- Una exhortación apostólica no es, por su naturaleza misma, un documento no magisterial. La relevancia magisterial de un documento papal se demuestra por el contenido y no por su nombre o categoría. Nadie duda que la exhortación de Juan Pablo II en su sínodo de la familia, Familiaris Consortio, fue sumamente relevante para ordenar puntos importantes del Magisterio. La propia Amoris Laetitia no dice que no sea magisterial; lo que dice, en el sumamente explosivo párrafo tres, es que el Magisterio no necesita ser invocado o sufrir intervención para ordenar todas las preguntas Católicas. Por otra parte, en este mismo párrafo se abre una Caja de Pandora que descentraliza el Magisterio, creando una fuerza centrífuga que puede dañar la unidad doctrinal Católica.
- Decir que Amoris Laetitia no es un asunto importante, ni magisterialmente relevante, no es verdad. El actual Papa y sus sucesores no actuarán como si no fuera relevante para el Magisterio, y los obispos desde luego, la invocarán en sus propios pronunciamientos magisteriales. Amoris Laetitia definitivamente tendrá su lugar en ediciones futuras del Denzinger y en cualquier futura revisión del Catecismo de la Iglesia Católica.
- Francisco, en muchos de sus anteriores documentos, pero particularmente en Amoris Laetitia, introduce un tipo de “principio de incertidumbre” en la doctrina Católica y en la hermenéutica sobre moralidad, matrimonio y la vida familiar, y eso es en sí mismo magisterialmente relevante.
[Traducido por Carmen Gaytán. Artículo original]