[Kath.ch, sitio web oficial de la Conferencia Episcopal Suiza, publicó el pasado 21 de agosto de 2015 un breve comentario y resumen de una escándalosa entrevista con el Dr. Markus Arnold, un católico suizo teólogo y profesor de Ética Teológica en la Universidad de Lucerna. Tras este comentario, el sitio web de los obispos suizos ofreció permisivamente el enlace a la entrevista completa]
Pregunta: El Catecismo (de la Iglesia Católica) dice que uno debe tratar a los homosexuales con compasión.
Dr. Arnold: La enseñanza moral romana sobre la sexualidad fue creada en el siglo XIX debido a un concepto de la naturaleza ideologizado: de acuerdo al cual el casarse es parte de la naturaleza del hombre, y la sexualidad sólo es para la procreación. En 1930 ocurrió una apertura, pues el acto sexual se hizo posible en los días infértiles. La encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI de 1968 supuso una regresión, y envenenó la discusión sobre la sexualidad. En los últimos años ha habido avances. El deseo de aclimatarse a la realidad sale más y más a la luz. El catecismo de 1992 participó en esta salida a medio cuerpo: la práctica homosexual continúa siendo un pecado, pero uno no debería condenar a las personas. (El Obispo Vitus) Huonder se refugia tras el Catecismo (de 1992). Teológicamente esto no tiene sentido. En base a la Biblia uno simplemente no puede condenar la homosexualidad.
Pregunta: ¿Cuáles son las posibilidades de que el Catecismo en sí mismo deba ser ajustado ulteriormente?
Dr. Arnold: Eso está abierto. El pasado octubre, la mayoría de los Obispos se pusieron en contra de la Doctrina con respecto a los divorciados vueltos a casar. En lo que concierne a la homosexualidad, nada ha sucedido aún. En la Iglesia Católica cosas como estas siempre toman más tiempo. Pero el Papa Francisco ha desviado la dirección del cuidado pastoral, ya no más doctrina sino volver a lo central.
Pregunta: ¿Cómo lidian las parroquias con los homosexuales?
Dr. Arnold: Sucede a menudo, en Bürglen el pastor nos ha dado un ejemplo (darle bendición a homosexuales del sexo femenino). Por tal acción el Obispo Huonder lo ha despedido de su puesto. Yo mismo como líder de la Parroquia en Oberrieden (como laico) he celebrado servicios de alabanza con personas vueltas a casar (divorciados). No es una boda, pero se puede entender de forma análoga. Los homosexuales o divorciados que desean casarse siempre encuentran a alguien que les haga la celebración en la Iglesia. El pastor de Bürglen fue tan tonto de escribir la bendición y publicarla en el boletín. Porque los señores en Chur (i.e. El Obispo Huonder y su personal diocesano) no tienen mucho que hacer, revisan los boletines para saber si son kosher o no [sic]. Suceden muchas cosas que son prohibidas desde lo alto. Uno simplemente no debería ir vociferándolo.
Pregunta: ¿Cómo debería uno lidiar con esta discrepancia como católico?
Dr. Arnold: Aquí se aplica la regla: fuerte en los principios, suave en el caso individual. Desde el púlpito, se predica que la anticoncepción está prohibida. A la mujer en el confesionario, sin embargo, se le dice: si es necesario hágalo, pero preferiblemente no tan seguido. Esto es normal en el sur de Europa y en el tercer mundo. Solo aquí (en Europa), se deben respetar las leyes. Si en las parroquias se deben guardar las leyes de la Iglesia con exactitud, ese sería el colapso del cuidado pastoral. Para el bien de la Iglesia se debe a veces dejar de lado a la Iglesia.
Pregunta: ¿Sera la homosexualidad el tema principal para el Sínodo (2015) sobre la Familia?
Dr. Arnold: Muy probablemente no será el tema principal. Pero posiblemente se desarme la ideología que concierne a los vueltos a casar. Esto podría tener efectos a largo plazo, para que otras cosas se pongan en marcha también. Pero Vitus Huonder y su gente están luchando amargamente por cada línea. A esto se suma la homofobia de los hombres homosexuales de la Iglesia, que es el problema mayor.
[Traducción: Edgar Martinez. Artículo original.]
