5º Domingo después de Pentecostés
Mt 5: 20-24
«En esta época de persecución y crisis conviene atenernos a las palabras de Cristo»
En este momento en el que vivimos se están haciendo muchos esfuerzos para reducir el Evangelio a puras enseñanzas humanas y mundanas.
El Señor nos repite en el Evangelio de hoy en varias ocasiones, que el cristiano ha de comportarse de una manera nueva: «Oísteis que se dijo… pero yo os digo». El cristiano ha de perdonar, tener un corazón puro, vivir y ser fiel en el matrimonio, no caer en las aberraciones de amor que ahora se quieren presentar como normales.
Las enseñanzas de Jesús son actuales, aunque estén olvidadas o quieran ser falsificadas y manipuladas por muchos. El problema de fondo es la continua lucha del mundo contra la cruz de Cristo. Una cruz que siempre predicaron los Apóstoles. Los Pastores de ahora, si de verdad quieren ser fieles, han de predicar las auténticas enseñanzas de Cristo. Hoy no se puede caer en el error de predicar un cristianismo fácil: de no existe el pecado, salvación para todos… Si queremos ser fieles, nos hemos de tomar en serio las palabras del Señor.
Jesús, al mismo tiempo, nos ofrece vivir su misma vida: «El que me coma vivirá por mí». Un ofrecimiento que puede que nunca nos hayamos tomado en serio.
¿Cuántas veces oyen los fieles que asisten a la Santa Misa la auténtica Palabra de Dios? Y sin embargo es esencial.
El sermón de despedida de Jesús en la Última Cena tiene palabras tremendamente consoladoras: «Es necesario que yo me vaya… Me voy para prepararos un lugar… Y volveré y os llevaré conmigo… porque quiero que donde yo esté, estéis también vosotros»