Cuando Jesús entro en Jerusalén la gente lo aclamaba porque esperaban un mesías solo para lo material y humano. Cuando Jesús exhorta a la conversión, a la cruz, a la humildad…entonces ese «cristo» ya no interesa y hay que matarlo. Es lo que HOY hacemos: queremos un «dios», a nuestra manera y por eso no soportamos al verdadero Dios en Cristo Jesús.