En la carta de Santiago, describe como es este miembro de nuestro cuerpo, del que salen las calumnias, los insultos, las críticas, las negaciones a Dios. Ciertamente, si buscamos la santidad, la lengua es un miembro a refrenar. Me llama la atención, tanto antes de empezar la Misa, como en el Sagrario, gente que se pone directamente a criticar a otros y no son conscientes de estar pecando. Es algo muy grave.
Encendemos la televisión y todos esos programas basura en los que se habla de la vida de otros y se critica abiertamente y sin piedad, los católicos los ven y no solo eso, sino que es el modelo de vida, hablar mal del vecino. Se incurre contra el octavo mandamiento, “no dirás falso testimonio”, pero no solo eso, sino que con ello, dado el grave daño que se causa a otros, se puede incurrir en el quinto mandamiento, “no matarás”, amén del primer mandamiento, obviamente y después diremos, que no tenemos pecado. Si un miembro te hace pecar…córtatelo…a día de hoy, viviríamos en un mundo de mudos
“Si alguno no peca de palabra, ése es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo su cuerpo.
Si ponemos frenos en la boca a los caballos para que nos obedezcan, dirigimos todo su cuerpo.
Mirad también las naves: aunque sean tan grandes y las empujen vientos fuertes, un pequeño timón las dirige adonde quiere la voluntad del piloto.
Del mismo modo, la lengua es un miembro pequeño, pero va presumiendo de grandes cosas. ¡Mirad qué poco fuego basta para quemar un gran bosque!
Así también la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad; es ella, de entre nuestros miembros, la que contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, inflama el curso de nuestra vida desde el nacimiento.”
POR SONIA VAZQUEZ
Fuente: Nuestro Grupo de Facebook, “Santa María Magdalena (Modelo de penitentes)”