Etiam venio cito. Amen. Veni, Domine Jesu (Ap. 22, 20)

Antes de ascender al cielo, Jesús dijo a los Apóstoles que no podían saber los tiempos y los momentos de la llegada del reino. Este conocimiento que no fue concedido a los Apóstoles, con menos razón se nos dará a nosotros. Pero si no podemos saber los tiempos y los momentos, sabemos, sin embargo, que su reino, el reino de Cristo Rey, existe y no tendrá nunca fin. Jesús vino al mundo para reinar, a nosotros nos corresponde entregarle a Él nuestro corazón y las riendas de nuestra vida.

Muchos no quieren que Él reine sobre nosotros: a pesar de esto, el Rey del mundo y del universo es Él y desde la Cruz reina y nos atrae hacia Sí. El mundo tiene su fuerza de atracción y debemos estar en guardia frente al espíritu del mundo que seduce.

Con la mirada confiada en el Crucifijo, contemplemos las santas llagas, cubrámonos con el manto purpúreo de la Preciosísima Sangre y refugiémonos en él. Al manto de Jesús se une el manto de María y el manto de José. Con esta triple protección podemos estar seguros. Nuestro escudo y baluarte es el Señor y el Señor y las fuerzas del mal no prevalecerán sobre nosotros y sobre este pobre mundo. No queremos desviarnos del camino que nos conduce al eterno destino para que el lugar que Jesús nos ha preparado no quede vacío. Queremos estar entre los elegidos y no entre los condenados. En el cielo y no en el infierno. ¡Alabado sea Jesucristo!

Festinadomine

(Traducido por Marianus el eremita)

SÍ SÍ NO NO
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Mateo 5,37: "Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno". Artículos del quincenal italiano sí sí no no, publicación pionera antimodernista italiana muy conocida en círculos vaticanos. Por política editorial no se permiten comentarios y los artículos van bajo pseudónimo: "No mires quién lo dice, sino atiende a lo que dice" (Kempis, imitación de Cristo)

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