Salir de la halloweenización

España está halloweenizada, ¿quién la deshalloweenizará? El deshalloweenizador que la deshalloweenice, buen deshalloweenizador será.

Noche de Halloween, deformación popular de la expresión irlandesa:  Vigilia de Todos los Santos. Fiesta que llegó al continente americano y allí sufrió la transformación que hoy conocemos. Una fiesta que no era pagana en sus comienzos y que aparece como descristianización de las fiestas cristianas. En España, cada vez menos, el día de Todos los Santos y la fiesta de los Fieles difuntos son jornadas en las que las familias visitan los cementerios y recuerdan a sus seres queridos.

La sociedad española, en su concepción de masas no ilustradas, se prepara para la gran celebración anual, fruto de la amada colonización cultural-comercial USA. Tiendas, lugares de ocio, etc, tienen programados los fastos correspondientes para el consumo.

Los Centros de enseñanza, incluidos los oficialmente católicos salvo excepciones honrosas, se aprestan a celebrar esta “fiesta” como algo tradicional asumido por el mundo católico. Las familias han aceptado esta fiesta tan pagana como el Año Nuevo o los carnavales y preparan su ración de disfraces necrófilos, calabazas, chucherías y demás farfolla terrorífico-satánica.

No les voy a cansar hablando de lo que todo el mundo habla en estos días. Les contaré lo más interesante y de lo que no se habla.

La fiesta de Todos los Santos se celebraba el 13 de mayo en la Iglesia latina. Fue trasladada por Gregorio III en el siglo VIII al 1 de noviembre. Era una fiesta local que posteriormente fue fiesta universal..

La fiesta de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, día 2 de noviembre, no se estableció hasta el siglo X, por san Odilón, monje benedictino y abad de Cluny para rezar por las almas de los fieles que habían fallecido.   Ambas fiestas: 1 y 2 de noviembre, Santos-Difuntos fueron complementadas con las Vísperas, como todas las fiestas cristianas. Así pues, el trasfondo de Almas, Purgatorio, Difuntos, Muertos es católico.

La distorsión de esta fiesta se ha producido con la intervención, entre otros, de la industria hollywoodense creando un clima de terror y agregando como producto de su influencia otros elementos comerciales: disfraces, monstruos terroríficos, etc. sin contar con los que se burlan de cosas sagradas. Pero también dada la decadencia teológico-moral de los españoles ha sido facil la sustitución por la basura de las brujas y los zombis.

Muchísimos cristianos que han olvidado o desconocen el testimonio de los Santos y la importancia de rezar por los difuntos se dejan llevar por estas costumbres. Si aceptamos todas las imposiciones comerciales y las integramos en nuestra vida con la excusa de “los niños se divierten y no hay nada de malo en ello” estamos aceptando “la normalidad” de que en el futuro nuestros hijos coqueteen con las fuerzas oscuras del Maligno -que existe a pesar de que nadie hable de él- poniendo en peligro su vida espiritual.

Es difícil ir contra corriente, pero ese es el sino del cristiano, ahora más que nunca. El verdadero sentido de esta Fiesta es el de comprender que no estamos solos, que nos rodean una gran cantidad de testigos de Jesucristo. Un glorioso ejército de Santos, muchos de ellos desconocidos, la Iglesia triunfante que intercede por nosotros ante el Señor. Es la expresión de la Comunión de los Santos.

Debemos intentar que no se olvide este testimonio y no nos dejemos atraer por la celebración con brujas y fantasmas. Todo parece una broma, una inofensiva diversión, pero se abandonan valores y no se entiende el sentido real de estos símbolos. Los Santos ya no interesan y son fascinantes las prácticas paganas y ocultistas que están detrás de esta fiesta.

Los Santos no son fantasmas ni monstruos. Son cristianos, muchos desconocidos, que viven ya junto a Dios gozando de su presencia. Esta Fiesta nos invita a compartir el gozo celestial de saber la gran cantidad de personas que se han esforzado en cumplir con amor y fidelidad la voluntad de Dios y están a su lado.

Así que ya saben, celebren alegremente a los Santos, recen por los fieles difuntos y degusten dulces típicos tan españoles como son “los huesos de santo”. Les vendrá bien.

José Rafael González Arenas

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