El presidente norteamericano Donald Trump reinició el financiamiento norteamericano, pero en socorro de la multinacional del aborto Planned Parenthood y fue inmediatamente apoyado por Australia, que le garantizó 9,5 millones de dólares, acogiendo la solicitud recibida especialmente del Partido Laborista.
Dichos fondos serán destinados al programa Sprint, destinado a asegurar operaciones «de salud reproductiva en las situaciones de crisis y post-crisis de la región Indo-Pacifica». El gobierno australiano pretende lucirse especificando que ello no financia, ni intenta financiar, los abortos selectivos por sexo, por el contrario, estaría buscando contraerlos y redimensionarlos cuantitativamente. Pero esto no significa nada, la matanza de inocentes permanece en toda su trágica gravedad, además en áreas del mundo donde más bien habría necesidad de estructuras adecuadas para dar a luz, no ciertamente para abortar.
Robyn Grace, fundadora en Australia del Pregnancy Help South y co-fundadora del portal de información pro-vida AllLivesEqual.org, declaró a la agencia LifeSiteNews, que el 90% de las mujeres inmigrantes que ella conoce todos los días por causa del trabajo, no hay ninguna con intención de abortar: «¿Por qué ahora –preguntó– ese dinero se invierte en los abortos en vez de hacerlo para ayudar a las mujeres embarazadas? La sangre de estos niños está realmente en sus manos, lo cual constituye una vergüenza para nuestro país».
Mientras tanto, según la verificación llevada a cabo por Live Action, los abortos representarían nada menos que el 97% de los “servicios” asegurados por Planned Parenthood y no el 3%, como sustentan descaradamente los medios y los ambientes pro-choice: una auténtica hecatombe de gigantescas proporciones, donde las víctimas son niños indefensos, aún en el seno materno.
Sin embargo, la decisión de Trump de cerrar las canillas del financiamiento representó una suerte de campana de alerta a escala internacional: por ello, para cubrir los agujeros presupuestarios presentes o futuros y garantizar la continuidad de las erogaciones, los líderes de 50 países concibieron la constitución de un fondo mundial a favor del aborto a escala planetaria. Para ello se encontrarán el próximo 2 de marzo, ya sabiendo sin embargo que, desde ahora, tres Estados –en particular, los Países Bajos, Bélgica y Dinamarca– ya prometieron contribuir con una suma total de 30 millones de euros, equivalente a 32 millones de dólares.
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