los Católicos perplejos, Monseñor Marcel Lefebvre)

Sonia Vázquez

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