Hoy se ha conocido la noticia de que el gobierno ugandés ha penalizado con cárcel la práctica homosexual. Y lo ha hecho para preservar al pueblo contra el sida y el estilo de vida inmoral. Esta noticia ha sido recogida por la prensa y se adjunta a continuación un recorte de la misma. Creemos que Uganda da así una lección al llamado «primer mundo» (occidente) que moralmente se regodea en la inmundicia. Lean ustedes:
A pesar de que la homosexualidad ya era ilegal en Uganda en virtud de una ley de la era colonial que criminalizaba todos los actos sexuales «en contra del orden de la naturaleza», los diputados han justificado la necesidad de aprobar una nueva ley porque los homosexuales de los países occidentales amenazaban con destruir las familias ugandesas y supuestamente estaban «reclutando» a niños ugandeses para que llevaran un estilo de vida homosexual.
El diputado responsable de liderar la tramitación de la ley, David Bahati, ha afirmado que el texto representa «una victoria para Uganda» y se ha mostrado encantado de que sus colegas hayan votado «en contra del mal». En declaraciones a AFP, Bahati ha asegurado que «como somos una nación temerosa de Dios, valoramos la vida de una forma holística y, en consecuencia, los miembros del Parlamento han aprobado la ley sin importar lo que el resto del mundo piense de ella«.
La sensación de triunfo en el hemiciclo ha sido tan grande que los propios diputados han aprobado una moción para dar las gracias a la portavoz del Parlamento, Rebecca Kadaga, por el «regalo» de Navidad anticipado que les había ofrecido. De hecho, hace justo ahora un año Kadaga ya había propuesto aprobar la ley como regalo navideño para todos los ugandeses y al final se ha salido con la suya, a pesar de que parecía que las críticas de la comunidad internacional habían surtido efecto y habían logrado que la ley se quedara una vez más en el cajón.
Sin embargo, las críticas sólo han sido mayoritarias fuera de Uganda, pues la ley ha recibido un apoyo abrumador entre los ugandeses, que consideran que su país tiene el derecho y el deber de aprobar leyes que protejan a sus hijos