Tratemos de apreciar más la maravilla espiritual de Navidad: El Verbo se hizo carne y habito entre nosotros. Sin Jesús no hay luz, verdad, gracia, perdón, amor o salvación. El nació para que nosotros pudiéramos nacer en el cielo. El nació para permanecer siempre con su iglesia para ayudarnos alcanzar este fin. Tantos han perdido el verdadero significado de Navidad; tratan este gran día como fiesta seglar de inundarse más en el mundo y pecar más. Pero por medio de la liturgia, Cristo mismo nos pone en contacto con el misterio de Su nacimiento. Amemos al Niño de Belén y roguémosle por doce gracias navideñas para poder vivir por y para El.