Las Órdenes menores, que eran cuatro (ostiariado, lectorado, exorcistado y acolitado), se convirtieron en dos y ya no son consideradas Órdenes, sino simples Ministerios. El subdiaconado, con el famoso paso que dar sobre el Altar, ha sido completamente suprimido y equiparado al acolitado.
Los que eran llamados “escalones” en la ascensión al Sacerdocio, he aquí que han sido reducidos y ahora fatigosamente se deben subir dos o tres escalones a la vez. Aquel recorrido natural de un tiempo, hasta hace ahora cincuenta años, se ha convertido en un recorrido acelerado y forzado.
Quizá se pide también algún año más de estudios, se prescribe la experiencia pastoral en las parroquias, pero nos vemos obligados a importar sacerdotes del tercer mundo, los seminarios cierran y las vocaciones escasean.
No ciertamente porque el Señor no llame ya, sino porque el Dueño de la mies nos quiere más perseverantes en la oración. La práctica cristiana, pensándolo bien, ha disminuido mucho y por todas partes crece la confusión y la desorientación.
Sin embargo, la estrella polar es siempre esa, el sol y la luna son los mismo y Dios es “semper idem”, siempre el mismo “heri, hodie et in saecula”, ayer, hoy y por los siglos eternos. Todo podría cambiar, pero, en un mundo que cambia, la Fe no puede cambiar y el nuevo cristianismo no existirá.
¡Alabado sea Jesucristo!
Praesbyter senior
(Traducido por Marianus el eremita)