LA VIRGEN LLORA POR NUESTROS PECADOS
Los pastores Mélanie Mathieu, de 14 años, y Maximin Giraud, de 11 años, se encontraban en una montaña de los Alpes franceses cercana al pueblo de La Salette-Fallavaux el sábado 19 de septiembre de 1846, cuando hacia las tres de la tarde vieron aparecer a una «bella dama» que se dirigía hacia ellos llorando, con la cabeza entre las manos.
Según su relato se levantó y les explicó, en francés y en un dialecto occitano, que lloraba por la impiedad del mundo y que no podría sostener más la mano de su Hijo si la gente no hacía penitencia y obedecía las leyes de Dios. La Virgen se lamentó de que la gente trabajara los domingos sin observar el Día del Señor y blasfemara y predijo una terrible hambruna y escasez si no cambiaba.
Les mandó rezar y que difundieran su mensaje antes de desaparecer. Antes confió a cada niño un secreto que, según contó Melanie, fueronentregados por escrito al Papa Pío IX en 1851.
Cerca del lugar de la aparición surgió una fuente y comenzaron a relatarse milagros. El obispo de Grenoble encargó una investigación de la aparición y de las curaciones registradas y cinco años después reconoció su autenticidad. Pío IX aprobó la devoción a Nuestra Señora de La Salette.