«Creo que nunca habíamos tenido tanta confusión en la Iglesia
El Papa nos conoce muy bien, y su comportamiento nos obliga a pensar que nos tiene simpatía… La Fraternidad San Pío X tiene una relación estrecha con él, tiene acceso directo, cosa que puede parecer una locura en la presente situación… Le obsequiamos la biografía de monseñor Lefebvre, ¡y la leyó dos veces!
Si se obtuvieran algunas cosas, como la regularización canónica, sería mejor»
Con motivo de la Marcha por la vida celebrada en la capital estadounidense el pasado 22 de enero, en la cual participó monseñor Bernard Fellay, concedió la tarde anterior una conferencia de prensa sobre el tema de la familia. Ante unas 200 personas y seguido en tiempo real por Internet desde todos los rincones del mundo, el superior general de la Fraternidad San Pío X respondió a las preguntas de James Vogel, responsable de la casa editora del distrito de los Estados Unidos, Angelus Press.
DICI ofrece a sus lectores la traducción de las palabras más significativas pronunciadas por monseñor Fellay con relación al aborto, la situación de la Iglesia y la relación de la Fraternidad con Roma y el papa Francisco..
La Marcha por la Vida
«No se trata de una cuestión nacional. Es un combate a nivel mundial. Tenemos que defender a los inocentes, y esta batalla por la defensa de los inocentes es parte de un combate de grandes proporciones. (…) Lo verdaderamente impresionante es ver que esto sucede en todas partes, en todos los países. Algunos lo llaman progreso. Afirman hacer cosas muy buenas, cuando están destruyendo la humanidad. Comienzan esta destrucción de la naturaleza humana en el inicio mismo del ser humano, en el vientre mismo de la futura madre. (…)
Es indudable que tenemos que defender a los inocentes. Para eso he venido, para animar a todos a participar en esta importante batalla» [1].
Confusión en la Iglesia
«Hay una palabra que resume muy bien la situación la Iglesia: confusión. Y el último sínodo sobre la familia ha sido la expresión de dicha confusión. Lo que pasó con el documento final es ciertamente significativo (…) Se terminó con un texto ambiguo y al final no se sabe qué hacer, qué pensar. Creo que nunca habíamos tenido tanta confusión en la Iglesia. Varios obispos progresistas explicaron cosas increíbles sobre cuestiones fundamentales de moral, sin que los haya censurado la autoridad que se lo permitió. A parte de esto, hay cardenales y obispos que se han puesto en contra de ellos públicamente, sin rebozo. Esto también es una novedad. Y podemos albergar la esperanza de que esto sea el principio de una auténtica reacción, ¡que ya va siendo hora de que la tengamos!».
Obispos contra obispos
«Esta situación me hace recordar al mensaje de La Salette. La Santísima Virgen María anunció tiempos difíciles para la Iglesia: obispos contra obispos y cardenales contra cardenales. Y si observamos la historia de la Iglesia, hasta ahora no encontramos una situación parecida.
Es francamente trágico. ¿Cómo podrán orientarse los fieles? Y aunque hoy el Santo Padre publicara un documento claro y preciso, sería demasiado tarde. El mal está hecho. Cuando algo se rompe, hace falta mucho esfuerzo para reconstruirlo. Y esa es la situación en que nos encontramos hoy en día».
La jurisdicción concedida a los padres de la Fraternidad San Pío X para confesar
«No es otra cosa que una delegación de potestad, una potestad ordinaria para confesar a los fieles. En circunstancias normales, esa potestad se la concede el obispo al sacerdote. Pero en este caso la hemos recibido directamente del Papa. Es muy excepcional, pero es posible.(…) Y eso significa, necesariamente, que todas las sanciones que pesaban sobre los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X están levantadas. Las sanciones y la autorización para confesar no pueden estar vigentes a la vez. Sería absurdo».
Relaciones con Roma
«Puede parecer difícil de entender, porque el Papa hace muchos reproches a personas que insisten en la doctrina, que no quieren cambio… Pero no cabe la menor duda de que el Papa se ocupa personalmente de nuestro caso.
Nos conoce muy bien, y su comportamiento nos obliga a pensar que nos tiene simpatía… Puede parecer contradictorio. Personalmente, yo estaba convencido de que Roma nos iba a condenar de nuevo, y resulta que es al revés».
El papa Francisco y la Fraternidad San Pío X
«Nos conoce desde que estaba en Argentina. Teníamos relación con él por cuestiones administrativas. En Argentina hay un concordato que permite a los sacerdotes extranjeros obtener permiso de residencia a condición de que lo acepte el obispo de la localidad. Algo perfectamente normal en sí. Evidentemente, teníamos un problema con un obispo que no quería nuestra presencia allí. Habríamos podido solicitar reconocimiento directamente al estado argentino, pero era impensable: somos católicos y no queríamos que se nos tratara como a una secta. Entonces, el superior de distrito de América del Sur se entrevistó con el cardenal Bergoglio para exponerle el problema. Su respuesta fue muy clara: ‘Es obvio que ustedes son católicos, que no son cismáticos; los voy a ayudar’ ¡Y nos ayudó! Se comunicó con Roma. Dirigió al Gobierno una carta favorable a nosotros, al mismo tiempo que recibía otra de la nunciatura que decía exactamente lo contrario. Estuvimos en esa situación hasta que lo eligieron papa.
Le obsequiamos la biografía de monseñor Lefebvre, ¡y la leyó dos veces! Cosa que no se hace si no se está interesado en el tema.
Con frecuencia decía públicamente que no debemos encerrarnos en nosotros mismos, que hay que ocuparse de las periferias y todo eso en vez de formar un grupo aislado. Y ve que eso es ni más ni menos lo que hacemos. Vamos al encuentro de las almas allí donde se encuentran, intentamos ayudarlas, y estoy bastante seguro de que el Santo Padre ve todo eso y le agrada. Tal vez no esté contento con todo lo que hacemos, pero en ese aspecto sí lo está.
En Argentina, dijo a nuestros sacerdotes: «Si quieren que sus hijos pierdan la fe, envíenlos a los colegios de la diócesis». Eso quiere decir que es plenamente consciente de lo que pasa. Sabe que hay graves problemas en la Iglesia, aunque no hable mucho de ellos.
A veces, observándolo, nos quedamos perplejos. Yo no tengo todas las respuestas; simplemente observo los aspectos de su personalidad. Es inclasificable. Es imposible ubicarlo en una categoría deteminada; así es de imprevisible. Pero al final, como papa, ha regularizado personalmente nuestra situación en Argentina. (Lire DICI n°314 du 24/04/15)
La Fraternidad San Pío X tiene una relación estrecha con él, tiene acceso directo, cosa que puede parecer una locura en la presente situación«.
¿Hacia la regularización canónica de la Fraternidad San Pío X ?
«Me es imposible decirles qué va a suceder mañana. ¿Seremos reconocidos? Sinceramente, no tengo la menor idea. ¿Por qué? ¡Por la situación de la Iglesia! En la propia Roma, algunos quieren nuestra defunción. ¡Quieren que seamos condenados! ¿Quién ganará? ¿El Papa o los otros? Siento decirles que no lo sé.
Pero esta situación no nos va a paralizar. Sabemos lo que tenemos que hacer, así que proseguimos. Reconocemos que si se obtuvieran algunas cosas, como la regularización canónica, sería mejor. Ha habido conversaciones, ha habido nuevas propuestas, pero sabemos que tenemos enemigos al interior del Vaticano. No tiene nada de nuevo.
Pedimos al Señor que nos ilumine en cuanto a cuál es su voluntad, porque eso es lo que importa: la voluntad de Dios, la divina Providencia. Hasta ahora, Dios nos ha protegido y no hay motivo para que no sea así en el futuro».
[Traducido por J.E.F. Equipo de traducción de Adelante la Fe. Fuente: FSSPX/USA, traducido del inglés – DICI n°329 del 29/01/16]
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[1] Durante la misa matinal del 22 de enero, Fellay afirmó: «Todo aborto es un pecado terrible. Para entender mejor lo que es este pecado, es preciso entender primero que en un acto de esa naturaleza se da un ataque contra la intención de Dios para esa criatura. No atañe sólo a la vida humana: es una agresión a Dios.» Y, tras preguntarse cómo se podía reparar un crimen así, respondió: «La única manera es volverse hacia Dios. A nivel humano, no podemos repararlo por nuestros propios medios. Desde luego, podemos expresarnos. Es lo que hacemos por medio de la Marcha por la Vida. Protestamos, sufrimos, damos algo. En efecto, tratamos de reparar tanto como nos es posible, pero la verdadera reparación se hace aquí, en la Misa. Porque la Misa es la renovación incruenta del sacrificio de Nuestro Señor. Verdaderamente Dios ha hecho en el Calvario la reparación de todo en nuestro lugar. Y eso es exactamente lo que tenemos aquí: el Calvario. Quien está presente no es simplemente un sacerdote o un obispo. Es Nuestro Señor Jesucristo mismo. El mismo Jesús que estuvo en Palestina está presente en la Misa. El sacerdote no es sino su instrumento. Es verdaderamente Jesús quién está presente, y quien hace exactamente lo mismo que hizo en la cruz: ofrecer su vida en reparación.
»La enseñanza de la Iglesia dice esto: cada día celebramos el sacrificio de la Misa a causa de los pecados que cometemos. Es la enseñanza del Concilio de Trento. En razón de los pecados que se cometen todos los días en la Tierra celebramos la Misa. El padre Pío lo expresa de un modo maravilloso: dice que el mundo puede sobrevivir más fácilmente sin el sol que sin la Misa. Si todavía se puede vivir en la Tierra, es por la celebración diaria de la Misa.»