Cómo se vence al demonio

Meditación XIX

Composición de lugar. Ver al demonio rabioso que en todas partes te arma lazos para perderte.

Petición. Jesús mío, dadme vigilancia y fe para resistir al demonio

Punto primero. El demonio es un enemigo astuto, que todo se emplea en tentar y perder a los hombres. Importa sobremanera que conozcas el carácter de este doloso enemigo, hija mía, porque por maravilla evita alguien el ver en sus redes. Es padre de la mentira el demonio, o la misma mentira, y sólo medra entre trampas, mentiras y enredos… Es orgulloso y padre de todos los soberbios, su cabeza, su jefe… Es homicida desde el principio, pues por su envidia entró el pecado en el mundo y la muerte… es espíritu turbulento, de desorden, de desconfianza, porque vive entre rabia y desesperación y odio… ¡Oh hija mía! ¿sabes quién es este capital enemigo? Oye lo que a mí dijo un día al preguntarle quién era: “Yo soy aquel infeliz que no puede amar.” He ahí el rasgo que caracteriza a Lucifer. ¿Y querrás tú tener parte o asociarte a tan infeliz criatura, maldecida por Dios, sin poder amar a Dios, ni a la virtud, ni a ninguna cosa buena…? Sería la mayor desdicha.

Punto segundo. Conocido ya el carácter de Satanás, fácil será vencerle. Si el demonio es espíritu de mentira, anda tú en verdad delante de Dios y de los hombres, y no caerás jamás en sus redes, ni serás de él engañada… Si es Lucifer el padre de la soberbia, anda tú con humildad, y le vencerás siempre… Si es el diablo homicida de tu prójimo, guarda tú caridad con todos los hombres, y no podrá darte muerte… Si anda Satanás furioso y desesperado, tú procura, hija mía, servir a Dios, que es tu Padre muy amado, con paz, confianza y amor filial… Si el demonio es aquel infeliz que no sabe ni puede amar, esmérate tú, esfuérzate con todo ahínco en conocer y amar a Dios con todo tu corazón con todo tu entendimiento, con toda tu alma y con todas tus fuerzas… Este es el remedio de los remedios para vencer a Satanás: amar a Dios con todo tu corazón… Como es espíritu helado, no puede sufrir los incendios y el calor del amor divino… Este es el remedio más  eficaz para ahuyentarlo y vender todas sus tentaciones: amar a Dios. ¡Oh hija mía! Ama a Dios con todo tu corazón, ten confianza en Dios, y una higa para todos los demonios, a quienes no temerás más que a las moscas.

Óyenos.

Padre nuestro y la Oración final.

Fruto. Ya que el demonio en todas las tentaciones pretende apartarme del amor de Dios, para vencer las tentaciones haré actos de amor repitiendo mientras dure la tentación:

¡Viva Jesús mi amor! ¡Viva Jesús mi amor!

San Enrique de Ossó

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Meditaciones diarias de los misterios de nuestra Santa Fe y de la vida de Cristo Nuestro Señor y de los Santos.

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