Hoy es Viernes Santo, y los cristianos contemplamos a Cristo muerto en la cruz por amor a nosotros y en expiación de nuestros pecados. Ante el misterio de Cristo muerto en le calvario pueden suscitarse TRES MIRADAS. Para saber cual es la mía, la tuya….la nuestra, meditemos sobre estas tres formas de contemplar al Redentor tras expirar.
Mirada INTELECTUAL. Mirar a Cristo crucificado y analizar desde el conocimiento lo que se ve. Esto sucede si lo que nos importa es el estudio del PORQUÉ, del COMO, del CUANDO……..pero no profundizamos en la CAUSA de AMOR. Mirar así la cruz es lo propio del teórico, del científico, del teólogo que es ajeno a la Providencia Divina y se nutre únicamente de la racionalidad. La mirada intelectual hacia el Calvario nos puede llevar a SABER más sobre DIOS, pero no nos lleva a AMAR más a Dios, si, como se ha dicho, es un conocimiento que se agota en si mismo.
Mirada EMOTIVA. Mirar a Cristo desde la sola fibra sensible humana y estremecerse de pena, de tristeza y de compasión por el «hombre Jesús» que ha muerto por grandes ideales. Esto sucede al mirar la pasión de Cristo desde la lágrima natural al contemplar una tragedia, igual que si vemos la muerte de cualquier inocente y/o la injusticia que provoque más reacción. Esta mirada emotiva, agotada en si misma, nos puede llevar a SENTIR más sobre DIOS, pero no nos lleva a AMAR más a Dios, pues de ese SENTIR pasajero no surge enmienda moral alguna más que, si acaso, algún propósito que nace y se deshace en cuanto el impacto muere en la memoria.
Mirada ESPIRITUAL. Mirar a Cristo desde el CORAZÓN personal. Es una mirada que integra a las dos anteriores, y que se refuerza por el «saber» y el «sentir», pero que parte de la conciencia y a la vez se presta a la respuesta. Es la mirada de San Ignacio de Loyola cuando al contemplar a Cristo muerto en la cruz decía «Señor, si Tú hiciste eso por mi, ¿qué voy a hacer yo por Tí?»……….es la mirada que ve en el espejo sobrenatural los pecados de cada uno de nosotros que, sumados todos, causaron la MUERTE de CRISTO. Esta es la MIRADA REAL, y la única PROVECHOSA. Y desde esta mirada:
– Cada vez que cometemos un pecado mortal, añadimos dolor a la pasión de Cristo
– Cada vez que obramos en virtud, y/o confesamos nuestros pecados, aliviamos la pasión de Cristo
La mirada ESPIRITUAL es la que nos coloca de verdad frente a la Cruz y al Redentor. Es la mirada que nos pide CAMBIAR nuestras vidas, CONVERTIRNOS de corazón, ENMENDAR nuestras malas acciones, luchar contra el PECADO apoyados en la GRACIA de DIOS.
Mirar la Cruz de forma ESPIRITUAL es del todo incompatible con:
* Ser católico NO practicante
* Disentir de la doctrina MORAL de la Iglesia
* Frivolizar con los SACRAMENTOS y no darles valor
* Creer que NO tenemos pecado ni, por tanto, responsabilidad moral alguna en la pasión de Cristo
* Cerrarse a CAMBIAR la vida para ser más coherente con la FE
Miremos a Cristo en la Cruz con mirada espiritual. No aspiremos a ser «teólogos» y/o «experimentadores» de la Fe, sino que aspiremos, con ciencia y experiencia, sobre todo a ser SEGUIDORES de la Fe, adhiriendo nuestros corazones a Cristo en la Iglesia y desde la afirmación ignaciana citada antes que, en pocas palabras, lo dice TODO.